Santa Cruz de Tenerife.- El pintor y Premio Nacional de Bellas Artes Cristino de Vera regresa a Tenerife, su isla natal, para abrir una Fundación que concibe como una mezcla de ambiente antiguo canario y sabiduría oriental zen, un espacio para la paz y el silencio "de los que el mundo está tan necesitado".
La Fundación Canaria Museo "Cristino de Vera" ha sido constituida por la entidad financiera CajaCanarias y se sitúa en una casona histórica de la calle San Agustín de La Laguna, en pleno casco de esta ciudad Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, y será inaugurada oficialmente el 23 de julio por los Reyes de España.
El creador, nacido en Santa Cruz de Tenerife en 1931 y que marchó veinte años más tarde a Madrid, aseguró hoy en la presentación de las instalaciones que este museo "es especial" porque mezcla la arquitectura de la casa de pueblo tradicional canaria con la paz oriental frente a un mundo moderno "que tiende al ruido, a la distracción continua".
Para el pintor, la epidemia del siglo XXI es el entretenimiento y se preguntó quién se preocupa de enseñar "silencio y belleza" al ser humano, algo que resulta a su juicio "un bálsamo, como la música", y aseguró que la idea de la Fundación surge de un "acuerdo secreto con mi padre, al que prometí dejar mi legado a mi tierra".
Canarias representa para el creador "el mundo de la nostalgia, del sitio donde germinó todo" y en donde contempla la belleza "dramática" de su zona sur, la árida, sobre la que opinó que sería triste pasar por la vida y no sentirla.
También desea Cristino de Vera que su fundación no se asemeje a otros museos del mundo en los que se buscan "visitas de vértigo" y se contabilizan "miles y miles" de visitantes que se limitan a "pasar y mirar, sin contemplar".
Por el contrario, él busca ofrecer "un espacio de quietud y de contemplación" porque el arte necesita una vía de comprensión y de tiempo "que otros ocupan por la vía del engaño".
La fundación "surgió porque a veces las cosas surgen" y la vida "es una red de azares", y en esta ocasión le sorprendió "la rapidez de reflejos" del presidente de CajaCanarias, Álvaro Arvelo, quien fue el impulsor del proyecto "con una visión muy clara en la que yo aporté un granito de arena".
Álvaro Arvelo subrayó a su vez que CajaCanarias ha luchado para honrar "a una auténtica autoridad de la cultura" y la apertura de la Fundación supone "el prólogo" al centenario de la institución, que se celebra en 2010.
"Cristino regresa a su tierra para no irse jamás porque ha sido una gaviota de vuelo solitario, que ha buscado su lenguaje entre el silencio y la luz, al margen de modas", afirmó Arvelo.
La Fundación no quiere convertirse "en un espacio muerto, sino en obra viva", y por ello habrá una exposición temporal en la zona inferior y otra permanente con obra donada por Cristino de Vera.
A estas partes se une un centro de investigación, pues el pintor ha prometido ceder su biblioteca y documentación, y también aspira a convertirse "en una institución viva, que suscite preguntas y sea marco para la reflexión y el diálogo", explicó Arvelo.
De hecho el director de la Fundación, Celestino Hernández, dijo que habrá exposiciones temporales cada dos meses y la primera estará dedicada a "Las colecciones canarias" de Cristino de Vera entre 1954 y 1984, y en octubre se exhibirá una muestra de dibujos, grabados y esculturas de Eduardo Chillida.
Además Cristino de Vera ha pedido a la Fundación que convoque cada año un premio de pintura consistente en una beca para jóvenes artistas canarios y la colección permanente consta de obras creadas por el pintor a partir de 1957, entre ellas, las dedicadas a la mujer, bodegones, paisajes castellanos y sus célebres imágenes de cráneos humanos.
El artista, que consideró que "todo viene por el dolor" y aconsejó que nunca se pierdan los ocasos y los amaneceres, porque transmiten una luz que no se explica por la razón, recomendó además que se busque de forma pausada porque a veces "lo que se busca está oculto.
"De viejo sabes que no sabes nada y yo siento que puedo aprender de la energía y del conocimiento de los jóvenes", añadió De Vera, quien confesó que le gustan los bosques, los árboles y el viento y que cuenta entre sus maestros a Cezanne, Van Gogh, Vázquez Díaz o el abstracto Rothko, y que disfruta con la música de Bach y el canto gregoriano.
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