Santander.- Las aproximadamente 300.000 cabezas de ganado vacuno de la región generan casi 5 millones de toneladas de estiércol al año, que podrían reutilizarse, a través de la gestión integral de este residuo, como biogás.
Así lo ha manifestado hoy el catedrático de Ingeniería Química de la Universidad de Cantabria (UC) José Luis Rico, que ha participado en el curso de verano "Desarrollo sostenible de las explotaciones de ganado vacuno lechero. Gestión integral del estiércol, obtención de biogás", según informa en un comunicado la institución académica.
En su intervención, Rico ha afirmado que la UC ha desarrollado una patente en la que se "ha conseguido dejar la fracción líquida del estiércol en condiciones de reutilización o de vertido", de forma que se cumplen las normativas medioambientales.
Las 4.700.000 toneladas al año de estiércol que generan las vacas de la región contienen 20.700 toneladas de nitrógeno y de 3.800 fósforo.
El catedrático ha expuesto que durante el proyecto de la UC se han centrado en la fracción líquida del estiércol y ha dicho que "debido a su fluidez, a la orografía de la región, así como a su pluviometría, es la más contaminante", puesto que discurre por el campo y "termina siempre por alcanzar los acuíferos superficiales y subterráneos".
El experto en ingeniería química considera importante solucionar este problema de gestión del estiércol en Cantabria, ya que "el sector ganadero de la región se considera una parte fundamental del sector primario".
José Luis Rico ha indicado que el tratamiento de la fracción líquida del estiércol se está llevando a cabo en una planta piloto para el tratamiento de los residuos orgánicos de ganado vacuno, ubicada en el IES La Granja de Heras.
En esta planta se ha logrado a escala piloto lo que anteriormente se había conseguido en el laboratorio, para probar su viabilidad.
Rico ha explicado que allí, en primer lugar, hay que intentar que la materia orgánica biodegradable se solubilice, en un estercolero controlado, y después hay que separar la fracción líquida de la sólida, ya que "aún posee una importante carga contaminante".
La fracción líquida, "donde la materia orgánica está en forma soluble", deberá pasar a un reactor de alta carga, también denominado de segunda generación, donde se almacena durante un tiempo de residencia inferior a las doce horas.
"Con todo esto se consigue que los reactores para tratar la fracción líquida sean más pequeños y que la producción volumétrica de biogás sea más alta, en casi doce veces más", ha asegurado.
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