La burbuja inmobiliaria no entiende de glamour, ni distingue entre protagonistas de portadas de revistas, discos o periódicos, y el común de los mortales. La máxima de rebajar para poder vender se aplica hasta en las 'mejores familias'. Y si no que se lo digan a José Manuel Entrecanales, a los Beckham, a Flavio Briatore, o a las cantantes Britney Spears o Avril Lavigne. Todos ellos han puesto propiedades a la venta, pero sólo consiguen deshacerse de ellas los que apuestan por reducir el precio. ¿Los bajarán tanto como para que nos lleguen los ahorrillos?
En el caso del presidente de Acciona, José Manuel Entrecanales, a mí no me daría ni para un ladrillo. El empresario lleva más de un año intentando vender su chalé de La Moraleja, en Madrid, para trasladarse a la casa que se está construyendo en el barrio de El Viso. Kaká se perfilaba como el seguro comprador, pero la operación no ha cuajado debido al alto precio que pide el empresario —si a alguien que va a ganar 9 millones de euros al año no le convence el precio, imagínate a mí—.
Según la inmobiliaria Promora, una vivienda en esta zona puede costar entre 3 y 15 millones de euros, "dependiendo de las hectáreas de la finca y del estado de conservación de la casa", nos comenta la comercial Blanca Álvarez. Nosotros apostamos porque Entrecanales ha elegido el rango más alto de la horquilla, a tenor de la reacción del futbolista brasileño, que ha preferido ahorrar los muchos millones que se embolsará por su 'trabajo' en el club merengue para levantar una iglesia.
Y es que, en España, la idea de bajar los precios no cuaja ni entre los que tienen los bolsillos más vacíos, cuánto menos entre los ricos y famosos, sean o no de la tierra. No hay más que ver el caso de los Beckham, la crème de la crème del glamour internacional, que lleva varios años intentando vender la casa que compraron en Madrid, pero no encuentran comprador. El problema: el precio. La 'casita', de 580 metros cuadrados y una parcela de 10.000 más, se ubica también en el exclusivo barrio de La Moraleja. Les costó 4,5 millones de euros y ahora piden casi el doble, ocho millones. Su agente les ha aconsejado que ajusten la cifra, pero ellos no están dispuestos a rebajar ni un euro y tampoco quieren alquilarla. Así que ahí sigue, deshabitada.
"Ahora se tarda más en vender. Sólo se cierran las operaciones que están muy en precio, y eso sólo pasa cuando hay una urgente necesidad de deshacerse de la casa", explica Blanca Álvarez, de Promora. Es lo que le ocurre a Raquel Mosquera, la viuda de Pedro Carrasco, que reconoce estar "tocando fondo", y si hace pocas fechas ponía a la venta su coche, ahora también tiene que deshacerse de su chalé de Galapagar (Madrid), por el que espera obtener 650.000 euros, 100.000 menos de lo establecido inicialmente.
Quien no se apea del burro es el 'jefe' de Fernando Alonso, Flavio Briatore. Al director deportivo del equipo Renault de Fórmula Uno la crisis inmobiliaria le ha pillado con el pie cambiado y se quiere deshacer de uno de sus apartamentos en Nueva York pegando de paso un pequeño pelotazo. La propiedad, que él compró en 2005 por 11 millones de dólares (7,74 millones de euros), se vende ahora por 25 (casi 18 millones de euros). Ni el hecho de que se trate de un ático de cuatro habitaciones y techos de cuatro metros de altura situado en la planta 53 del edificio One Beacon Court; ni el que el rascacielos lleve la firma del renombrado Cesar Pelli —autor de las Torres Petronas—, ha conseguido atraer a algún interesado desde que saliera a la venta el pasado septiembre. Quizá tenga algo que ver su elevado precio en un mercado que "está estancado", dicen los expertos.
