Hace un día radiante tras una semana de lluvia en Nacka, una agradable colonia residencial situada a 12 kilómetros de Estocolmo. La temperatura está en torno a los 25 grados. Un hombre rubio y que ronda la cincuentena nos espera en la entrada de su casa y, como buen sueco, lo primero que nos ofrece es un café. Se le ve contento, tranquilo. Han sido un par de semanas agitadas, plagadas de vuelos entre Estocolmo y Bruselas. Nuestro dossier de entrevista es el 59.785 sobre su mesa: se trata de Christian Engström, vicepresidente del Partido Pirata. El éxito de su partido político ha sido tan repentino que aún no tienen oficinas.
El pasado 7 de junio, el Pirat Partiet fue portada de todos los medios en Suecia (y de muchos otros países) porque consiguió un escaño en las elecciones al Parlamento Europeo que ocupará Engström. La formación política defiende una nueva legislación abierta, basada en la privacidad de la correspondencia y la reforma de las leyes de patente y de derechos de autor. Lo que al principio nadie tomó en serio ha acabado agitando el panorama político internacional. Igual que el Partido Verde en los años ochenta —que centraba su programa en los problemas medioambientales—, el Partido Pirata presenta hoy sus recetas dentro del terreno electrónico.
Nos sentamos en la mesa del porche y, mientras agitamos las cucharillas en las tazas de café, hablamos de internet, de su familia y de cómo Engström llegó al mundo prácticamente con un ordenador debajo del brazo. El vicepresidente de los piratas ha trabajado toda su vida como programador de ordenadores. Natural de Estocolmo, comenzó su carrera laboral a los 18 años y durante más de dos décadas fue fiel a la misma compañía. Ahora tiene 49, está casado y tiene un niño de 9 años. "Los ordenadores han sido siempre mi pasión, programar en particular. Mis dos padres fueron de los primeros programadores suecos en los años sesenta. Durante los setenta muy poca gente sabía sobre programación, pero para mí era un entorno natural", explica. "Aparte de los ordenadores, la verdad es que no tengo más inquietudes. ¡Quizá no suena muy excitante! Pero me gusta estar en casa, tranquilo, y ponerme en contacto con todo el mundo por medio del ordenador. Mi hijo se queja de que no hago otra cosa más que estar quieto delante de la pantalla todo el tiempo".
Pero, ¿cómo este apacible sueco llegó al frente de un partido que utiliza sin pudor las tibias y la calavera? "En 1997 la empresa donde yo trabajaba fue vendida, así que se me planteó la oportunidad de hacer lo que quisiera", cuenta Engström a soitu.es. "Estuve desarrollando un poco de software libre y trabajando en mis propios proyectos, leyendo webs sobre tecnología y nuevos modelos sociales. Hice contactos y, en 2004, me fui a una conferencia sobre el tema en Bruselas, tan sólo por diversión, para conocer y hablar con gente con la que compartes una inquietud. Esto no hizo más que aumentar mi interés en el tema. En el 2005, mientras trabajaba como consultor tecnológico, llegando a casa de las vacaciones con mi familia encendí la televisión y vi en las noticias algo sobre la creación del Partido Pirata. De inmediato tuve muy claro que era ahí donde quería estar. Ocurrió en el momento en que Rick Falkvinge (el líder del partido) estaba organizando todo. A partir de entonces, ha sido un trabajo continuo, no remunerado y desde casa. En los últimos años no he tenido tiempo de hacer otra cosa".
Su partido es especial por algunas razones. Por ejemplo, debido a la ausencia de aspectos ajenos a la red en su ideario. Su eslógan es "nos gusta internet". "Para el resto de materias no tenemos mucho más que añadir, para ello ya están los partidos establecidos tradicionales. Ellos no han entendido aún los nuevos valores sociales y en este campo vamos a la cabeza. Nuestra energía se centra en internet". El Partido Pirata es también especial en cuanto a la edad de sus votantes: la mayoría no supera la treintena. ¿Es un fenómeno generacional? "Sí, es cierto que la mayoría de nuestros votantes no supera los 30 años de edad, pero mirando las estadísticas se encuentran muchos de 27 años y en menor medida algunos que pasan de 40".
