Ordóñez avisa que la destrucción de empleo durará más que la crisis

Miguel Ángel Fernández Ordóñez lo ha dicho en su discurso anual, el más importante e influyente de los que pronuncia el mandatario del Banco de España: aunque hay "señales positivas" en la economía, el paro seguirá siendo el lastre más grave, incluso cuando lleguen tiempos mejores. El gobernador reconoce que la caída de la actividad económica en 2010 "será más atenuada", pero el déficit se aproximará al 10% (el 7,9% para el Gobierno), y sigue obsesionado con que la "tasa de paro siga su senda ascendente".

El desempleo, el gasto público y la segunda oleada de presión y tensión sobre las entidades españolas —a causa de que seguirá aumentando el número de morosos por el incremento del paro—, son las más graves preocupaciones del gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, quien esta mañana ha presentado al consejo del banco su balance de 2008, acto que marca la posición del banco central. Por cierto, no ha dicho ni una palabra sobre el futuro de las pensiones, asunto que tanta polémica le ha creado con el Gobierno Zapatero.

Es el paro, la enfermedad estructural de nuestra economía, lo que más le inquieta. La rápida corrección que se está produciendo en la inflación y la caída de la financiación externa están frenando la actividad de las empresas, y con ello, aumenta el desempleo. Si no se cambian "los rasgos institucionales" que provocan esta enfermedad crónica de la economía española, puede ocurrir que "incluso después de haber superado la fase más severa de la crisis", los parados sigan "lastrando la economía" y se conviertan en "una rémora" para seguir en la senda de la convergencia con el resto de los países europeos.

Estrategias de salida

Ordóñez también se ha referido a la crisis global y a la reacción internacional, haciendo hincapié en "el importante reto que tienen los países para diseñar estrategias de salida" que permitan, una vez que la crisis se supere, desactivar de "forma eficaz y segura" las medidas que los bancos centrales y los gobernantes del mundo han ido adoptando.

Junto con la advertencia sobre los riesgos del paro y las recetas que tantas veces ha dado el gobernador —mejor funcionamiento del mercado de trabajo: que reasigne los recursos más fácilmente, movilidad geográfica, más formación y cualificación de los trabajadores—, Ordóñez ha advertido sobre el gasto público, otra de sus obsesiones, y del anterior equipo económico, que dirigía su amigo Pedro Solbes. Ha abogado por la vuelta a la ortodoxia, que tan a menudo les critican algunos sectores de la izquierda, partidarios del gasto público y el endeudamiento sin límite mientras la crisis lo requiera.

Por eso, Ordóñez ha vuelto a hablar de la necesidad de "un presupuesto saneado" en cuanto la situación lo permita, para "evitar a toda costa" que las actuaciones fiscales —subidas y bajadas de impuestos— puedan llegar a cuestionar "el compromiso con la estabilidad presupuestaria a medio plazo", con las consecuencias negativas, entiende el Banco de España, que esta situación tendría en el coste de pedir dinero fuera y en la confianza en la economía española. El párrafo del gobernador es rotundo: "Hay que impedir que el endeudamiento del sector público se convierta en un obstáculo cuando la economía española se encuentre en mejores condiciones para crecer".

Diferencias con Salgado en gasto

Esta posición fricciona con las políticas desarrolladas hasta ahora por el Gobierno Zapatero, a quien hasta el momento no le preocupa en exceso el endeudamiento, mientras esté justificado por las medidas para proteger a los más perjudicados por la crisis. El gobernador recuerda que en estos meses se han gastado los superávit acumulados en los últimos tres años, y que el déficit público se aproximará en 2010 al entorno del 10% y la deuda pública podría exceder el umbral del 60% del PIB. Para Ordóñez, "se han agotado las posibilidades de la política fiscal para impulsar el gasto". Ese 10% de déficit para el año que viene aleja al gobernador, de nuevo, de las previsiones del Gobierno, puesto que la vicepresidenta Salgado cifró el déficit el pasado viernes en un 7,9%.

Ahora bien, pese a estas disensiones, los expertos consideran que Mafo (las siglas del gobernador) se ha moderado en el discurso, puesto que no ha incluido la bronca de las pensiones, ha admitido que hay algunos síntomas para la esperanza, y sus afirmaciones y recetas para la reforma laboral también han sido omitidas en gran medida.

Más presión de los morosos

Por último, Ordóñez ha abordado la situación del sistema financiero español, que desde el otoño pasado sufre "una segunda oleada de perturbaciones". Esta situación reduce la demanda de crédito, los bancos también son más exigentes a la hora de prestar y el aumento de los morosos determina el contexto, puesto que "el deterioro de la actividad debilita la situación de los clientes bancarios, sobre todo en las familias que sufren el paro". Todo ello ha traído nuevas fases de morosidad, cuya "presión aún no se ha agotado", opina el primer directivo del Banco de España.

Por tanto, los resultados de bancos y cajas seguirán afectados en el futuro por el avance de la morosidad.El gobernador recuerda que, en este sentido, no todos las entidades son iguales, ni mucho menos, aunque tengan perfiles parecidos. Unas han sabido seleccionar mejor que otras sus riesgos "y la capacidad de gestionarlos", y los colchones de que disponen unas u otras presentan "diferencias notables", ha dicho el gobernador, quien también ha pedido que "se materialicen pronto" el conjunto de medidas y disposiciones que "refuercen la capacidad de actuación" del Banco de España, ante los nuevos problemas que se pueden plantear.

Mafo se refiere al Fondo de Reestructuración y Ordenación Bancaria (FROB), que debería haberse cerrado hace meses entre el Gobierno y la oposición, y que cada día choca con nuevos problemas y sufre nuevos cambios y reestructuraciones, ante la dificultad que entraña poner de acuerdo a las autonomías y los retoques en la Ley de Cajas.