Por mucho que ya te hayamos ofrecido unas soluciones para posar en bañador sin que se note mucho el michelín, la realidad es que el verano nos termina obligando a lucir nuestro peor aspecto. Seamos honestos: llevamos los peores pelos, acabamos por ponernos los modelos más chungos porque hace calor, ni nos molestamos en maquillarnos, el bronceado no le queda bien a todo el mundo... Las vacaciones sacan a relucir nuestras pintas más vergonzosas, pero siempre hay algo que puedes hacer para no estar hecho unos zorros hasta septiembre.
Uno de los grandes errores de todos los veraneantes del mundo es la obsesión por tener un bronceado bien intenso desde el primer momento de tocar la arena. El tema del melanoma, que ya lo dejamos para otro día, es sin duda la consecuencia más nefasta del exceso de sol. Pero en un plano más estético, hay que reconocer que abusar del sol tiene más desventajas: aporta un aspecto de lo más chuloplaya (que no rejuvenecedor), que no a todo el mundo le queda uniforme, por lo que lo normal es que las manchas aparezcan por doquier, y lo normal es que muchos terminen hechos un cuadro, rojos y despellejados por ignorancia y falta de protección.
No te estamos diciendo que te cubras más que una afgana para el sol, pero con un tono dorado conseguiremos una imagen más saludable, natural e infinitamente menos hortera. Recuerda que hay vida sin rayos UVA.
La dejadez propia del verano lleva a hombres y mujeres a descuidar su pelo hasta límites insospechados. Además, la playa ofrece una variedad de horrores capilares que empieza por la oxigenación masiva de los pelos teñidos y termina por el 'espeluje' total. Las vacaciones no significan que tengamos que dejar de cuidarnos, así que basta con seguir unas rutinas mínimas como aplicar protectores antes o después de bañarnos en el mar o la piscina, lavarnos el pelo con una frecuencia adecuada, no dejar que el tinte se eche a perder del todo y, más sencillo aún, pasar un cepillo. No te dejes arrastrar por el nefasto espíritu del clásico 'peloplaya'.
Continuando con la relajación vacacional y capilar, los hombres son muy dados a dejar de afeitarse llegada esta época. Vale que es una agresión diaria a la piel, que es un verdadero aburrimiento y que se pierde un tiempo absurdo pero... ¿es necesario parecer un náufrago hasta el día antes de volver al trabajo? La cosa se pone peor cuando no se tiene una barba muy tupida, por lo que al dejarla crecer se termina teniendo lo más parecido a haber matado una ardilla para pegarnos sus pelos sobrantes de mala manera por la cara. Aféitate aunque sea un poquito, no hace daño.
¿Realmente necesitas unos modelos tan específicos para las vacaciones y el verano que te aparten de tu aspecto de persona normal? Ya sabes, las bermudas y las sandalias con calcetines para hacer turismo, los accesorios divertidos para confraternizar, las camisas tipo Beach Boy... Claro que es peor intentar mantener todo el glamour del mundo en la playa y no te dejes ni un complemento sin poner. Opta por la comodidad pero sin hacer el ridículo, con pinta playera pero no imposible.
Es decir, que si te vas a los Caños de Meca no hace falta que saques todo tu arsenal de pantalones anchos y accesorios de estera a relucir para convertirte en una 'hippie vacacional'. Tampoco que te travistas de tirolesa improvisada si viajas a Alemania, ni de reina de la fiesta y de la silicona en Ibiza. Vale que donde fueres haz lo que vieres, pero esto se limita a que no te plantes en la tumbona con el traje y la corbata, o con los tacones a hacer una marcha por el campo. Se nota muuuucho cuando intentas pasar por oriundo y no lo eres.
En verano todos aseguramos que hacemos mucho deporte y nos cuidamos una barbaridad, pero en la vida real recuperamos todo ese peso de la 'operación bikini' y un poquito más en septiembre. Claro, empezamos con el vermut (con unas patatitas o lo que caiga), continuamos con la copiosa paella (con su ensaladita, su panecito y alguna cosita más para picar), seguida de una siesta, el café con bollos de la merienda, el aperitivo de antes de cenar... ¿Seguimos? Esto por no hablar de lo que nos pierde una feria veraniega, probablemente uno de los lugares más insanos para comer y que pondrían a Txumari Alfaro a dar vueltas con la cabeza como la niña de 'El Exorcista'. Ya sabes, bocata de beicon y queso, churros y todo tipo de fritangas, aunque lo más estas temporadas es el vaso de mini de cerveza lleno de patatas fritas, trozos de salchichas y aderezado con ketchup. Ya sabes qué hacer para no terminar las vacaciones al borde del balón gástrico: no te comas todas las guarrerías que te pongan delante (sólo la mitad).
Y tú, ¿cuál es tu truco de belleza para este verano? ¿Eres de los que te dejas durante el mes de vacaciones y prefieres apurar hasta el último día para teñirte las raíces o afeitarte la barba? ¿O acudes a la playa maquillada como para ir a una boda?
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