Pekín.- Un mes después las protestas étnicas en el oeste de China, los grupos uigures en el exilio aseguran que el número real de detenidos es de 4.000, el doble de lo que reconoce Pekín y que los acusa de instigar las protestas que dejaron cerca de 200 muertos.
En un comunicado, la Asociación Uigur Americana (UAA) expresó su preocupación por la suerte de estos detenidos, que podrían enfrentarse a una "ejecución tras un proceso no transparente".
El gobierno de la región autónoma occidental de Xinjiang, donde reside esta etnia turcomana y musulmana desde hace siglos, informó ayer de la detención de otros 718 sospechosos de provocar las protestas, con lo que el total de detenidos superaría los 2.000.
"Las detenciones de uigures se están llevando a cabo claramente en violación de la ley", señaló la líder uigur Rebiya Kadeer, exiliada desde el 2005 en EEUU y a quien Pekín acusa de instigar la revuelta con fines secesionistas.
Las familias uigures que habitan en esa capital, Urumqi, explican que los hombres de su etnia menores de 50 años están siendo sistemáticamente detenidos por las noches por las fuerzas armadas chinas, que tienen tomada la región desde los disturbios.
Un miembro de esta etnia señaló a Efe que la ciudad de Kashgar, de mayoría uigur, está sellada al exterior por el Ejército y no se permite el acceso a la prensa extranjera.
El 5 de julio, grupos de uigures violentos mataron a 197 personas, en su mayoría colonos de la etnia china, e hirieron a otros 1.600, según el recuento oficial. Dos días más tarde los chinos lincharon a cientos de uigures ante la pasividad policial, según pudo comprobar Efe.
Los grupos uigures creen que la cifra real de muertos es de 800, y acusan al gobierno de publicar sólo la de los muertos chinos y ocultar a los uigures que perdieron la vidas en la represión militar y en los linchamientos posteriores a la revuelta.
Una fuente con contactos en la policía de Urumqi que pidió no ser citada por su nombre señaló a Efe que la cifra de uigures muertos que barajan las fuerzas armadas es de 520.
Miembros de la etnia indican que el número de detenidos es tan alto que las autoridades han tenido que recurrir a los almacenes del Ejército para acogerlos, ya que las prisiones están hacinadas.
UAA teme que los uigures detenidos estén sufriendo maltratos y torturas, como denunció en el 2005 el relator de la ONU para la Tortura Manfred Nowak, quien señaló tras una visita a China que esa práctica era frecuente en Xinjiang y en el Tíbet.
El secretario del Partido Comunista de China (PCCh) en Urumqi, Li Zhi, anunció en julio que los instigadores de la protesta podrían enfrentarse a castigos que incluyen hasta la pena de muerte.
Pekín culpa de la violencia étnica de julio en Urumqi a Rebiya Kadeer y a grupos terroristas como Al Qaeda, y asegura que, desde entonces ha abortado cinco ataques terroristas y separatistas en Xinjiang -conocido como el Turkestán Oriental entre los uigures- aunque no ha aportado pruebas ni ningún grupo terrorista ha reivindicado esos supuestos ataques ni la revuelta.
Grupos de derechos humanos como Amnistía Internacional denuncian desde hace años la represión a la que el gobierno comunista ha sometido a uigures y tibetanos desde la década de 1950, mientras la desigualdad aumentaba con respecto a los colonos chinos trasladados a esas zonas con el apoyo de Pekín.
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