"I hope I die before I get old" —"Espero morir antes de hacerme viejo"—. Con esta frase resumían The Who en 'My generation' —todo un himno generacional de los 60 y su mayor éxito— su actitud ante la vida y la muerte. Keith Moon hizo honor a la letra de la canción y en 1978, trece años después de la grabación, falleció por sobredosis de pastillas.
El suyo es sólo un ejemplo de una lista larguísima de muertes trágicas en el mundo de la música. Michael Jackson acaba de demostrar que no es posible ser el rey del pop y llegar a viejo: la muerte temprana es inherente a la condición de estrella. Y cuanto más joven, mejor. 27 años parece estadísticamente la mejor edad para abandonar el mundo convirtiéndote en un mito: Jim Morrison, Robert Johnson, Janis Joplin, Kurt Cobain y Brian Jones no llegaron a los 28. La máxima "muere joven y deja un bonito cadáver" ha planeado sobre toda la historia reciente de la música. Es el destino trágico del rock 'n' roll, como lo llama Bruno De Stabenrath en 'Los destinos trágicos del Rock', un libro sobre el tema cuya lectura os recomendamos. Aprovechamos el fallecimiento de Jacko para dar un repaso a algunas de las muertes más célebres de la historia que han contribuido a forjar verdaderas leyendas.
El 18 de septiembre de 1970 murió en su piso del barrio londinense de Notting Hill el que muchos consideran el mejor guitarrista de todos los tiempos. El suyo fue un fallecimiento de esos ridículos, a los que Def con Dos tenía pánico: se asfixió con su propio vómito tras haber mezclado pastillas para dormir con grandes cantidades de alcohol. Su novia Monika lo descubrió y sobre su muerte planea la sombra de la negligencia médica. Su compañera siempre aseguró que Jimi seguía vivo cuando le subieron a la ambulancia y que fue la actuación de los sanitarios, que le colocaron la cabeza en una posición incorrecta en la que no pudo expulsar su vómito, la que provocó la muerte.
Janis Joplin tenía 27 años cuando murió y sólo sobrevivió a Hendrix dos semanas. La que fue símbolo de fortaleza y rebeldía para las mujeres de su época, la cantante de soul y blues de voz desgarradora había desarrollado a lo largo de su carrera una adicción a la heroína y al alcohol que acabó llevándola a la muerte, aunque trató de desintoxicarse varias veces y consiguió alejarse por épocas del 'caballo'. Cuando estaba grabando su disco 'Pearl', en octubre de 1970, y todos pensaban que había logrado librarse de la heroína, murió de sobredosis. La cantante ya había pasado por experiencias similares en otras cinco ocasiones, pero aquella vez no corrió la misma suerte. La autopsia determinó que había muerto por el consumo excesivo de una droga con una pureza extrañamente alta. Fue en la habitación 105 del Landmark Hotel, hoy renombrado como Highland Gardens.
"Elvis está vivo". Lo dice Andrés Calamaro en una canción y miles de personas que siguen convencidas de que el rey del rock no dejó nunca este mundo. La suya es otra desaparición sobre la que pesan mil y una leyendas. Según las biografías oficiales, Elvis murió en su mansión de Graceland el 16 de agosto de 1977. Se retiró a su habitación a dormir y, horas después, fue encontrado muerto en su baño. La teoría de la conspiración rechaza esta versión basándose en datos como que su familia aún no ha cobrado su millonario seguro. Al parecer, según sostienen, justo después de su fallecimiento, el mismo día 16, un hombre llamado John Burrows, físicamente muy parecido a Elvis, fue visto comprando un billete de avión a Buenos Aires. El rey del rock había utilizado este seudónimo durante varios años. Se supone que el resto de su vida se dedicó a imitarse a sí mismo con el nombre artístico de Orion en unos espectáculos realmente realistas. Burrows murió en 1998. La leyenda urbana cuenta también que Elvis ha sido visto en lugares tan variopintos como una gasolinera en Montana, un supermercado en Cambridge, saliendo de un Pizza Hut en Southampton y en una oficina en Oslo.
