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¿Por qué se le resisten al PSOE las comunidades de Madrid y Valencia?

  • Desde principios de los 90, el partido no gana ninguna elección en estas dos regiones
  • Dirigentes de antes y de ahora analizan las razones por las cuales no cosechan éxitos
Por P. CARRIÓN | E. SÁNCHEZ (SOITU.ES)
Actualizado 18-06-2009 18:29 CET

Ni municipales, ni autonómicas, ni generales, ni europeas. Desde principios de los noventa los socialistas no consiguen imponerse al Partido Popular en ninguna elección en las Comunidades de Madrid y Valencia. Son las dos chinas en el zapato del PSOE, un nido de problemas donde la dirección nacional ha metido mucho la mano y ha dejado poca libertad de maniobra a los equipos regionales, según los dirigentes veteranos y actuales consultados.

"Los resultados son una mierda, pero es que el partido no ha hecho lo que realmente hay que hacer para recortar distancias con Camps". Así de claro habla un socialista valenciano que ocupa sillón en el Congreso de los Diputados. Estuvo en Blanquerías (sede del PSOE en Valencia) la noche del 7-J, cuando el PP —con el caso Gürtel y Fabra imputado por otros supuestos delitos en su haber— le sacó 15 puntos de ventaja al Partido Socialista del País Valencià (PSPV). El ambiente era de todo menos calmado. ¿Qué es lo que ha pasado?

"El PP se ha adueñado del discurso valenciano, de los símbolos y de las cosas que importan a los valencianos y ahora parece que, si hablamos en clave valenciana nosotros, somos unos fachas, y si no lo hacemos es que no nos interesa la comunidad", dice un dirigente de la actual cúpula socialista en la Comunidad Valenciana. No lleva mucho en el cargo, de hecho desde que el pasado septiembre Jorge Alarte, un joven de 36 años, fuera nombrado secretario general. Llegó al cargo después de que cayera Joan Ignasi Pla y de que Joan Lerma, el único presidente socialista que ha tenido la Comunidad, se pusiera al frente de una gestora para acabar con la enésima crisis del PSPV.

Alarte, un desconocido

Tampoco Alarte ha conseguido acabar con las divisiones internas del partido; tampoco se han remontado posiciones. El secretario general y parte de su equipo se excusan en que su proyecto es ganar en 2015; pero, mientras, no se acercan a los populares. Parece que tampoco al electorado. Una de las críticas que se le hace a la directiva es que no han bajado a la calle a hablar con la gente, mientras el PP se ha hinchado a desayunos, paellas y mítines en municipios, incluso mucho tiempo antes de que comenzara la campaña. Uno de los retos a los que ahora se enfrentan en Blanquerías es a que su candidato para 2011 "sea conocido por la gente".

Tampoco una cara conocida acaba de cuajar. En las últimas elecciones municipales el PSOE encargó a Carmen Alborch, la que fuera ministra de Cultura con Felipe González, la tarea de arrebatarle la alcaldía de Valencia a Rita Barberá. No lo consiguió entonces y ahora tan sólo ha recortado cuatro puntos la distancia. Aun así, insisten desde el grupo municipal, éste no debe ser un momento para el desánimo. "Está bien, hemos escuchado lo que los valencianos han querido decir con sus votos, pero no vamos a ser negativos. Hacemos una reflexión y también una autocrítica, pero no vamos a autoflagelarnos", cuenta la ex ministra. Tampoco cree que haya llegado el tiempo para la renovación, y echa la culpa al PP y su larga sombra de poder: "Hemos hecho cosas, hemos trabajado, pero no se ven tanto como las que hacen ellos porque tienen todos los amplificadores del mundo [en referencia a los medios de comunicación valencianos]".

Sin un discurso valenciano

Pero, ¿cuál es el problema de fondo del PSPV?, ¿qué es lo que hace que en 18 años no hayan conseguido ganar ni una sola de las elecciones en el terreno nacional o autonómico? En Blanquerías creen que desde que Joan Lerma perdiera en 1995 ha habido un deterioro muy importante de la marca PSOE en la comunidad. "Hemos sido incapaces de recuperar un discurso fresco y, sobre todo, valenciano", admiten desde la directiva. También cargan contra Ferraz: "Ni Zapatero ni Pepe Blanco han ido a ver las obras del AVE a Valencia; y sin embargo, allí estaban Aguirre y Camps", explican para exponer la dejadez del PSOE nacional. Además, se quejan de que las valencianas María Teresa Fernández de la Vega y Leire Pajín han olvidado hacer un discurso en clave local cuando han aparecido por la zona. Alarte, a pesar de la derrota del 7-J, no ha entonado el 'mea culpa' y ha comenzado por decir que ahora sí van a ser "autónomos en todo momento" y que su mensaje será "valenciano".

Antonio García Miralles, uno de los fundadores del PSPV hace ya 30 años y presidente del mismo durante más de 15, es bastante más crítico con su partido. "Lo de ahora son excusas de mal perdedor. El PSPV arrastra una crisis desde el Congreso de la Politécnica de 1997. Ha habido gestoras y secretarios generales, pero ninguno ha cuajado", explica el histórico dirigente. ¿Qué paso entonces? En opinión de García Miralles hubo una "preocupación errónea de la llamada gente renovadora del partido, que estaba tan interesada en separarse de los anteriores que perdieron el rumbo".

