Madrid.- El escritor argentino Andrés Neuman cree que la literatura latinoamericana actual ya no se siente "obligada a retratarse a sí misma", como sucedió en el siglo pasado. "El desprejuicio territorial" se ha instalado entre los nuevos autores, que entienden también el compromiso político de forma diferente.
"La literatura en español puede aspirar, al igual que otras grandes literaturas, a simbolizar cualquier espacio, a ser una metonimia del mundo", dijo hoy Neuman, tras recibir el Premio Alfaguara por su novela "El viajero del siglo", en un acto que congregó a numerosos representantes del mundo de la cultura, entre ellos a la ministra del ramo, Ángeles González-Sinde.
Escritores como Luis Goytisolo, presidente del jurado del Premio; Manuel Vicent, a punto de partir para tierras colombianas; Luis Mateo Díez, Clara Sánchez, José María Merino, Ian Gibson, Lucía Etxeberría o José María Guelbenzu asistieron a la entrega de este importante galardón, dotado con 175.000 dólares y de gran difusión en el ámbito hispánico.
Neuman, nacido en Buenos Aires en 1977 y afincado en Granada desde los 14 años, pronunció un breve discurso de agradecimiento, en el que dedicó un emotivo homenaje a su madre, fallecida mientras él escribía "El viajero del siglo", y habló de cuánto le debe a Schubert la novela premiada y de la modernidad que hay en ella, aunque esté ambientada en el XIX.
"En la casa de mi infancia había música. Además de pasarse el día escuchándola, mis padres también la hacían. Vivían de hacer música, hacían de la música una vida. Mi madre tocaba el violín y mi padre, el oboe", decía al principio de su intervención Neuman, quien desde muy pronto aprendió a disfrutar de las canciones de Schubert, y en especial del ciclo "Viaje de invierno", cuyas letras eran del poeta Wilhelm Müller.
El misterioso personaje de ese ciclo es "un viajero con vocación extranjera, sin ganas de norte, que sólo se detiene frente a un viejo organillero" y que, con el tiempo, cuando Neuman ya había renunciado a ser violinista para hacerse escritor, dio lugar a Hans, el protagonista de la novela galardonada.
El fallecimiento de su madre hizo dudar a Neuman si seguir o no con "El viajero del siglo", pero como "escribir tiene algo de esperanza desesperada, de acto de fe terrenal", decidió terminarla y dedicársela.
"Mantener vivos a los personajes era una forma de oponerse a la muerte", aseguró el escritor, minutos después de que Luis Goytisolo hubiera elogiado "el entorno stendhaliano" que late en la novela premiada, escrita sin embargo con un lenguaje que denota el conocimiento de los grandes escritores del siglo XX.
En presencia de la ex ministra Carmen Alborch, de los directores de la Feria del Libro de Madrid, Teodoro Sacristán, y de la Federación de Libreros, Fernando Valverde, y de actores como Charo López, Eusebio Lázaro o Genma Cuervo, Neuman dijo que la curiosidad por esas novelas situadas en el pasado, pero que "discuten los problemas y el lenguaje del presente" lo llevó a escribir "El viajero del siglo", ambientada en la Alemania de 1827, año en el que Müller publicó el "Viaje de invierno".
Neuman aludió también a los cambios que ha experimentado la literatura latinoamericana actual, que ya no pretende, como en la época del "boom", "encarnar determinadas esencias nacionales y políticas".
Desde los años 90, los nuevos escritores hispanoamericanos han reflejado la sensación de "desprejuicio territorial" que tienen "situando sus historias en lugares remotos, o bien proyectando una mirada extranjera sobre lugares teóricamente propios", subrayó Neuman.
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