Alrededor de la muerte de Jim Morrison, poeta, escritor y cantante, siempre han rondado multitud de rumores y especulaciones y muchos son los que piensan que 'El Rey Lagarto' sólo mudó de piel. "Si existe un tipo capaz de escenificar su propia muerte —creando un certificado de muerte ridículo y pagando a un doctor francés, poniendo un saco de ciento cincuenta libras dentro del ataúd, y desaparecer a alguna parte de este planeta, África, quién sabe— ese tipo es Jim Morrison. Él sí sería capaz de llevar todo esto a buen puerto". Éstas fueron las palabras que dijo sobre el vocalista de The Doors Ray Manzarek, el teclista del grupo americano. Para qué queremos más. Lo único que les faltaba a los que piensan que Morrison sigue vivito y coleando es que sus ex compañeros le dieran pábulo a sus teorías.
La versión oficial asegura que su novia Pamela, con la que vivía en el barrio judío del Marais, lo encontró muerto en la bañera el 3 de julio de 1971. Nunca hubo ninguna autopsia y en el acta de defunción figura como causa de la muerte un paro cardiaco. Se dice que su padre sacó el cadáver de su hijo del parisino cementerio de Père Lachaise, donde su tumba se ha convertido en lugar de peregrinación bajo continua vigilancia por los intentos de profanación. También ha resultado misterioso el hecho de que sólo Pamela y un médico retirado vieran el cuerpo. Algunas versiones también sostienen que murió por una sobredosis de cocaína en el baño del Rock 'n' Roll Circus.
Un solo disco —'Grace'— ha servido para encumbrar a Jeff Buckley como una figura clave en la historia reciente del rock. Hay quien piensa que su efigie, convertida en leyenda, es el producto de una ecuación infalible: "Talento + fama + muerte violenta y prematura = mito". El joven, cuya herencia se ha dejado notar en las voces de personajes tan reconocidos e influyentes como Thom Yorke, PJ Harvey o Matt Bellamy, desapareció el 29 de mayo de 1997. Originario de California, Buckley se había trasladado a Memphis, en Tennessee, para preparar su segundo álbum, 'My Sweetheart the Drunk'. Esa tarde fue con un amigo a nadar al Río Lobo mientras escuchaban 'Whole Lotta Love', de Led Zeppelin. Su acompañante lo perdió de vista y no volvió a aparecer hasta el 4 de junio, cuando se encontró su cuerpo. Para variar, también se ha especulado sobre si su muerte fue un accidente o si quiso suicidarse adentrándose en el agua.
Si hay un accidente que ha conmocionado al mundo de la música fue el que acabó con la vida de Buddy Holly, Ritchie Valens y 'The Big Booper' Richardson, tres jovencísimas promesas del rock 'n' roll americano. Los tres murieron cuando su avioneta de cuatro plazas en la que viajaban durante una gira conjunta se estrelló en un campo de maíz en Iowa. En un principio, estaba previsto que ni Valens ni 'Bopper' volaran en la aeronave, pilotada por un conductor joven e inexperto. Desde entonces, hay quien se refiere al 3 de febrero de 1959 —fecha en que tuvo lugar el accidente— como 'El día que murió la música' en referencia a la letra de la canción 'American Pie', en la que Don Mclean bautizó así el trágico incidente que conmocionó a América. Buddy Holly tenía 22 años; Ritchie Valens, 18 y Big Booper, 28.
