Estrasburgo (Francia).- El presidente de la Comisión Europea (CE), el portugués José Manuel Durão Barroso, continuará en su cargo durante los próximos cinco años tras recibir hoy el respaldo del Parlamento Europeo (PE) por mayoría absoluta.
El poder de la centroderecha en la Eurocámara y los votos de algunos socialistas -entre ellos la mayoría de los españoles- dieron a Barroso una victoria holgada, muy por encima de la mayoría simple que necesitaba para su reelección.
La mayoría absoluta obtenida, sin embargo, le ofrece una mayor tranquilidad desde el punto de vista jurídico, pues es el umbral que habría necesitado de estar ya en vigor el Tratado de Lisboa, bajo el que previsiblemente se desarrollará la mayor parte de su mandato.
Barroso logró finalmente 382 votos a favor, frente a 219 en contra y 117 abstenciones en la votación, de carácter secreto, en la que participaron 718 de los 736 miembros de la Eurocámara.
Le apoyaron masivamente los democristianos del Partido Popular Europeo (PPE) -familia política de Barroso y principal grupo del PE-; la escisión euroescéptica de ese grupo que lideran los conservadores británicos, checos y polacos; y los liberales, que iniciaron el verano en contra del portugués y le han terminado dando un apoyo condicionado a que cumpla una serie de promesas.
Junto a ellos, le respaldaron la mayor parte de los socialistas españoles y portugueses y un puñado de miembros de ese grupo procedentes de otros países.
Mientras, el grueso de la socialdemocracia se abstuvo o votó en contra, tal y como hicieron a Los Verdes, la Izquierda Unitaria y los radicales antieuropeos, así como algunos eurodiputados de varios grupos que se opusieron a título individual, hasta totalizar los 219 escaños.
Nada más ser reelegido, Barroso se comprometió ante el hemiciclo a trabajar junto a "todos los grupos políticos que quieren una Europa de solidaridad y libertad".
"Como presidente de la Comisión, mi partido será Europa y todos los que me quieran acompañar en la aventura que es la construcción de una Europa unida, con todos ellos, intentaré establecer acuerdos", subrayó.
Barroso, que contaba desde junio con el respaldo unánime de los Gobiernos europeos, encontró durante meses en el Parlamento Europeo un importante escollo para su reelección, prevista en principio para julio.
En aquel momento, los grupos críticos forzaron un retraso de su ratificación y le forzaron a presentar un esbozo de su programa por escrito y acudir a la Eurocámara a defenderlo en septiembre.
Tras los debates, el portugués se comprometió ayer a aceptar algunas de las exigencias de los liberales, y destacó el carácter social de su programa para tratar de atraer los votos socialistas.
Entre otras, Barroso ha prometido revisar directivas como la de trabajadores desplazados y llevar a cabo "estudios de impacto social" de todas las medidas que proponga Bruselas, algo que ya hoy le recordaron los sindicatos europeos.
A los liberales les garantizó, entre otras, un plan europeo contra la crisis y uno para "limpiar" los bancos, así como la creación de la figura de un comisario de Derechos Fundamentales.
Para el PPE, la reelección de Barroso manda una "señal de estabilidad y fuerza de Europa en este período de crisis económica", un argumento que también utilizó el líder de los socialistas españoles, Juan Fernando López Aguilar, para defender el respaldo del Partido Socialista Obrero Español (PSOE).
El ex ministro de Justicia López Aguilar consideró que también era necesario su voto positivo para defender a la UE de los "eurófobos" y para permitir una Presidencia española "ambiciosa" a partir del próximo mes de enero.
Mientras, los eurodiputados de izquierda españoles Willy Meyer y Raül Romeva criticaron el apoyo del PSOE a quien consideran uno de los responsables de la crisis económica, y achacaron la postura "incoherente" de los socialistas al respaldo explícito que ha dado a Barroso el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero.
Los críticos de Barroso, liderados por el ecologista francés Daniel Cohn-Bendit, insisten en que el portugués -superviviente de la "foto de las Azores" que precedió la invasión de Irak, en marzo de 2003, y regularmente atacado en el PE por sus supuestas políticas "ultraliberales"- no es la persona adecuada para sacar a Europa de la crisis.
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