Verbier (Suiza).- Alberto Contador afrontará la última semana del Tour con la tranquilidad que le proporcionó su victoria en Verbier y la promesa "al cien por ciento" de su compañero Lance Armstrong para ayudarle, por lo que su única preocupación será el control de los rivales, que según el madrileño, le tendrán reservados "varios ataques" en las siguientes etapas de montaña.
La exhibición en la cima no sólo le proporcionó a Contador el jersey amarillo, también la tranquilidad y la liberación interior que buscaba, después de haber estado sometido desde el comienzo del Tour a la presión del debate sobre el liderazgo del Astana, en pugna con Armstrong.
El tejano le prometió fidelidad "al cien por ciento porque es el más fuerte". Esas palabras después del segundo final en alto eran las que necesitaba escuchar el ciclista madrileño para aglutinar la confianza necesaria del director y los compañeros del Astana y centrarse en demostrar que tiene todos los boletos para presentarse el domingo en París como emperador del Tour por segunda vez.
Contador dio "un paso de gigante" hacia la gloria parisina. Fue el más fuerte en el puerto suizo, estableció diferencias importantes y dio la imagen de superioridad que intimida a sus rivales.
"Ahora, esas diferencias me permitirán ir más tranquilo y no tan al ataque, pero eso sí, dormiría más tranquilo con una renta superior", señaló Contador en una multitudinaria rueda de prensa en su hotel de Martigny.
Aunque todos los favoritos aceptan la superioridad del corredor de Pinto, hay algunos, como Andy Schleck, quinto en la general a 2.26, que no arrojan la toalla y apuntan "que aún quedan muchas etapas de montaña y puede tener un día malo, como en la París-Niza".
Aunque la ventaja le permitirá a Contador jugar a la defensiva, da en parte la razón al joven corredor luxemburgués. "Las diferencias que obtuve son mejores de las que esperaba, pero lo que tiene el ciclismo es que puedes tener un día malo, y si sucede en el Tour estás perdido, te pueden atacar y pierdes".
Por su parte, Carlos Sastre, vencedor del Tour 2008, no anduvo demasiado relajado en la jornada de descanso, al menos en el aspecto verbal. El líder del Cervélo señaló que no siente respetado ni por la organización del Tour ni por la prensa. "Me habéis apartado de la carrera de manera descarada", dijo.
En cuanto a lo que resta de Tour, al menos Sastre se mostró más optimista en relación a la primera jornada de descanso. Afirmó que aún jugará sus bazas, una de ellas en el Mont Ventoux, donde tratará de ganar.
"Ni tiro la toalla ni me resigno. "Buscaré la victoria en el Ventoux. El 9 de septiembre se celebra un evento en ese monte para recaudar fondos contra el cáncer, iniciativa que viene de Holanda y es una cosa que me hace ilusión", señaló Sastre, que afronta la recta final del Tour undécimo a 3.52.
El Tour sigue en los Alpes después de su estreno en la inédita cima suiza de Verbier. Terreno favorable a Contador con la jornada del martes entre Martigny y Bourg Saint Maurice y la del miércoles, que puede ser la etapa reina alpina entre el final anterior y Le Grand Bornand, con la cima de la Colombiere a 15 kilómetros de meta. Niguno de estos finales son en ascenso, pero los que quieran atacar a Contador deberán iniciar la ofensiva desde lejos.
El jueves, llegará la contrarreloj individual de Annecy, de 40 kilómetros. Si siguen quedando dudas quedarán eliminadas el sábado con el gigante de Provenza, el Mont Ventoux, algo así como un infierno asfaltado.
Se reanuda el Tour en tierras suizas y vuelve a Francia con la decimosexta etapa, en la que Contador estrenará su flamante maillot amarillo de jefe de la general. Su compañero y ex rival Lance Armstrong le sigue a 1.37 minutos y la tercera plaza es del británico, y hasta el momento revelación, Bradley Wiggins, un pistad metido a escalador.
La principal amenaza, según demostró en el ascenso a Verbier, Andy Schleck se halla a 2.26 y el resto de los en principio favoritos; los Evans, Frank Schleck, Sastre y compañía a más de 3 minutos, sin opciones.
Un nuevo Tour envuelto en un ambiente renovado. Un ataque demoledor de Contador a seis kilómetros de la cima de Verbier cerró un debate que ha marcado el Tour desde la salida de Mónaco. A partir de ahora, con un poco de suerte, se hablará de otras cosas, a pesar de que Armstrong sigue en carrera. Posiblemente ahora con menos ganas de hablar.
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