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Un británico de rasgos asiáticos abre la guerra química en el FIB

Por ÁLVARO LLORCA | AMBROSIUS* (SOITU.ES)
Actualizado 19-07-2009 20:53 CET

BENICÀSSIM.-  Ya lo decía el torso desnudo de un guiri abertzale: "Benicàssim is not Spain". Es la escena eterna del FIB: el ejército de los cien mil hijos de Lilly Allen dominando todas las posiciones estratégicas de la costa levantina, desde el camping fortificado con vallas a los puestos de paellas regentados por rumanos de la calle principal de Benicàssim. Los autores desconocen cómo se llama la calle principal de Benicàssim.

A los españoles les queda el consuelo de ser la segunda nacionalidad del festival y contar en sus filas con aliados como Los Planetas que cantan, es un decir, en español. Sin embargo, los fibers indígenas acaban adoptando siempre una posición defensiva, por ejemplo subiendo los precios de las tiendas de ultramarinos o en canciones como la que ayer cantaron los Ratolines que decía que "los subnormales han tomado la ciudad". Aunque inocente, podría haber sido tomada como una auténtica declaración de guerra.

Pero el improvisado independentista benicense de pecho descubierto no estaba solo. Otro guiri dejaba leer en su torso que "Cristiano Ronaldo is a cunt" o, lo que es lo mismo, que "Cristiano Ronaldo es un coño". No sabemos si se trata de un arrebato de nostalgia despechada o de puro odio hacia el máximo exponente del poligonismo chic. Lo cierto es que es un avance importante porque nos lleva a pensar que hemos superado la etapa de las camisetas con mensaje (sí, nos referimos a Joé que caló) y hemos entrado en un nuevo orden, mucho más versátil, y con una mayor capacidad de adaptación, más cercano al body art, que es el de pintarse el pecho.

A pesar de la probable hostilidad entre guiris y españoles, lo cierto es que ayer se llegó a un inédito acuerdo bilateral suscrito sobre una playlist, sobre la lista de canciones que pincharon 2 Many djs, que son lo más parecido a una encajera de bolillos que ha dado el siglo XXI. Y es que para delirio comunal lo mismo pinchaban a Michael Jackson, a Nirvana o a Chimo Bayo. Y cuando sonó el maestro zapatillero por excelencia ya no hubo lugar a distinciones fronterizas.

Lo mismo ocurrió con quienes desde hoy deberían ser nombrados embajadores fiberos. Aunque seguro que Bono, de U2, estaría encantado de ocupar un puesto así, nos gustaría proponer a Franz Ferdinand, ya que dedicaron una canción, en un cuasi perfecto castellano, a "todos los que no son turistas ingleses". Obviamente, todos los que no eran turistas ingleses respondieron con una cerrada ovación.

La hermandad entre ingleses y españoles parecía total a partir de entonces y el orden sólo se veía perturbado por hordas de guiris empeñados en tocar el culo a las españolas. Sin embargo, las hostilidades —y esto es noticia de última hora— parece que han regresado. Se rumorea que los guiris que dormían a la intemperie y pasaban su pedo a la fresca en los parques y jardines de Benicàssim no han terminado de entender la costumbre hispánica de que una furgoneta se pasara toda la puñetera mañana dando vueltas al pueblo, anunciando las mejores frutas y verduras de la provincia, en una especie de spam hortofrutícula en plena duermevela.

Para el fiber español lo bueno de estar rodeado de tantos ingleses es que puede hablar con total impunidad, como cuando, recién llegado a una ciudad extranjera, critica en voz alta y a gritos a su compañero de enfrente. La sensación de impunidad es, sin embargo, peligrosa, no porque haya fibers ingleses que entiendan español (que no los hay), sino porque hay españoles que parecen ingleses y que sin embargo son españoles. Me explico: ayer un amigo mio escuchó en boca de una chica española un comentario que no debería haber entendido. El momento fue muy violento. Qué dijo la chica es algo que no será desvelado.

Tal vez esta sea la razón por la que, según se acaba de conocer, un posible infectado de gripe A en el festival se ha escapado de la habitación del hospital en el que permanecía ingresado, y según se dice, posiblemente se dirija de nuevo de camino al recinto festivalero. Parece que el armisticio entre guiris y españoles se trataba de una quimera, todo por culpa del furgón de la fruta, y que un británico con rasgos asiáticos está dispuesto a iniciar una verdadera guerra química. No sabemos qué es lo que puede pasar finalmente, si acabaremos envueltos en una especie de superproducción americana. Lo único cierto es que Ambrosius está verdaderamente acojonado.


* Ambrosius es Uno de los Nuestros.

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