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Los mosquitos amenazan a las tortugas gigantes y otros reptiles de las islas Galápagos

EFE
Actualizado 01-06-2009 23:04 CET

Redacción Internacional.-  Las tortugas gigantes y otras especies endémicas de las islas Galápagos, en la costa de Ecuador, se enfrentan al peligro de nuevas enfermedades debido a la preferencia de los mosquitos autóctonos por la sangre de los reptiles sobre la de los mamíferos.

Así lo afirman científicos de la Universidad británica de Leeds, de la Sociedad Zoológica de Londres (ZSL) y del Parque Nacional de Galápagos en un estudio publicado en la revista especializada PNAS.

Los investigadores descubrieron que mientras sus congéneres continentales prefieren la sangre de mamíferos y aves, la variedad isleña del mosquito Aedes taeniorhynchus ha evolucionado para alimentarse de la de los reptiles, sobre todo de tortugas gigantes e iguanas marinas.

Bastaría con que un mosquito portador de enfermedades hoy desconocidas en las Galápagos como la malaria aviar o la fiebre del Nilo Occidental llegara desde el Continente en un avión para contagiar a los mosquitos isleños y extender el mal por todo el archipiélago, advierte el estudio.

Debido a su largo aislamiento, es improbable que la fauna salvaje de las islas sea inmune a estas nuevas enfermedades, añade.

"Con el rápido crecimiento del turismo aumenta la posibilidad de que un mosquito portador de enfermedades llegue en un avión procedente del continente", afirma el Dr. Andrew Cunningham, de la ZSL, uno de los autores del estudio.

En 2007 la UNESCO declaró como Patrimonio Mundial en Peligro las islas, situadas a un millar de kilómetros de la costa de Ecuador y que atraen a cada vez más turistas, con 170.000 visitantes hace dos años, frente a unos 85.000 en 1985.

El Gobierno de Ecuador exige que los aviones que vuelan a las islas estén tratados con insecticidas, pero aún están pendientes de adoptarse medidas similares para los barcos, señala el estudio.

"Es absolutamente vital que las medidas de control se mantengan y se cumplan con rigor, porque de lo contrario las consecuencias serían muy graves", advierte otro de sus autores, el Dr. Simon Goodman, de la universidad de Leeds.

Mediante técnicas genéticas, los científicos descubrieron que el mosquito Aedes taeniorhynchus colonizó las Galápagos hace 200.000 años y no fue introducido por los humanos como se creía, lo que le dio tiempo para adaptarse a las condiciones de vida autóctonas.

Esto explica que prefieran la sangre de los reptiles, sobre todo de las tortugas gigantes y las iguanas marinas, ya que en el archipiélago había pocas especies de mamíferos antes de la llegada del hombre hace unos 500 años.

"Cuando comenzamos este trabajo pensábamos que esta especie también fue introducida por los humanos y fue una sorpresa averiguar que es tan antigua", dijo Arnaud Bataille, un estudiante de la universidad de Leeds.

Según Bataille, "las diferencias genéticas de los mosquitos de las Galápagos con sus congéneres continentales son tan grandes como las existentes entre especies distintas", lo que sugiere que la variedad de las islas "puede estar evolucionando para convertirse en una especie nueva".

Los científicos descubrieron también que a diferencia de las colonias continentales que normalmente viven en manglares y marismas salinas a lo largo de la costa, la variedad de las Galápagos también puede reproducirse 20 kilómetros tierra adentro y a altitudes de hasta 700 metros.

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