La Fórmula 1 regresa al circuito de Nürburgring, después de dos temporadas de ausencia, envuelta, una vez más, en polémica por las declaraciones de Bernie Ecclestone al diario The Times, donde reconocía su "admiración" hacia Adolf Hitler y los regímenes autocráticos. También ha ayudado a calentar la situación el enésimo encontronazo entre la FIA y la asociación de equipos (FOTA). En lo deportivo, asistiremos a una nueva edición del duelo Red Bull-Brawn GP, aunque habrá que prestar atención también a las prestaciones de BMW y Renault, que estrenan importantes novedades técnicas. Y a todo esto, primera serpiente de verano: la prensa italiana afirma que Fernando Alonso sustituirá a Kimi Räikkönen en 2010.
Llega el verano, el calor y los rumores. A las cabezas pensantes del entorno mediático de la F-1 también les da demasiado el sol y, ya se sabe, a falta de victorias de los equipos grandes que mostrar en sus portadas, tocaba descolgarse con la cantinela que acompaña a Fernando Alonso desde hace dos temporadas. 'Torero Rosso', titulaba el semanario Auto Sprint en su portada esta semana. Se dice que el anuncio llegará en la tradicional fiesta de final de temporada del equipo que, este año, se celebrará en Valencia (¿casualidad?). Alonso lo desmiente. En cualquier caso, la salida del español a otro equipo parece bastante probable, y Ferrari sería su último buen cartucho para sumar el ansiado tercer título a su palmarés. La elección sigue en el aire, pero veremos si esta vez acierta, porque no olvidemos que el invierno pasado ya rechazó ofertas de Honda (actual Brawn GP) o Red Bull al juzgarlas escuderías poco competitivas...
Medias verdades al margen, el segundo gran tema de la previa del Gran Premio de Alemania ha sido el resurgimiento del conflicto FIA-FOTA, esta vez avivado por Max Mosley. El presidente de la FIA, dispuesto a morir matando, ha recordado a los miembros de la Asociación de Equipos que, para poder votar el próximo reglamento técnico, deben confirmar su inscripción al próximo mundial. Y tiene toda la razón. Los equipos, sin embargo, han hecho evidente su enfadado. ¿Realidad o ficción? Todo apunta a lo segundo pues, según parece, el principal epicentro del problema radica en las negociaciones paralelas con CVC, empresa propietaria de la explotación comercial de la F-1, para dibujar un nuevo Pacto de la Concordia. Las escuderías quieren un mayor porcentaje del pastel de ingresos y asegurarse de que Mosley no renovará su candidatura a la presidencia de la FIA, y ni una ni otra condición parecen claras todavía.
Y a todo esto... va Bernie Ecclestone y se le ocurre reconocer su admiración hacia algunos aspectos de la gestión de Adolf Hitler y su inclinación por los regímenes totalitarios. Lo que faltaba. En menos de un año, los responsables de la faceta deportiva y económica de la F-1 se han quitado la careta. Lo de Mosley no sorprende, a la luz de sus ascendencias familiares. Lo de Ecclestone, en cierto modo, tampoco. De hecho, aunque Mr E haya rectificado matando al mensajero, basta con echar un vistazo al número 85 (mayo de 2009) de la revista británica Motorsport para descubrir más detalles. En la magnífica columna del periodista Nigel Roebuck (página 18) se cita una entrevista al magnate británico en la que reconocía lo siguiente refiriéndose a sí mismo: "¿Que cómo debería gestionarse el negocio de la Fórmula 1? Bueno, necesitas un dictador, claro…"
Las declaraciones de Bernie han caído como una bomba entre todos los equipos, que parecen dispuestos a utilizar cualquier declaración como motivo de peso para amenazar el poder establecido. En cualquier caso, si abrimos los libros de historia descubriremos que la situación no es nueva. Cuando en 1990 Max Mosley empezó a buscar apoyos para destronar a Jean-Marie Balestre de la presidencia de la FISA (actual FIA), su principal argumento apelaba al carácter dictatorial del francés al mando del automovilismo mundial. Bien, 19 años después…
El automovilismo está en crisis. La FIA ha subyugado su futuro a la F-1 arrasando con todo lo demás. En consecuencia, los aficionados a las 'carreras de coches' en general nos hemos convertido en una especie en peligro de extinción. Hoy encontramos devotos fans de la categoría reina sin apenas interés por los demás campeonatos, que apenas conocen. De hecho, la principal ocupación de Ecclestone desde 1991 ha sido borrar del mapa cualquier amenaza de competencia deportiva a la categoría reina. Y es una pena, porque a veces es mucho más divertido seguir una cita de los V8 Supercar australianos, el DTM, las 24 Horas de Le Mans, del mítico BTCC o de la Indy que un GP de F-1.