Otro accidente que sobrecogió a la música americana, en este caso al soul, fue el que se produjo la mañana del 10 de diciembre de 1967 en Lake Monona, en Wisconsin. Cuando estaban a punto de llegar a su destino, Redding y toda su banda (excepto dos miembros) perdieron la vida al estrellarse su avioneta. Sólo tenía 26 años y un año antes había conseguido que la revista Melody Maker lo nombrara el mejor cantante del mundo, desbancando a un Elvis que había conservado este galardón durante diez años consecutivos. A los homenajes de este músico tan querido por su generosidad y admirado por la versatilidad de su voz acudieron pesos pesados de la música negra como James Brown, Aretha Franklin o Stevie Wonder.
La depresión, la melancolía, el alcoholismo y la tristeza marcaron la obra del cantautor americano Elliott Smith. En su canción 'Everything means nothing to me', incluida en su aclamado álbum 'Figure 8', repite hasta 17 veces "nada significa nada para mí". La misma persona que cantaba este desgarrador verso fue la que el 21 de octubre de 2003, con 34 años, se clavó dos veces un cuchillo en el pecho. Según su novia, con la que convivía, habían discutido y ella se encerró en el baño de la casa que ambos compartían en Los Ángeles. Le oyó gritar y cuando abrió la puerta se lo encontró acuchillado. Aunque siempre se ha considerado que su muerte fue un suicidio, existen indicios suficientes para pensar que en realidad fue asesinado.
Icono de toda una época, Sid Vicious, bajista del grupo británico Sex Pistols, hizo suya la máxima del punk: "No future". Lo suyo, más que el talento musical, era la actitud. Murió de una sobredosis de drogas a los 21 años tras una turbulenta vida protagonizada por la heroína, la violencia y la conflictiva relación con su novia Nancy, una 'groupie' con la que compartió su adicción a las drogas. Con ella se instaló en la habitación 100 del emblemático Hotel Chelsea de Nueva York. La mañana del 12 de octubre de 1978, Sid despertó y ella estaba muerta: había recibido una puñalada. Aunque se manejaron varias hipótesis (que fuera asesinada por un traficante o que hubiera cumplido una promesa de suicidio en pareja que Vicious obvió), todas las sospechas recayeron sobre el músico, que ingresó en prisión. La misma noche que salió de la cárcel, su madre, también adicta, le proporcionó una heroína de gran pureza que acabó con su vida.
El del líder de Nirvana es, posiblemente, el suicidio más célebre y controvertido de la historia reciente del rock. Adicto a la heroína y con una vida atormentada y marcada por las depresiones, se quitó la vida el 5 de abril de 1994, aunque el cadáver no se encontró hasta el día 8. La autopsia determinó que su muerte se había producido por una herida por bala "autoinfligida" en la cabeza. El cantante del grupo que encarnó y encarna el espíritu grunge de Seattle dejó una carta de despedida para su mujer y su hija. También en torno a este suicidio giran varias teorías. El tema dio de sí incluso para filmar una película que recopilaba todas las dudas y cabos sin atar sobre el fallecimiento del cantante, '¿Quién mató a Kurt Cobain?'. Tanto esta cinta, como la obra de los periodistas Ian Halperin y Max Wallace que, con la ayuda del investigador Tom Grant escribieron el libro 'Love and death' ('Amor y muerte'), acusan a la también cantante y viuda, Courtney Love, de la muerte de Cobain.
Otra alma sensible que se se quedó en el camino. Murió en noviembre de 1974 a los 26 años por una sobredosis de antidepresivos que tomaba para que le ayudaran a combatir su insomnio perpetuo. Sólo publicó tres discos —mayúsculos— en vida y, a pesar de que hoy son álbumes de culto, nunca consiguió tener un gran éxito de público. Sus canciones sencillas y de profunda hermosura enlazan con su forma de ser discreta y profundamente determinada por la melancolía, la soledad y la incapacidad de relacionarse con los otros. Caía continuamente en depresión y llegó a estar hospitalizado. Aunque todo parece apuntar al suicidio, algunos miembros de la familia han rechazado esta explicación, afirmando que se trató en realidad de una muerte accidental.
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