Hace un par de días analizábamos en este blog, poniendo a Pipi Estrada como ejemplo, lo mal que asumen los españoles portar cornamentas. Luis Bárcenas, senador y tesorero del PP, no podía ser la excepción, e incluso cuando humilló lo hizo presumiendo de frente despejada, negando la mayor: "no soy Luis el cabrón". Las imágenes de la dimisión "transitoria" de este buen hombre, punto débil del PP, coinciden con la publicación de unas impresionantes fotografías del Aznar culturista, punto cachas del PP.
En algunas ocasiones los extremos se tocan. En otras, como es el caso, se repelen. Los majestuosos abdominales del ex presidente lanzan una cortina de testosterona sobre los billetes de 500 del tesorero. El músculo de Aznar se postula, queridos lectores, como el futuro de unos populares en clara decrepitud física, debilitados por la barriga sedentaria de Rajoy, la acumulación de calorías de Bárcenas, el repelús de Camps por la ropa deportiva, la evidente obesidad de Rita Barberá y Fabra, el orondo y simiesco corpachón de Fraga...
La estimación de voto al PP está, por primera vez en cinco años, por encima de los socialistas, según el barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Y sin embargo, y aunque parezca increíble, el 80% de los españoles considera que Mariano Rajoy les merece poca o nula confianza. Si los populares quieren ganar y devolver a España al lugar que se merece necesitan sangre fresca, hipervitaminada, repleta de glóbulos rojos. Necesitan a Aznar.
El hombre. Desde Pablo Motos no habíamos visto nada igual. Un espíritu equilibrado en un cuerpo perfecto. El "Mens sana in corpore sano" del poeta romano Décimo Junio Juvenal visualizado tras los pellejos de un ex presidente playero que, qué otra cosa puede ser, se prepara para volver a la carga.
Merece la pena semejante retorno sólo por contemplar lo que sería la nueva foto de las Azores, con el vigoréxico Aznar sentado entre Sarkozy y Berlusconi. Tres hombres que veneran la perfección de los cuerpos, tres seres apolíneos capaces de trabajar a tope músculos inimaginables de los más hermosos organismos humanos. Herederos de Apolo que, sin duda tocados por los dioses, han alcanzado la perfección sin tener que recurrir a los anabolizantes androgénicos esteroideos. Porque el poder es mucho más poderoso que la Viagra.
La verdadera historia del motín de la Bounty.
Autor: William Bligh.
Editorial: Ediciones del viento.
Conocíamos la historia de la HMS Bounty, un antiguo mercante convertido en fragata para transportar alimentos desde Tahití hasta el Caribe, gracias al cine y a las versiones noveladas que se han ido publicando a lo largo de los tiempos. Aunque parezca increíble, hasta ahora no habíamos tenido ocasión de leer en castellano el texto escrito por el capitán del barco, y por lo tanto de saber qué sucedió realmente en aquel viaje maldito.
"La verdadera historia del motín de la Bounty" es mucho más que la rebelión más famosa de todos los tiempos. Es un libro que habla de supervivencia, de integridad, de lealtad... Bligh tenía 33 años cuando el 23 de diciembre de 1787 la Bounty zarpó desde Inglaterra. Dos años después se produjo la rebelión. Y el comienzo de una hazaña sin parangón en la historia de la navegación: tras el motín, el capitán y un puñado de marineros leales fueron abandonados en un bote con unos instrumentos de navegación. Una aventura de 3.618 millas náuticas que no se lee, se devora.
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