Mientras tanto, otro de los nuevos galácticos del Real Madrid, Cristiano Ronaldo, sigue buscando en la capital de España una casa que se ajuste a sus deseos, pero antes ha puesto en venta la mansión que tiene en la localidad inglesa de Cheshire y que podría acabar comprando el nuevo jugador del Manchester City Carlos Tévez, por casi 6 millones de euros. Adquirida por el astro portugués por 4,50 millones cuando jugaba en el equipo local, la casa tiene tres pisos, jacuzzi, piscina climatizada, sala de cine, gimnasio, y cinco dormitorios. Además, el futbolista ha puesto en venta tres de sus coches: un Bentley Continental GT Speed (133.000 euros), un Porsche 911 Carrera 2 Tiptronic S (80.000 euros) y un Mercedes C220CDI (12.000 euros).
A mí, de momento, no me salen las cuentas, ni siquiera con rebajas. Por ejemplo, tampoco me llegaría para comprar la mansión de Malibú que la cantante Britney Spears compartió con Kevin Federline en el breve espacio de tiempo que duró su matrimonio. La puso a la venta en septiembre del año pasado, por casi 8 millones de dólares (unos 5,6 millones de euros), un 15% más de lo que pagó cuando la compró en enero de 2007. Pero este precio no atraía a nadie, y, en junio, la 'princesa del pop' hizo un descuento de 1,4 millones de dólares (986.000 euros), que ha surtido su efecto. Un empresario ruso acaba de adquirir la propiedad para regalársela a sus dos hijas, fervientes admiradoras de la cantante. La mansión, de estilo renacentista, cuenta con piscina, spa, glorieta para barbacoas, un gran jardín, seis habitaciones y siete baños, y ocupa una superficie de 2.436 metros cuadrados.
Menor ha sido la rebaja realizada por la actriz Tori Spelling y su esposo, el actor Dean McDermott, a los que les ha bastado restar 95.000 dólares al precio de salida para cerrar la venta de su mansión, de más de 3.000 metros cuadrados, por 2,3 millones de dólares (1,62 millones de euros). La pareja se ha deshecho de la casa porque el pasado octubre compraron otra en Encino, donde compartirán vecindario con el cómico Carlos Mencia, el actor Peter Bergman, la actriz Jean Smart, y el rockero Tom Petty.
También han tenido que dar su brazo a torcer la actriz Shannen Doherty, la cantante Avril Lavigne, el multimillonario Vidal Sassoon, o el guitarrista de Guns N' Roses, Slash, que han rebajado ostensiblemente el precio de sus propiedades con el fin de cerrar su venta. Estos tres últimos ya lo han conseguido, aunque, según "Forbes", la canadiense ha tenido que rebajar su casa de Beverly Hills desde los 6,9 a los 5,8 millones de dólares porque no recibía ofertas desde que la puso a la venta en febrero de 2007. En el caso del 'rey del champú, el descuento ha superado el 20%; mientras que el polémico músico ha reducido en medio millón el coste de su mansión, lo que no le ha sentado demasiado bien y ha decidido demandar a su agente inmobiliario.
'La embrujada' no ha sido tan drástica ni en su reacción, ni en su bajada de precio. De momento, su casa vale hoy 400.000 dólares menos que hace un año, pero aún no tiene comprador. Como tampoco lo tiene la mansión que Nicolas Cage tiene en Las Vegas. El actor espera obtener un mayor beneficio que el que sacó al vender otra de sus casas, situada en el mismo vecindario, en 2007. En aquella ocasión, Cage se vio obligado a desprenderse de ella por casi el mismo precio que había pagado un año antes.
Otros que buscan comprador son, por ejemplo, el batería de Aerosmith, Joey Kramer, que ha puesto a la venta su chalé de Massachusetts, equipado con piscina y estudio de grabación; el líder de los Guns N' Roses, Axl Rose; el cantante Enrique Iglesias, que vende su apartamento de lujo en México; la famosa presentadora norteamericana Oprah Winfrey; la mexicana Paulina Rubio, que ha puesto en el mercado la casa que le diseñó Bofill; la actriz Sienna Miller, que quiere dejar atrás su casa de cuatro plantas y 600 metros cuadrados en Londres, por su exposición a los paparazzi; y su compañera de profesión Melissa Joan Hart, que interpretaba a la joven bruja Sabrina, entre otros.
Y es que en Estados Unidos el precio de la vivienda ha caído en más de un 30% desde que estalló la burbuja, y ni el 'glamouroso' Hollywood se ha librado de este descenso. ¿Se aplicarán el cuento nuestros ricos y famosos?
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