Berlín.- La busca de una fórmula para lograr que el Bayern de Múnich deje marchar al Real Madrid al francés Franck Ribery se ha convertido en un pasatiempo de los aficionados al fútbol.
Para el Bayern, los directivos lo han dicho hasta la saciedad, Ribery no está en venta. Pero también han señalado, en oraciones subordinadas y algo herméticas, que estarían dispuestos a venderlo si "alguien" -ese alguien al que se refieren tiene nombre y apellido y es Florentino Pérez- está dispuesto a cometer una locura.
La clave de la locura por la que el Bayern le daría la carta de libertad a Ribery, que ha declarado abiertamente su deseo de irse, tiene que ver, naturalmente, con las necesidades del Bayern y con lo que le puede ofrecer el Madrid para cubrir esas necesidades y compensar además la marcha del francés.
El problema muy probablemente no pueda resolverse sólo con dinero. Uli Hoennes ha dicho que por los 55 millones de euros en que se estima una eventual oferta del Real Madrid ni siquiera está dispuesto a pasar al teléfono a hablar de Ribery.
Elevar la cantidad sería una fórmula -personas cercanas al Bayern, entre ellas Ottmar Hitzfeld, dicen que a partir de una oferta de 70 millones el tono bávaro ante el problema cambiaría-, pero al parecer no es lo que quiere el Real Madrid.
La posibilidad del equipo blanco está en ofrecer, además del dinero que está dispuesto a pagar por Ribery, jugadores de los que en todo caso quiere desprenderse y, de hecho, ya hay versiones según las cuales se está preparando una oferta en ese sentido.
Hay un jugador que tendría que estar en esa oferta que sería Wesley Sneijder, puesto que el holandés es el único jugador del Real Madrid por el que el Bayern ha mostrado abiertamente interés, para el caso de que Ribery se marchase.
La segunda carta del Madrid podría ser, más que Arjen Robben, Rafael van der Vaart, puesto que se trata de un jugador que ya conoce la Bundesliga y que no tendría problemas de adaptación.
Sin embargo, ahí hay una situación paradójica y es que el hecho de que ambos jugadores sean holandeses puede resultar tanto una tentación como un impedimento.
Por una parte, no es un secreto que al nuevo entrenador del Bayern, Louis van Gaal, le gusta rodearse de compatriotas. Por otra parte, el propio Van Gaal ha dicho que ha aprendido la lección de su paso por el Barcelona y que un club tiene que mantener su identidad. Y la llegada de Robben o Van Vaart y Sneijder, que se sumarían a Mark van Bommel y Edson Braafheid, podría ser vista como el comienzo de una invasión holandesa.
El Real Madrid tiene también otros jugadores que ofrecer y el Bayern tiene necesidades en otras posiciones. Si se leen entre líneas las recientes declaraciones de Van Gaal se puede concluir que el holandés quiere o bien un lateral o bien un central zurdo.
Los cuatro centrales que tiene el Bayern -los brasileños Lucio y Breno, el argentino Martin Demichelis y el belga Daniel Van Buyten- son derechos. Van Gaal ha dicho que quiere tener en el centro de la defensa a un zurdo y un derecho.
El zurdo podría ser Braafheid, que en realidad es lateral izquierdo pero también puede jugar de central. El problema es que el lateral izquierdo habitual es Philipp Lahm que es derecho y que, al menos según Van Gaal, quiere jugar de lateral derecho y el holandés dice que hará lo que esté a su alcance para cumplir sus deseos.
En esa constelación, otra carta del Real Madrid podría ser ofrecer a Christoph Metzelder, aunque es muy probable que las frecuentes lesiones del jugador generen algunas dudas en los directivos del Bayern.
El dinero, los 55 o más millones, sin duda no le vendrían mal al Bayern que acaba de pagar 35 millones por Mario Gómez y podría volver a retomar la ofensiva para hacerse con los servicios del meta del Schalke Manuel Neuer.
Pero también es claro que está urgido de ellos. Y en el pasado ya el Bayern ha obligado a algunos jugadores, fue el caso de Michael Ballack, a cumplir su contrato renunciando a ingresos millonarios por un traspaso adelantado. Todo por cuestión de principios.
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