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La emotiva y multitudinaria despedida al medievalista puso rostro a la historia

EFE
Actualizado 23-06-2009 19:15 CET

Valladolid.-  Emotiva y multitudinaria ha resultado esta tarde en la ciudad de Valladolid la despedida al medievalista y académico Julio Valdeón Baruque, fallecido el pasado domingo a los 72 años y que deja tras de sí la estela de un estudioso que puso rostro a la historia al vislumbrar su dimensión social.

Más de doscientas personas, entre las que han figurado escritores del relieve de José Jiménez Lozano y Gustavo Martín Garzo, e historiadores de la talla de Teófanes Egido y Luis Miguel Enciso, han despedido a Valdeón durante una ceremonia laica celebrada en un cementerio de la capital vallisoletana, donde ha sido incinerado.

La memoria del catedrático que mostró nuevas formas de enfocar la historia y la huella de quien tanto luchó por la conquista de derechos sociales durante el Franquismo y la Transición, se ha dejado sentir esta tarde en la variada extracción de quienes se han acercado a rendirle un último tributo de admiración y afecto.

Representantes de instituciones, partidos políticos, sindicatos, comunidad académica, intelectuales y artistas de diversos ámbitos han coincidido, por encima de todo, en la condición humanista de Valdeón, como han puesto de manifiesto las personas que se han dirigido a los presentes para evocar su figura y su legado.

El primero de todos ha sido Téofanes Egido, uno de los principales estudiosos de la historia de las mentalidades, para quien el finado aprobó con nota "la asignatura de la vida", y que a lo largo de su vida investigadora y académica demostró la utilidad de la historia.

Numerosas generaciones de alumnos han recibido las enseñanzas de Julio Valdeón desde que en 1967 fue nombrado profesor agregado de Historia medieval en la Universidad Complutense de Madrid hasta que, el año pasado se jubiló como emérito en la de Valladolid, entre ellos Antonio Herreros, ex coordinador regional de IU.

Herreros ha evocado durante su intervención el enfoque de tolerancia y diversidad que el finado aplicaba en sus clases, sin condicionamientos previos ni manipulaciones que pudieran distorsionar el sentido real de la historia.

Otros dos catedráticos, de instituto Domingo Sánchez Zurro y de la Universidad de Valladolid Fernando Manero, han resaltado las cualidades de quien junto a ellos puso en marcha, hace ya casi treinta años, el sello editorial Ámbito para promocionar la cultura de Castilla y León a través del ensayo y la literatura.

Ha cerrado la ceremonia Julio Valdeón Blanco, hijo del historiador fallecido y colaborador del diario "El Mundo" en Nueva York, quien en una sentida y lírica remembranza ha desvelado cómo su padre hacía tiempo que era consciente de su inminente final.

El etnógrafo Luis Díaz Viana, el musicólogo Joaquín Díaz, el sindicalista Ángel Hernández (secretario regional de CC.OO), el arqueólogo Germán Delibes, el escritor Agustín García Simón, la poetisa Esperanza Ortega, la galerista Teresa Cuadrado y el ex presidente del Senado Juan José Laborda también han testimoniado con su presencia su consideración a Julio Valdeón.

Había nacido el 21 de julio de 1936 en Olmedo (Valladolid), cuyo alcalde, Alfonso Centeno, ha representado a su municipio natal entre una larga lista de autoridades como han sido el alcalde de Valladolid, Francisco Javier León de la Riva; la consejera de Cultura, María José Salgueiro, y el subdelegado del Gobierno, Cecilio Vadillo.

Julio Valdeón Baruque fue profesor agregado de Historia Medieval en la Universidad Complutense de Madrid (1967-1971) y catedrático de las mismas asignaturas en las universidades de Sevilla (1971-1973) y de Valladolid, donde el año pasado concluyó el periodo de dos años que tenía asignados como catedrático emérito.

En 2001 fue nombrado académico de número de la Real de la Historia y recibió el Premio Castilla y León de Ciencias Sociales y Humanidades.

Dos años más tarde fue distinguido con el Premio del Consejo Social de la Universidad de Valladolid por sus treinta años ininterrumpidos como catedrático de Historia Medieval, y en 2004 recibió el Premio Nacional de Historia por su "Alfonso X: la forja de la España moderna".

Como investigador ha dejado una veintena de obras entre las que destacan "Los judíos en Castilla y la revolución Trastámara" (1968), "El reino de Castilla en la Edad Media" (1968), "Los conflictos sociales en el reino de Castilla en los siglos XIV y XV" (1975), "En defensa de la historia" (1988) y "El feudalismo" (1992).

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