Londres.- El Partido Laborista del primer ministro británico, Gordon Brown, cosechó una derrota histórica en las elecciones al Parlamento Europeo (PE) en Inglaterra y Gales, donde quedó en tercera posición con un 15,3 por ciento de los votos.
Los laboristas cayeron 7 puntos con respecto a los comicios de 2004 y fueron superados claramente por el Partido Conservador de David Cameron, que fue votado por un 28,6 por ciento de los electores, casi dos puntos más que hace cinco años.
Se daba por descontado que los "tories" ganarían con claridad a los laboristas, pero lo que hace más dolorosa la derrota del partido en el Gobierno es haber sido superado por el anti-europeo UK Independence Party (UKIP), que recibió el 17,4% de los votos.
Queda aún por conocer el reparto de votos en Escocia (con 6 escaños en juego) y en Irlanda del Norte (con 3 escaños), que podría incrementar ligeramente (hasta el 16 por ciento) el porcentaje total de voto para los laboristas en el conjunto del Reino Unido, según una proyección de voto elaborada por la cadena pública BBC.
A falta de conocer cómo se distribuirán esos escaños, las urnas dieron 24 euro-parlamentarios a los "tories", 13 al UKIP, 11 a los laboristas, 10 a los liberal-demócratas, 2 a los Verdes, 2 al ultraderechista BNP y 1 al nacionalista escocés Plaid Cymru.
La derrota de los laboristas se produjo en todos los frentes y fue especialmente significativa la sufrida en el País de Gales, donde cayeron 12 puntos y donde, por primera vez desde el año 1918, no fueron la fuerza política más votada en unas elecciones.
En distritos como el del suroeste de Inglaterra los laboristas no consiguieron ni uno solo de los escaños en juego y cayeron hasta la quinta posición, con un 8 por ciento de los sufragios.
Este resultado vuelve a cuestionar el liderazgo de Brown, sólo 48 horas después de que se viera forzado a acometer una remodelación de su Ejecutivo por el mal resultado cosechado por el laborismo en las elecciones celebradas para elegir a 34 autoridades locales, en paralelo a los comicios para el Parlamento de Estrasburgo.
Brown ha recibido fuertes presiones desde sectores de su propio partido y de ex miembros del Gabinete para que renuncie y deje paso a un candidato que pueda afrontar con posibilidades de éxito las elecciones generales que se deben celebrar antes de junio de 2010.
Pero Brown, que ya estuvo entre la espada y la pared en el verano de 2008 a causa del colapso del sistema financiero y que consiguió sobrevivir contra todo pronóstico, ha insistido en que seguirá adelante, convencido de que es la persona adecuada para recuperar económica, política y moralmente al Reino Unido.
Pese al mal resultado de las europeas, previsiblemente volverá a defender su capacidad como líder en la reunión que celebrará en la tarde del lunes con el grupo parlamentario laborista, donde un grupo de diputados no identificados hasta la fecha han hecho circular una carta en la que se pide a Brown que renuncie al cargo.
Los "tories" celebraron la victoria, tanto en las europeas como en las locales, y consideraron que es un adelanto de lo que ocurrirá en las generales, mientras que los laboristas reconocieron la magnitud de la derrota e hicieron propósito de enmienda.
La vicepresidenta del Partido Laborista, Harriet Harman, dijo que los votantes de su partido pertenecen mayoritariamente a la clase trabajadora y que por lo tanto es normal que estén "furiosos" con lo que ha ocurrido en los últimos meses en la política británica.
El Partido Laborista fue la formación más afectada por el escándalo de los abusos de los gastos de los parlamentarios, que ha sacudido en el último mes los cimientos institucionales de este país y que ha llevado a los británicos a votar por opciones políticas que son minoritarias en las elecciones nacionales.
El caso más representativo es el del UKIP, que sumará al menos un parlamentario a los 12 que ya tenía en Estrasburgo desde 2004, y el más preocupante es el del ultraderechista y xenófobo BNP, que por primera vez estará representando en la Eurocámara.
El líder del BNP, Nick Griffin, manifestó tras conocer el éxito de su partido que reivindicarán ante el PE "los derechos de la población indígena de esta tierra, de los que siempre hemos estado aquí", frente a "una sociedad multirracial impuesta".
El ministro de Salud, Andy Burnham, declaró que "es un día triste para la política británica" y pidió una reflexión general: "tenemos que entender por qué la gente ha votado al BNP y tenemos que intentar ganarnos a este gente otra vez".
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