Tiflis.- El Gobierno de Georgia presentó hoy un informe oficial que denuncia que la guerra con Rusia de hace un año empezó debido a la invasión del Ejército ruso, y no el ataque de las fueras georgianas contra la región separatista de Osetia del Sur.
"Este libro refleja toda la verdad sobre la guerra", declaró el viceprimer ministro y titular de Reintegración georgiano, Temur Yakobashvili, al presentar el "Informe sobre la agresión a gran escala cometida por la Federación de Rusia contra Georgia".
Durante aquella "guerra de cinco días", que oficialmente comenzó el 8 de agosto, el Ejército ruso ocupó las regiones separatistas georgianas de Osetia del Sur y Abjasia, así como otros territorios del país que posteriormente devolvió a Tiflis.
La guerra terminó el 12 de agosto gracias a la mediación de Francia, tras lo cual Rusia reconoció la independencia de ambas regiones separatistas y desplegó bases en sus territorios, lo que hizo a Tiflis romper las relaciones diplomáticas con Moscú.
El informe, editado en georgiano e inglés, contiene 120 páginas con 350 diversos materiales, incluidos mapas y documentos hasta ahora secretos y grabaciones interceptadas de militares rusos y separatistas.
El resumen del estudio explica que el mismo desmiente la versión de Moscú de que la guerra fuera desatada por Georgia, que el 8 de agosto bombardeó y asaltó la capital suroseta, Tsjinvali, en un supuesto intento de reconquistar por las armas la región rebelde.
El informe sostiene que unos 150 carros de combate, blindados, piezas de artillería y camiones con tropas rusas habían entrado en el túnel de Rog, que une Rusia con Osetia del Sur, en la mañana del 7 de agosto, veinte horas antes del ataque georgiano a Tsjinvali.
También afirma que esta invasión fue coordinada con los ataques que las fuerzas surosetas habían lanzado desde el 5 de agosto contra las localidades georgianas de la región, provocando así la respuesta de las tropas de Georgia.
"El Gobierno de Georgia llegó a la conclusión de que no le quedaba otra opción que ordenar una operación militar para hacer frente a lo que se convertía en una invasión cuyos objetivos iban más allá de las disputas sobre las dos regiones georgianas", señala.
También recuerda que el presidente georgiano, Mijaíl Saakashvili, en un intento de detener la escalada militar, había ordenado a sus tropas el 7 de agosto cesar unilateralmente el fuego en los tiroteos con los separatistas, pero que éstos continuaron sus bombardeos.
El documento subraya que Rusia en los años previos a la guerra había concedido en secreto su carta de nacionalidad al grueso de los habitantes de Osetia del Sur y Abjasia, lo que después le permitió declarar que actuaba en defensa de sus ciudadanos.
"La agresión rusa no comenzó en agosto pasado, sino mucho antes", señaló Yakobashvili en alusión a que ambos regímenes separatistas fueron engendrados por Moscú aún en tiempos soviéticos y luego criados, financiados y armados por Rusia.
El informe del Gobierno georgiano coincide con el presentado en diciembre pasado por una comisión investigadora del Parlamento, que llegó asimismo a la conclusión de que el país fue víctima de "una agresión planeada por parte de Rusia".
Saakashvili reconoció públicamente que su Ejército fue el primero en lanzar acciones de combate en Osetia del Sur, pero subrayó que actuaba en su territorio nacional y no tenía otra opción de cara a los ataques surosetas y la intervención militar iniciada por Rusia.
"Intentábamos impedir una intervención militar y actuábamos en nuestro territorio. Ningún soldado georgiano ha pisado territorio ajeno", declaró Saakashvili ante la comisión parlamentaria el 28 de noviembre pasado.
Rusia, por su parte, sostiene que su Ejército entró en Georgia después del asalto georgiano a Tsjinvali con el fin de defender a sus "ciudadanos" y a las fuerzas de paz rusas emplazadas en Osetia del Sur desde la guerra de secesión de principios de la década de 1990.
Moscú califica su invasión militar como "operación de imposición de la paz" lanzada para evitar el "genocidio" del pueblo suroseta supuestamente planeado por Georgia y autorizado por un Saakashvili animado por el apoyo que recibía de EEUU y la OTAN en su pulso con Rusia.
La Fiscalía rusa afirma que ha reunido 380 tomos de materiales que "demuestran los crímenes de los dirigentes georgianos", como planes de envenenar el agua en Tsjinvali, suficientes para juzgarlos en un tribunal internacional de crímenes de guerra.
Según datos oficiales rusos y georgianos, en el conflicto armado murieron 395 georgianos (171 militares y 224 civiles), 68 militares rusos y 162 civiles surosetas.
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