Vaya una cosa por delante. Ya hemos visto 'Los mundos de Coraline' —de estreno este fin de semana— y os podemos anticipar que nos ha encantado. Lo nuevo de Henry Selick atesora unos niveles de ternura e inteligencia tales que no tiene nada que envidiar a Pixar, empresa líder de animación por consenso tácito. Sin embargo, eso no sería suficiente como para que se nos llenara la boca de piropos de no ser porque además sus cotas de perfección gráfica proceden de un 'micro-hito' histórico: Es la primera película de animación 'stop-motion' planificada y fotografiada directamente en 3-D y no adaptada al formato tridimensional como su madre espiritual 'Pesadilla antes de Navidad'.
A punto como estamos de entrar en la duodécima década desde que los hermanos Lumière dieran el pistoletazo de salida en este lucrativo negocio que resultó ser el cine, ponemos 'Los mundos de Coraline' como meta y nos paramos antes en 11 de las revoluciones más grandes que ha experimentado el séptimo arte. A veces la barrera es difusa y algunos títulos son discutidos por los puristas, pero os relatamos los que popularmente han sido conocidos como principales logros oficiosos:
Los Lumière aburrieron a las ovejas con sus tomas fijas proyectadas públicamente el 28 de diciembre de 1895. En ellas mostraban la salida de los obreros de una fábrica francesa, la demolición de un muro, la llegada de un tren y un barco saliendo del puerto. Aquello fue el germen del género documental, pero la primera tentativa de ficción más o menos seria hay que otorgársela a Georges Méliès y a su obra 'El caso Dreyfus' (1899). Tres años después, el francés daría el salto a la ciencia ficción con 'Viaje a la luna'.
Hay muchos que opinan que Walt Disney y su 'Blancanieves y los siete enanitos' (W. Cottrell, W. Jackson, L. Morey, P. Pearce & B. Sharpsteen, 1937) fueron los primeros en tocar la materia, pero si buceamos un poco en la literatura encontramos que ¡20 años antes! se estrenó 'El apóstol', una película de animación muda y en blanco y negro dirigida por Quirino Cristiani. Alejada de temas cándidos, era una sátira política contra el entonces presidente de Argentina Hipólito Yrigoyen.
Más indiscutida, y presente en todo trivial que se precie, es 'El cantor de jazz' (Alan Crosland, 1927), en la que las canciones interpretadas por Al Jolson alternaban todavía con subtítulos. La película no era nada del otro mundo, pero recaudó —como era de esperar— muchísimo dinero (3 millones de dólares del año 27, figuraos). Recordadla, seguro que alguna vez en la vida os la preguntan.
'La feria de las vanidades' (Rouben Mamoulian, 1935) fue la primera, pero nos quedamos con 'Lo que el viento se llevó' (1939), que supuso la consolidación de una revolución que vino para quedarse. Al principio a los espectadores les traía sin cuidado que el cine fuera coloreado o no, pero las distintas gamas cromáticas se fueron imponiendo al blanco y negro a medida que las 'majors' comenzaron a apostar de manera masiva por este sistema con el consiguiente abaratamiento de los costes.
Dos proyecciones simultáneas y gafillas de colores azul y rojo para producir una ilusión de complementariedad, eso son las 3D. La literatura es confusa con respecto a este apartado: algunos apuntan como nodriza a la italiana 'Nozze Vagabonde' (Guido Brignone, 1936), pero la más repetida en distintos alamanaques como precursora del avance es 'Museo de cera' (Andre de Toth, 1953). De los que no hay duda es de que fue la más madrugadora en aglutinar 3D y sonido estéreo. Como curiosidad, hay que apuntar que De Toth, que era tuerto, nunca pudo disfrutar del avance que inauguró debido a su minusvalía.
Para los que les suene a chino tal sistema, decir que es una técnica consistente en crear animaciones de objetos estáticos mediante la toma de múltiples fotografías. El ruso Ladislaw Starewicz ya hizo sus pinitos en 1905 en 'La venganza del camarógrafo', pero el género no se perfeccionó hasta la llegada de Ray Harryhausen, considerado maestro de la disciplina y principal inspirador de Tim Burton ('La novia cadáver', 2005), capo actual.
De los otros ha habido siempre, pero para centrarnos en los generados por ordenador nos fijamos en la mítica 'Tron' (Steven Lisberger, 1982). Un hacker dividido en moléculas es introducido en un ordenador, en el cual un programa maléfico le domina contra su voluntad. Esta cumbre de los frikis informáticos —que fracasó en taquilla en su momento y fue encumbrada con posterioridad— conocerá su secuela el año que viene.
Henry Selick, director de 'Los mundos de Coraline', la prota del reportaje, dio su primer puñetazo en la mesa con 'Pesadilla antes de Navidad' en 1993. Tétrica, cantarina y superdotada, es, en nuestra opinión, el digno escalón previo a la maravilla que nos ocupa esta semana. 'Pesadilla...' fue producida y supervisada tan de cerca por Tim Burton que muchos le atribuyen erróneamente la dirección.
John Lasseter revolucionó Cannes hace un par de semanas por medio de su discípulo Pete Docter con 'Up', pero fue 'Toy Story' (John Lasseter, 1995) la primera en abrir el tarro de las esencias. Las animaciones por ordenador parecen ser sinónimo de humor adulto e inteligente. Dejémoslo mejor en que suelen ser tan buenas (excepto la larguísima y edulcorada 'Cars') que es imposible que no gusten a todos.
O cómo filmar a Neo esquivando una bala. "¡Imposible!", gritaba Trinity. Bueno, no tanto, es que era 'El Elegido'. Los ahora desconcertantes hermanos Wachowski 'requetevolucionaron' los efectos especiales en 'Matrix' (1999) con un efecto de tiempo congelado que tendría un gran calado en los mundillos publicitario y videoclipero.
'Monstruos contra alienígenas' (R. Letterman & C. Vernon, 2009), estrenada hace poquito, fue la primera animación dirigida desde sus estadíos iniciales en formato 3D, desafiando el método tradicional de filmar en 2D para luego transformar. La citada 'Up' siguió sus pasos, siendo la primera vez en la que Pixar ha ido a rebufo de Dreamworks (factoría de animación fundada, entre otros, por Spielberg). Si quieres ahondar un poco en este concepto, léete esta pieza en la que su productor Jeffrey Katzenberg nos lo explicaba.
O algo así como la suma de los avances que en su momento supusieron 'Pesadilla antes de Navidad' y 'Monstruos contra alienígenas'. Las pasadas Navidades pudimos ver cómo Selick adaptó 'Pesadilla...' al formato tridimensional, pero ésta la ha rodado en alto, ancho y profundo desde cero. Habrá una versión en 2D para los cines que no estén equipados, pero desde aquí os rogamos encarecidamente que paséis de la versión garrafón. Viéndola en todo su esplendor es la única manera en la que podréis sentir lo mismo que la traviesa niña protagonista. Y saltaréis de dimensión en dimensión, palabra.
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