De vuelta a la pista, en Nürburgring podremos comprobar si la superioridad exhibida por los Red Bull en Gran Bretaña avivará el duelo en el campeonato entre Sebastian Vettel y el autoproclamado mejor piloto del mundo. Paradójicamente, la meteorología de la carrera será el juez, y no estamos hablando de lluvia, sino de calor. Como ya hemos podido comprobar en anteriores ocasiones, los Brawn GP sufren cuanto más bajo esté el nivel del mercurio porque no logran llevar a temperatura a sus neumáticos delanteros. Los Red Bull, en cambio, gozan de un mejor rendimiento en estas condiciones y sufren un poco más cuando azota el calor. Eso sí, el plus que les ha otorgado el nuevo alerón delantero puede cambiar las cosas y, por lo menos, nos permitirá disfrutar de un poco más de igualdad en el frente. De momento, las previsiones (lluvias hoy y mañana, y nubes y claros con medias de temperatura de 9ºC el domingo) juegan a favor de los austríacos.
Los árbitros de lujo de la carrera volverán a ser los equipos oficiales, una situación que no gusta al 'establishment'. Por fe que no quede y, como prueba, las mejoras que tienen previsto introducir en Nürburgring Renault y BMW. La escudería francesa introducirá novedades en el 'pack' aerodinámico del R29, mejoras que deberían optimizar los resultados de Alonso y Piquet. Dice Pat Symonds, jefe de ingeniería del equipo, que se encuentran en el mismo punto que hace exactamente un año, es decir, un mal coche a principio de año que sufrirá un cambio radical a media temporada. ¿Nos lo creemos? BMW, por su parte, llevará a Alemania una versión mejorada de su doble difusor y avanzará algunos steps en materia de chasis. Los ingenieros son bastante optimistas al respecto, pero ni Kubica ni Heidfeld creen en los milagros.
Tampoco pierden las esperanzas por ganar McLaren y Ferrari. De hecho, Marc Gené, probador de la 'Scuderia', ya reconoció la semana pasada que el gran objetivo de su equipo antes de final de año es ganar, al menos, una carrera. La fe del español contrasta, eso sí, con las palabras de Montezemolo que, quizá más atento a las disputas políticas que a la gestión deportiva de la 'Scuderia', podría ordenar a su staff técnico la desviación de la carga del desarrollo hacia el coche de 2010. La banda sonora de la película es parecida en casa McLaren, aunque las flechas plateadas abandonarán al fin la estrategia utilizada en las últimas carreras a nivel técnico. Antes de minar el coche de novedades carrera por carrera —táctica que llevan siguiendo desde el GP de España— Martin Whitmarsh ha abogado por una filosofía más "analítica". En otras palabras, dejarán de copiar soluciones ajenas sin asegurarse antes de que funcionarán en el MP4/24.
Otro gran tema del fin de semana es el futuro de Sébastien Bourdais en Toro Rosso. El francés necesita un buen resultado para renovar la confianza de sus superiores, que la semana pasada ascendieron inquietantemente al español Jaime Alguersuari al rol de tercer piloto. Fuentes del entorno del equipo Red Bull apuntan a que el ex campeón de la ChampCar estaría ya sentenciado, y que a partir del GP de Hungría tendremos a dos españoles en la categoría reina. La resolución a este dilema la conoceremos a finales de la semana que viene.
Los designios del 15º GP F-1 en el 'chiqui-park' de F-1 vecino al Nordschleife empezará a decidirse el sábado a partir de las 14 horas con los ensayos oficiales, idéntica hora designada el domingo para el inicio de la carrera.
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