Toledo.- Los principales testigos del crimen ocurrido en octubre de 2005 en una finca de Valmojado (Toledo), uno de los cuales resultó herido en aquel suceso, no han acudido a prestar declaración hoy en el juicio que ha comenzado en la Audiencia de Toledo contra Santiago M.D, de 34 años.
Los principales testigos del suceso, Ricardo M.P., Roberto R.G., Juan Francisco M.G. y Noelia A.S., no han comparecido a la vista oral, a pesar de que estuvieron, a excepción de la mujer) en el lugar de los hechos la noche del 31 de octubre de 2005 y de que uno de ellos, Ricardo, resultó herido junto al fallecido, Luis Miguel L.M.
Ante esta ausencia, el presidente del tribunal, Manuel Gutiérrez, ha solicitado -a petición del abogado defensor Marcos García Montes- que se empleen "medios urgentes" para que los testigos vengan a declarar lo antes posible.
En la primera jornada del juicio, el acusado ha relatado cómo en la noche del 31 de octubre de 2005 vio a dos individuos en los aledaños de su finca, hecho que motivó que entrara a su vivienda y cogiera un arco con flechas, un machete y una linterna.
El acusado ha declarado que desconocía la identidad de quienes entraron en su finca "hasta que no se lo dijo la policía", que le quisieron matar y que "de milagro" él y su mujer -también presente aquella noche- están vivos.
También ha negado que apuñalara a los intrusos que entraron en la finca de su madre, presumiblemente a robar las plantaciones de marihuana que tenía el acusado, y ha precisado que si resultaron heridos fue durante el forcejeo que mantuvo con los ladrones, que llevaban una pistola y una cizalla, según ha dicho.
A preguntas del fiscal jefe, José Javier Polo, el inculpado ha negado que ocultara a la policía los hechos ocurridos aquella noche del 31 de octubre por la existencia de plantas de marihuana en su vivienda y de que traficara con la droga.
Santiago ha dicho en el juicio que consumía marihuana por una recomendación médica, debido a una artrosis que padecía, y "por algo de vicio".
El acusado ha alegado que tras los hechos se encontraba en "un estado de shock increíble" y que no puso en conocimiento de la autoridad lo sucedido debido a que los intrusos se identificaron como agentes de la policía en el momento previo al forcejeo.
"Abre, somos la policía y te vas a comer el arco, hijo de puta" y que a continuación rompieron (el fallecido y el herido) la cadena de acceso a la parcela, ha manifestado.
En cuanto al forcejeo, Santiago M.D. ha declarado que esgrimió el cuchillo para quitarle la pistola a uno de los asaltantes, mientras que el otro, por la espalda, le golpeó con la cizalla.
El acusado ha reconocido que, tras el suceso, él mismo enterró la pistola que portaba uno de los asaltantes y el cuchillo que esgrimió en su defensa, aunque los policías que han testificado en el juicio han detallado que no se encontraron huellas en estas armas.
En relación a las heridas propinadas al fallecido, Luis Miguel L.M., el imputado ha manifestado que "jamás pensó que el cuchillo hubiera entrado en su cuerpo", sino que sintió que le había pinchado en algo duro como pudo ser la pistola.
Tras el altercado, Luis Miguel, que iba muy grave con seis puñaladas, y Ricardo, el otro herido, con una, se dirigieron, junto con los otros dos ocupantes de la furgoneta, al hospital de Móstoles (Madrid), donde Luis Miguel falleció horas después.
Cuando llegaron al hospital, ambos dijeron haber tenido un altercado con unos marroquíes en una estación de Renfe, una versión que se vino abajo después de que un celador del hospital anotara la matrícula de la furgoneta alquilada, que le infundió sospechas, puesto que los heridos se quedaron solos en el hospital mientras los otros huían.
Los agentes de la policía que han prestado declaración en la primera sesión del juicio han coincidido en señalar que las manchas de sangre que se encontraron en el lugar de los hechos estaban en el exterior de la valla de la finca.
El procesado, natural de Don Benito (Badajoz) y sin antecedentes penales, permanece en prisión provisional desde el 11 de noviembre de 2005 acusado de los delitos de asesinato y lesiones, por los que el fiscal solicita veinticinco años de cárcel.
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