Hace tiempo que quiero escribir un post sobre mi Kindle 2. El colmo es que se ha convertido para mí en algo tan normal que he olvidado escribir al respecto.
La última anécdota que os puedo contar: llevo un libro en la maleta para regalar (estoy en Europa) del que tengo una copia electrónica para mí. En lugar de leer sobre papel —algo que muy bien podría hacer antes de darlo— lo leo en mi Kindle. ¿Por qué?
El pequeño gran detalle es que el libro en cuestión es más o menos 4 veces más gordo y pesado que este bibliófilo de Amazon. Vale entonces que lo utilice cuando estoy fuera de casa, pero, incluso estando en mi cuarto del hotel, me ocurre lo mismo: la idea de cambiar al papel ni se me pasa por la cabeza.
Leer en Kindle se ha vuelto para mí algo tan natural como hacerlo sobre papel. La otra razón reside en las grandes mejoras de Kindle 2 sobre la versión anterior: la posibilidad de subrayar y de hacer anotaciones.
Anotar es algo complicado porque el teclado es más bien un berenjenal. Pero teclear una palabra o dos para no olvidar una asociación de ideas no supone mayor problema.
Lo realmente genial es que se puede seleccionar un pasaje. Es un poco más lento que con lápiz sobre papel, pero se le coge el tranquillo bastante rápido. Y la gran ventaja es que podemos transferir estos pasajes a nuestro ordenador y utilizarlos para cursos, artículos, capítulos, etc.
Una limitación inaudita del software de Kindle: si leemos varios libros al mismo tiempo (ahí está la gracia cuando queremos tener 1500), los pasajes seleccionados aparecen perfectamente identificados, pero todos a la vez y acto seguido hay que ir seleccionándolos uno a uno. Absurdo.
Otro inconveniente similar: a pesar de que tiene una memoria considerable, no podemos clasificar los libros en carpetas ni agregar etiquetas. Es claramente imperdonable.
Me doy cuenta de que utilizo mi Kindle básicamente como un bibliófilo, como un lector de libros. No utilizo la función "text to speech". Es cierto que funciona, pero prefiero leer. No veo razón para utilizarlo para navegar por la web...Prefiero mi ordenador. Ni para escuchar música: prefiero mi iPod.
La batería es increíble. Leo cada noche y a veces durante el día y me dura más de quince días sin problema siempre que no me conecte a la red WhisperSync (gracias a la que me puedo descargar mis libros directamente pero que, de todas formas, no funciona más que en EEUU).
No tengo intención de comprar el DX(para periódicos y libros de texto).
Total, que casi nunca me separo de mi Kindle 2, en el que valoro la variedad de títulos disponibles a un precio por lo general asequible (salvando excepciones escandalosas). Pero, en el fondo, la marca no importa. Lo que cuenta es tener un dispositivo bibliófilo.
Lo único a sacar en limpio es que podemos leer libros, es decir, textos, historias, sobre un aparato electrónico, y que hacerlo puede presentar ventajas incluso sobre el formato papel.
En 10 años (e incluso antes sin duda) la mayoría de entre quienes estáis leyendo estas líneas os habréis hecho con uno y no podréis pasar sin él.
¿Estoy exagerando?
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