Madrid.- Las cifras son todavía modestas -no más de millón y medio de personas al año-, pero el enoturismo, muy extendido y consolidado en Francia e Italia, o en el californiano valle de Napa, avanza imparable en España, el mayor viñedo del mundo.
"Está en auge porque el vino está de moda y porque es un turismo muy emocional, experiencial", afirma, en conversación con EFE, Mónica Figuerola, directora general de Turismo de La Rioja, comunidad a la que el 70 por ciento de sus visitantes acuden atraídos por las excelencias de sus caldos y la cultura creada a su amparo.
Según el Instituto Español de Comercio Exterior (ICEX), en España, país con una tradición vitivinícola que se remonta a la época de los romanos, hay 1,16 millones de hectáreas de suelo en las que se cultiva la uva, de las cuales el 94,4 por ciento se destina a la elaboración de vino.
Aunque España es el primer país en superficie cultivada, es el tercero en producción, por detrás de Francia e Italia. El año pasado, según el Observatorio Español del Mercado del Vino, la producción ascendió a 40,3 millones de hectolitros.
Las exportaciones -ocupamos el segundo puesto del ránking mundial, que lidera Italia- ascendieron a 16,9 millones de hectolitros, lo que supuso, según el Observatorio, una facturación cercana a los dos mil millones de euros.
Ingleses, alemanes, estadounidenses e incluso franceses, por sorprendente que parezca, fueron, según el ICEX, los principales compradores de unos caldos -cavas, vinos tintos y blancos, de Jerez...- cada día mejores y con mayor prestigio internacional.
SECTOR PUJANTE
Cifras que hablan del dinamismo de un sector que en 2006 -apunta el ICEX en un informe- facturó más de 5.300 millones de euros, dio empleo directo a 22.863 personas y supuso el uno por ciento del PIB español. Un año antes -2005, el último del que hay datos disponibles- lo integraban 3.991 empresas.
Un sector que, como las administraciones públicas, ha sabido ver que el enoturismo puede ser, y ya es en muchos lugares, un negocio rentable, además de un plus añadido para dar a conocer mejor sus vinos e incrementar así las ventas, tanto dentro como fuera de España.
Cada español, según el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, se bebió el año pasado una media de 18,57 litros de vino, lo que supuso un gasto "per cápita" de 57,01 euros. El consumo total sumó más de 844 millones de litros, por valor de 2.591 millones de euros.
"Aún falta el último empujón para que podamos considerarla una actividad plenamente consolidada, pero ya se ha demostrado que no se trata de una moda, aunque inicialmente pudiera parecerlo, sino de un tipo de turismo totalmente establecido, rentable y con muchas perspectivas de futuro". Así de claro lo tiene Mercedes Cantalapiedra, concejala de Cultura, Comercio y Turismo del Ayuntamiento de Valladolid.
Fue hace cuatro años cuando, al amparo del prestigio y la calidad de los vinos de Ribera del Duero, y de otros valores gastronómicos, monumentales y culturales de la zona, el Ayuntamiento de Valladolid decidió aunar esfuerzos -bodegueros, empresarios hosteleros, agencias de viajes...- para convertir la ciudad y su provincia en un "referente enoturístico".
Los resultados son satisfactorios, con veinte mil visitantes más en 2008 respecto al año anterior y unos ingresos anuales de unos veinte millones de euros, destaca Mercedes Cantalapiedra. "El vino y la gastronomía -insiste- son dos de nuestros principales reclamos turísticos".
RUTAS DEL VINO
La de Ribera del Duero es, junto a las de Rioja Alta, Condado de Huelva, Ycoden-Daute-Isora, Alicante y Ribera del Guadiana, una de las seis Rutas del Vino de España pendientes de certificación por ACEVIN, la Asociación Española de Ciudades del Vino, que entiende la promoción de la cultura y el turismo enológico "como una herramienta complementaria para el desarrollo local".
Además de las citadas Rutas, otras trece llevan ya tiempo contribuyendo a que el viajero "descubra una España diferente" y pueda "vivir experiencias nuevas", como la visita a bodegas y viñedos, la participación en catas, la de ser testigo de una jornada de vendimia y hasta someterse a un tratamiento de vinoterapia.
Bullas, Jumilla, La Mancha, del Vino y del Brandy del Marco de Jerez, Montilla-Moriles, Navarra, Rías Baixas, Riberiro, Rioja Alavesa, Somontano, Tacoronte-Acentejo, del Vino y del Cava del Penedés y Utiel-Requena son las otras trece Rutas del Vino de España promovidas por ACEVIN con el apoyo de la Secretaría de Estado de Turismo y el Ministerio de Medio Ambiente y del Medio Rural y Marino. Lista que se enriquecerá en breve con otras incorporaciones.
"Adentrarse en ellas es hacerlo en un mundo de placeres y sensaciones", dicen en ACEVIN, cuyo presidente, José Fernando Sánchez Bódalo, alcalde de la localidad manchega de Alcázar de San Juan, considera el turismo del vino como una "oferta complementaria" al de sol y playa, en el que España es líder mundial. "No tiene vocación de masivo, pero sí puede ser muy intenso e intensivo", comenta a EFE.
El último "Observatorio Turístico de Rutas del Vino de España", realizado entre noviembre de 2008 y enero de 2009 a instancias de ACEVIN, concluye que el perfil predominante de quienes se "dejan llevar" por uno de esos itinerarios corresponde a visitantes nacionales (93%) residentes en núcleos de población medio-grandes.
FIN DE SEMANA Y PUENTES
Son turistas que viajan en familia o en grupo, por periodos cortos (fines de semana y puentes), con pernoctación en hoteles de cierta categoría (tres y cuatro estrellas) y que se organizan personalmente aprovechando las recomendaciones de amigos y familiares, con la ayuda de Internet y de las oficinas de turismo en el destino. Su nivel de gasto (unos 100 euros diarios) se sitúa por encima de la media nacional y su índice de satisfacción es muy elevado.
El Penedés catalán es, con casi medio millón de visitantes en 2008, uno de los destinos con más éxito, si bien hay que tener en cuenta que en esta comarca tienen su sede tres de las bodegas españolas más visitadas: Codorniú, Freixenet y Torres. Los otros son La Rioja, Rías Baixas, Ribera del Duero y Jeréz.
Para Angels Piñol, gerente del Consorcio de Promoción Turística del Alt Penedés, esa cifra es el fruto de años de trabajo, "hemos sembrado para recoger esto", dice, si bien entiende que el auge no ha hecho más que empezar. "Nuestros cavas y vinos son la excusa para conocer este territorio, su cultura y paisajes", destaca. "Creemos en el enoturismo", insiste.
El mismo convencimiento tienen en Andalucía. "La cultura del vino añade un plus de calidad a nuestra oferta turística", comenta a EFE Antonio Muñoz Martínez, director general de Planificación y Ordenación Turística de la Junta. "Hay que mimar -dice- el turismo del vino", y convencer a los grandes operadores turísticos sobre las oportunidades de negocio "claro" que existe.
"Es el eje fundamental de la actividad turística riojana", asegura Mónica Figuerola, directora general de Turismo de una Comunidad que considera al vino como "un complemento ideal de otros grandes productos como la naturaleza, la historia, el arte, la gastronomía....Es un gancho importantísimo".
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