La lista con los cuatro nombres de los presos de Guantánamo que Estados Unidos quiere que España acoja ya están en manos del Ministerio de Exteriores. Su titular, Miguel Ángel Moratinos, no tuvo problema en dar ayer todo tipo de detalles sobre esta operación. Sabemos el número, que se estudiará detenidamente caso por caso, el régimen en que podrían ser aceptados en nuestro país y 'hasta aquí puedo leer'. Ni sus nombres ni su nacionalidad. El jefe de la diplomacia española cree que es mejor así por su propia seguridad. Eso sí, ha dejado claro que todos ellos presentan un expediente 'Clear for release', es decir, que no presentan cargos. Aunque seguimos desconociendo la identidad de estas cuatro personas, una ONG nos ha revelado los nombres de seis prisioneros que han pedido que España sea su país de acogida.
María Salcedo, diplomática del Ministerio de Asuntos Exteriores, explica que es posible que los nombres de estas personas no lleguen a ser revelados en ningún momento —de hecho, algunos presos que están a punto de ser trasladados a Europa lo prefieren así—. Por otro lado, la solicitud de Estados Unidos no implica la aceptación inmediata de España y recuerda que "no hay plazo para contestar". En otras palabras, que el Ministerio se tomará el tiempo que sea preciso para analizar caso por caso. Se tendrán en cuenta, no sólo la legislación española, sino también "los tratados internacionales y del espacio Schengen", explica Salcedo.
En un primer momento, Moratinos habló de que sólo podrían venir aquellos que tuvieran alguna vinculación con España. Sin embargo, desde Exteriores matizan. No se valorará tanto la vinculación con nuestro país —casi ninguno la tiene—, sino que se tendrán en cuenta las "ventajas comparativas" de España frente a otros países o "porque se piense que estas personas van a estar mejor en España", afirma Salcedo. Por otro lado, Exteriores ha aclarado que las cuatro solicitudes presentadas por Estados Unidos no forman un "paquete". Es decir, que podría darse el caso de que algunos sean aceptados y otros no.
La ONG británica Reprieve, muy activa y, sobre todo, combativa en la lucha por los derechos de los presos en Guantánamo, está siguiendo muy de cerca el proceso e incluso ha participado activamente en él, contactando con las autoridades de algunos países europeos susceptibles de acoger presos, como las italianas, muy reacias a admitir antiguos reos de la cárcel, e incluso con las españolas. Desde allí, tampoco pueden confirmar las identidades de los presos que Estados Unidos quiere que España acoja. Es más, ni siquiera tienen conocimiento de dónde irán sus propios representados. Lo que sí han podido desvelarnos son los nombres de los presos que han solicitado venir a España. Son seis, dos de ellos representados por Reprieve. Exteriores no ha querido confirmar ninguno de esos nombres ni sus nacionalidades. Son los siguientes:
Sirajov viajó a Afganistán para estudiar a fondo el Corán unos meses antes de los atentados del 11 de septiembre de 2001 contra las torres gemelas. Se encontraba allí cuando Estados Unidos invadió el país asiático asegurando que el líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden, se encontraba allí. Según Reprieve y otras organizaciones de derechos humanos, fue secuestrado junto con otras personas que acabarían siendo sus compañeros de cautiverio y vendidos al Ejército estadounidense por 5.000 dólares cada uno. Su ficha ha sido publicada por The New York Times hace unos días.
Conocido por las autoridades estadounidenses como Sauf Bin Addallah, vivió en Italia en el período comprendido entre 1998 a 2001 y todavía conserva algunos familiares en Turín. Según ellos, viajó a Afganistán para pasar sus vacaciones y fue herido en un tiroteo cuando se encontraba viajando por el país a bordo de un camión. Según han revelado algunas organizaciones, llegó a estar hospitalizado en Kabul y posteriormente en la ciudad de Khost. Desde allí fue trasladado hasta la frontera paquistaní, donde fue detenido por las autoridades de este país que le entregaron a Estados Unidos. Su ficha también ha sido difundida por el periódico neoyorquino.
Se trata de un ex futbolista argelino que emigró a Bournemouth (Gran Bretaña) en 1999 por motivos económicos, donde encontró trabajo en una lavandería. En 2003 se le deniega el asilo político que había solicitado alegando que había recibido amenazas de islamistas. No obstante, obtiene un permiso de residencia que le permite prolongar su estancia en el país. Para entonces, él ya estaba confinado en Guantánamo tras ser detenido en Pakistán.
Poco se conoce sobre la identidad de esta persona. Organizaciones de derechos humanos han pedido en varias ocasiones a las autoridades tunecinas que tomasen cartas en el asunto —muchos de los presos de Guantánamo provienen de este país— sin obtener respuesta. Algunas informaciones filtradas hablaban de que las personas que van a venir a España son sirios y tunecinos, pero Exteriores tampoco ha querido confirmar ese dato.
Al Hami es un árabe que vivió durante varios años en Europa antes de viajar a Afganistán. Tras su detención —también irregular— reconoció que había permanecido en Europa utilizando documentos de identidad falsos, e incluso que se había dedicado al tráfico de drogas a pequeña escala para subsistir, pero siempre negó tener relación alguna con Al Qaeda. Fue detenido en enero 2002 por las autoridades iraníes, que en el primer momento de la invasión colaboraron con Estados Unidos, capturando a muchas personas y entregándoselas a las autoridades de este país. Su proceso en la Corte Suprema de justicia estadounidense no comenzó hasta 2004. Las alegaciones desclasificadas se centraron en su permanencia en el campo de entrenamiento de Khalden en diciembre de 2000. Según estas alegaciones, el campo pertenecía a Al Qaeda. Sin embargo, estas informaciones han sido desmentidas posteriormente y se ha asegurado que se trataba de un campo de entrenamiento independiente. Además, meses después, Hami aseguró que había confesado haber estado en Khalden bajo tortura.
Su verdadero nombre, según él, es Lufti Bin Ali, aunque las autoridades estadounidenses se refieren a él como Mohamed Abdul Rahman. Esta especie de confusión tiene mucho que ver con su detención, ya que uno de los motivos esgrimidos por el Ejército estadounidense para apresarle es que llevaba documentación falsa en su poder. Bin fue detenido también de manera irregular y ha permanecido más de siete años en la base de Guantánamo. Estados Unidos le acusó de tener relaciones con estructuras cercanas a Al Qaeda, algo que él ha negado reiteradamente, y que no ha podido ser demostrado de ninguna forma.
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