El Parlamento Europeo con más competencias en la historia de la Unión Europea volverá a tener mayoría de centro-derecha. Este signo conservador con el que se significa la cámara supondrá previsiblemente la permanencia del presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, cuyo mandato termina a finales de este año, y una tendencia clara en las políticas comunitarias.
El grupo conservador del Partido Popular Europeo (PPE) vuelve a ser la primera fuerza de la Eurocámara, con una amplia ventaja de cien escaños respecto a los socialistas, que se han dado un importante batacazo. El PPE se hace con 263 parlamentarios, de un total de 736, contando ya con la salida de este grupo de los conservadores británicos, que aspiran a formar su propia familia con eurodiputados checos y polacos. Los socialistas se quedan con 163 eurodiputados.
Como tercera fuerza del parlamento queda el Grupo de la Alianza de los Demócratas y Liberales, que se hacen con 80 asientos en la Eurocámara. Este grupo que suele alinearse con frecuencia con el PPE para votar, se perfila como un importante aliado del Partido Popular a la hora de articular el rumbo de las futuras políticas comunitarias, como ya lo ha sido en estos últimos cinco años.
Tras sus buenos resultados en varios países de la Unión, se alza como cuarta fuerza del Parlamento el Grupo de los Verdes-Alianza Libre Europea, con 52 eurodiputados, que gana peso respecto a la actual distribución del hemiciclo y se ha beneficiado del desplome del Grupo Socialista. Su empuje será fundamental en debates como la energía nuclear y el recorte de emisiones.
Por detrás queda la Unión por la Europa de los Pueblos (35), un grupo que podría desaparecer para dejar su sitio al nuevo conglomerado que pretenden crear los conservadores británicos junto a sus aliados, sobre todo, checos y polacos.
El siguiente grupo en importancia es el de la Izquierda Unitaria Europea, con 33 eurodiputados. Por último, el grupo euroescéptico de Independencia y Democracia logra 19 escaños.
Bajo la denominación 'Otros' figura un conglomerado de 91 diputados procedentes de partidos que estaban en el grupo PPE, pero que tienen previsto abandonarlo —como los conservadores británicos, checos y polacos—, así como otros que planean cambiar de familia política, como el Partido Democrático de Italia, que previsiblemente integrará el Grupo Socialista.
Casi dos tercios del futuro hemiciclo corresponderán a formaciones de derecha: conservadores, democristianos, liberales, soberanistas, escépticos antieuropeos y derecha xenófoba.
Estos actores en este escenario serán los que deberán lidiar con los retos que depara la agenda para los próximos cinco años. La inmigración, el cambio climático y la reforma del mercado financiero son algunos de los puntos clave que deberán tratarse en un futuro inmediato.
En este campo, el Parlamento Europeo aprobó una de las directivas más controvertidas de los últimos tiempos: la directiva de retorno, que contempla que los inmigrantes sin papeles que sean detenidos en suelo europeo podrán pasar hasta 18 meses retenidos en centros de internamiento mientras se tramita su expulsión.
En esta nueva etapa, la Eurocámara tiene pendiente una revisión del papel de la Agencia Europea para el Control de Fronteras (Frontex) y abordar el 'estatuto de los trabajadores estacionales', una propuesta que tiene como objetivo establecer condiciones comunes de entrada y residencia para los trabajadores extranjeros contratados para trabajar durante períodos de tiempo breves, ligados a cosechas específicas. El Parlamento Europeo también deberá promover medidas para favorecer la entrada de inmigrantes cualificados que demanda la UE.
La corrosiva crisis internacional ha obligado a abordar una reforma de las normas de solvencia de los bancos y a hilvanar una nueva legislación que estreche el control de las instituciones financieras. Los europarlamentarios deberán también meterle mano a una regulación de los salarios de los altos ejecutivos. La izquierda que demanda cambios de raíz en las bases del sistema tiene complicado sacar adelante sus iniciativas con el PPE y los liberales enfrente.
En el calendario del Parlamento Europeo deberá abordarse la posible modificación en la legislación sobre emisiones industriales, cuyos límites Bruselas quiere rebajar para determinados sectores, pese a las presiones de ciertos lobbies industriales. También deberá debatirse los incentivos económicos a países en vías de desarrollo para que reduzcan sus emisiones. El debate nuclear continuará caliente. Está previsto que se establezcan normas comunes para las centrales.
Los 27 deberán decidir sobre el espinoso asunto de la incorporación de nuevos miembros, como Turquía, Croacia y Macedonia. El PPE, los liberales y grupos minoritarios de ultraderecha se lo pondrán difícil a las aspiraciones europeístas de estos países.
*Datos oficiales provisionales difundidos por el Parlamento Europeo hasta las 13:31 horas del lunes 8 de junio.
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