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Yo cené con Alex Kapranos

  • El artista Galán Dj actuó en el Festival de Benicàssim el pasado sábado
  • Le encantó la actitud de los guiris y las experiencias surrealistas con algunos colegas
Por GALÁN DJ *
Actualizado 20-07-2009 09:21 CET

BENICÀSSIM.-  Lo cierto es que resultó un tanto prosaico. Me avisaron de que iba a actuar en esta edición del FIB a través de un correo electrónico con una propuesta de contrato. Me hubiera gustado más que un avión de los que hacían publicidad de Nivea hubiera sobrevolado la playa del Postiguet anunciando que iba a ser uno de quienes se subieran al escenario. También hubiera sido mucho más estético si me hubieran avisado mientras, como es costumbre personal, hubiera estado desayunando unos fartons con horchata y del pasmo la horchata hubiera resbalado por mi barbilla como si fuera el actor principal de una película en el festival de cine porno de L'Hospitalet. Pero la realidad, como decía, es mucho más prosaica.

Desde el mismo instante en que supe la noticia puse en marcha un brainstorming de dj 2.0: pregunté en facebook qué canciones debía incluir en mi playlist. Lógicamente, la respuesta fue tan productiva como plantar papayas en el secarral alicantino. Esto es, reuní la inédita cantidad de 24 comentarios y me recomendaron pinchar grupazos del orden de Rapahael, Technotronic y Rocío Jurado. Gracias a todos por vuestra inestimable colaboración.

Así pasaba el tiempo y me vi en plena cuenta atrás. Ya quedaba poco para la actuación y las manos me temblaban como al Neng tras tres días de fiesta. Pero todo se solucionó una vez que pisé la carpa pop. No era nada fácil: coincidía en el horario con Franz Ferdinand y con Peaches. Pero verdaderamente los guiris son gente entregada. Al principio no me caían del todo bien, sobre todo por su manía de lanzar litros de cerveza en mitad de los conciertos, pero había un plátano humano en primera fila. Me explico: resulta que los guiris son muy devotos del disfraz y durante toda mi sesión permaneció en primera fila un británico disfrazado de plátano al que cogí cierto cariño y que animaba el cotarro.

Animaba el cotarro como los cientos de extranjeros que llenaban la carpa y que con energía desmedida se echaban unos bailoteos. De hecho, conforme avanzaba la sesión me crecía y me saltaba la lista de temas que había planeado con la misma destreza con la que Javier Sotomayor bordeaba el listón en el salto de altura. Eso sí, cumplí con la promesa que le había hecho a un colega y pinché 'No you girls', de Franz Ferdinand. Ya sé que los escoceses me robaron miles de oyentes por la coincidencia de horario. Pero también es verdad que Alex Kaparanos me cayó muy bien durante la cena de artistas y su voz al hablar me pareció prodigiosa.

Precisamente, ésta es una de las cosas que me han parecido más significativas del festival. La primera vez que pisé el festival, hace ya algunos años, me di cuenta de que quería ser dj. Después de estar al otro lado de la valla, de repente me he visto en la cabina. Y eso te permite escenas de cierto surrealismo, como estar tomando birras en un bar chino (y no hablo de un restaurante, sino de un bar 'typical spanish' regentado por un chino) junto a la Rosenvinge, Nacho Vegas, We Are Standard y Russian Red. Pero si hay alguna escena surrealista, ésa ha sido la de ver al batería de Franz Ferdinand saliendo del supermercado con una bolsa del Mercadona en la mano. ¿Qué llevaba en esa bolsa? ¿Le habrán gustado las marcas blancas?, me pregunto.

Un placer demasiado corto

La verdad es que lo de estar rodeado de gente importante de la escena musical no deja de ser algo nuevo y difícil. Por ejemplo, ¿cómo debe uno vestirse cuando sale al escenario? Por supuesto, en esta ocasión quise apostar por algo distinguido, por algo inimitable, por algo que me convirtiera en alguien irrepetible. Por eso aposté pinchar con una camisa de cuadros de Merc que me compré en Trocadero. Exactamente la misma que llevaba uno de los miembros de Delorean en la cena de artistas y que estaba en mi misma mesa. Lógicamente, no todo el mundo puede ser tan elegante como Alex Kapranos.

Al final, la sesión evolucionó favorablemente y la afición estaba verdaderamente entregada. Fue un verdadero placer que se hizo demasiado corto. De hecho se hizo mucho más largo rellenar la hoja de la SGAE que esperaba a la salida para saber qué canciones había pinchado e, imagino, repartirse el pastel de los derechos. Me he dado cuenta de que el cantante de Ratolines tenía mucha razón cuando al acabar su concierto en este FIB mascullaba algo así como: "Qué lástima que se acaba esto. Tantos años para llegar aquí..."

Por lo demás, en este festival he disfrutado especialmente con 2 many djs, Glasvegas, We are Standard, Calexico y Oasis, no sólo por la parca y los zapatos de Liam Gallagher, que en otro orden de cosas eran verdaderamente espectaculares. Espero que para ser artista sea suficiente una camisa de cuadros de Merc comprada en Trocadero...

* Sobre Galán dj

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