La falta de liderazgo del actual líder también se planta como un lastre. Alarte salió elegido casi como segundo plato de Ferraz y Pajín —la secretaria de organización intentó que fuera Alejandro Soler, alcalde de Elx—, y además no ocupa un sillón en el parlamento valenciano desde el que hacerse oír. Por si eso fuera poco, en el último Congreso se tomó la decisión de cambiar la estructura del partido y pasar de una comarcal a una provincial. Al no hacerse el cambio 'de facto', explica García Miralles, Alarte se las ve y se las desea para reafirmar su liderazgo en un partido "que está lleno de gente por compromiso".

Las fracturas internas que tienen, acrecentadas desde que Pajín figura como 'número tres' del PSOE que busca en Valencia el bastón donde apoyarse, no ayudan a construir un discurso propio y firme con el que ganar a los todopoderosos populares. Tampoco lo consiguen en la Comunidad de Madrid, donde la izquierda lleva aún más tiempo sentada en los sillones de la oposición.

"En Madrid hemos perdido a las clases medias acomodadas"

Rafael Simancas, quien fuera durante siete años (2000-2007) secretario general del Partido Socialista de Madrid (PSM), niega la mayor. "La izquierda no tiene un problema endémico en la Comunidad de Madrid, y los éxitos electorales de 1983, 1985 ó 1991 —en las autonómicas— lo demuestran". Para el tres veces candidato de los socialistas a la presidencia de la región —en la primera de ellas superó junto a IU al PP, pero sufrió la traición de dos diputados— las últimas citas electorales han supuesto "una decepción". "El problema es que no hemos sabido transmitir a nuestro electorado la importancia que tienen las elecciones autonómicas o europeas para sus vidas, pues la izquierda sigue creyendo que la política con mayúsculas se escribe en clave nacional. Es nuestra gran asignatura pendiente", apunta el actual diputado nacional.

Los éxitos a los que ponía fecha Simancas tienen nombre y apellidos. Joaquín Leguina fue el primer presidente autonómico de la Comunidad de Madrid (1983-1991). "En aquellos años los socialistas encabezábamos los movimientos sociales y cogíamos la bandera de las reivindicaciones. Pero ahora nos limitamos a un seguidismo de todos los 'istas' —feministas, ecologistas, sindicalistas...— y con ello no somos capaces de sintetizar los discursos particulares en uno general que los englobe ", señala el ex presidente regional.

Este diagnóstico coincide, en parte, con el de la plataforma 'Recuperar Madrid', que aglutina a maestros "cansados de la maquinaria de manipulación de la Consejería", y que apuestan por la escuela pública. Uno de sus portavoces asegura que echa de menos en los actuales dirigentes socialistas "un discurso ilusionante". "Van a remolque de los acontecimientos, que aprovechan para denunciar las actuaciones de Aguirre, pero no para movilizar a la gente". Desde este colectivo se apunta que es necesario que el PSOE "comience a dirigirse a las clases medias, adaptando su discurso a los nuevos derechos sociales". Ése es el análisis que hace un importante dirigente nacional: "la clase obrera en la que nos apoyamos en los ochenta se ha transformado en clase media acomodada, y nosotros no nos hemos adaptado a sus necesidades".

Leguina: "Zapatero es un lastre"

Para Leguina, que no acabó precisamente bien con la actual dirección nacional del partido, el principal problema que arrastra el PSM es la falta de un "proyecto con rigor, seriedad y con un mensaje que tenga verdadero crédito". Y apunta a los responsables: "No hay que buscarlos en los dirigentes madrileños, a los que no se les ha dejado respirar ni actuar con plena autonomía, sino en Ferraz —sede central del partido—, que piensa que las derrotas son consecuencia de carteles electorales, y no hace más que mandar paracaidistas". Se refiere a candidatos mediáticos como Trinidad Jiménez o Miguel Sebastián, últimos carteles electorales para el Ayuntamiento de la capital. En su blog, Leguina señala directamente a Zapatero como la "sustancia" común a las derrotas encadenadas en los últimos años. "Claro que él es el responsable y un lastre para los intereses de los socialistas aquí. Por eso es injusto que se achaquen las derrotas a los dirigentes de la federación", insiste.

El diagnóstico de Leguina no lo comparte Antonio Carmona, miembro de la Ejecutiva organizada por el actual secretario general del PSM, Tomás Gómez. "La acusación de que el presidente Zapatero es un lastre para los socialistas es falsa. Durante sus años de Gobierno, la inversión anual en la región ha sido de 2.700 millones de euros, frente a los 2.500 millones de la época de Aznar". Carmona justifica la falta de apoyo en que "durante los últimos años hemos trabajado para elecciones generales y europeas, y ahora tenemos que concentrarnos en hacer nuestras propuestas concretas para la región".

Madrid, campo de batalla de la derecha

No parece que lo tengan fácil, según coinciden Carmona y Simancas. "El PP ha sabido durante los últimos años instrumentalizar el poder para consolidar su hegemonía política y social, asfixiando a los movimientos sociales y controlando los medios de comunicación públicos y privados", apunta el ex candidato socialista, para quien Madrid "se ha convertido en los últimos cinco años en el campo de batalla de la derecha nacional".

En el apartado de propuestas, Simancas apuesta por hacer un poco de autocrítica, y reconoce que "tenemos que abrirnos más y ser capaces de presentar alternativas atractivas para todos". Coincide con Leguina en que el PSOE debe volver a ser "el partido de la tranquilidad, la sensatez y la igualdad". Carmona define el objetivo con una frase: "Transmitir un proyecto en positivo que ilusione a todos los madrileños". Tomás Gómez será el encargado de capitanear este barco. Al menos, hasta 2011.

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