Esta generación sueca tiene hábitos de consumo distintos. Según un estudio realizado en 2008 por la Universidad de Gotemburgo, el uso de internet por los jóvenes de entre 15 y 24 años supera el tiempo dedicado a ver televisión. En apenas dos años, también se ha duplicado el número de usuarios de internet entre los pensionistas de entre 65 y 79, llegando al 65%. "Desde los años noventa el gobierno sueco ha invertido mucho dinero en desarrollo e infraestructura de internet. Entiendo que esto tiene sus repercusiones", aclara el político.
La forma de relacionarse con sus jóvenes votantes también es especial. El foro del partido es una de las principales herramientas. "Si lo comparas con los de los partidos tradicionales nosotros realmente no discutimos de política. El foro nos permite mantener discusiones entre cientos o miles de personas al mismo tiempo. Todo el mundo escucha a todo el mundo. Es un proceso más sencillo y hasta la fecha por mucho que aumente en escala, funciona bastante bien. Nuevas plataformas tecnológicas de redes sociales online vienen de una forma más natural. La sociedad está girando hacia ellas".
Engström desgrana su visión sobre la privacidad, básica para el partido. "Hoy en día nos movemos dentro del mundo electrónico. Por eso consideramos imprescindible reclamar el derecho a la correspondencia privada basándonos en la Convención Europea de los Derechos Humanos, según la cual nadie tiene permiso a manipular tu correspondencia. Internet es una parte fundamental de nuestra sociedad, no se trata de un juego de niños. Ya desde sus inicios el Gobierno optó por ejercer una vigilancia sobre toda la población y pensamos que éste es un camino totalmente equivocado". En su vida privada su postura ante la red también es amante y vigilante a la vez: "algo que le digo siempre a mi hijo es que no utilice su nombre real. Lo que ahora te puede parecer 'muy cool' posiblemente en varios años no te lo parezca. En internet todo queda registrado y posiblemente años después te suscite cierto desconcierto. Prefiero que hasta que no tenga los 18 se comporte de este modo", nos cuenta.
Pero es su postura sobre el copyright y la libertad de "file sharing" (distribución de archivos) la que ha hecho ganar simpatizantes al Partido Pirata por todo el mundo. "El copyright es una restricción a la cultura", dice así de contundente Engström. "El Piratbyrå ha empezado a cuestionar el copyright y el activismo es el primer paso. Tanto Suecia como Europa están cambiando su curso, saliendo de la sociedad del Gran Hermano. Buscamos un nuevo curso para liberar a la sociedad de la vigilancia y reformar el copyright. Es un momento excitante donde hasta el momento hay un campo abierto a posibilidades fantásticas, algo nuevo que hemos de construir", explica el programador sueco. Sobre el p2p, afirma que "la única manera que tiene el gobierno de conocer el tipo de archivos que compartes es abriendo e inspeccionando tus archivos. Se trata de no cruzar la línea sobre la información privada". Hace tan sólo una semana la página sueca The Pirate Bay, símbolo del p2p, anunció su venta a la compañía Global Gaming Factory X AB tras un largo litigio. Antes de conocer la noticia, Engström afirmaba que "aunque somos organizaciones totalmente diferentes, sí compartimos un interés común. Todo llevará años de lucha política. Se les debería dar una medalla por el fantástico trabajo que han conseguido por esa difusión de la cultura".
Aunque el punto de inflexión del partido ha llegado con su entrada en el Parlamento Europeo, su objetivo natural es obtener ahora participación en el Parlamento Sueco. Aunque en Suecia son muchos los que no creen que la aventura vaya a tener éxito, algunas voces, como la de Henrik Oscarsson de la Universidad de Gotemburgo, llaman la atención sobre un fenómeno evidente: "La gente que realmente confía en ellos lo hace más que en ninguna otra opción política", dice. A la espera de lo que ocurra tras las elecciones de 2010 en Suecia, el debate queda abierto en Europa.
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