Si se tratara de dirigir un documental centrado en un concierto de rock se lo encargarían Martin Scorsese o a Jonathan Demme. Son expertos en el tema. Pero como lo que toca es fútbol, no me cabe duda de que el elegido tendría que ser Spike Jonze, y no sólo porque sea un hacha filmando deportes poéticos, sino porque nos enchufaría una buena dosis de Queen o de Arcade Fire para aderezar los regates de fantasía de Cristiano Ronaldo, las demoniacas inversiones de juego de Xavi, las demoledoras apariciones en el área de Wayne Rooney e incluso relataría a cámara lenta al torbellino Messi para que no perdiéramos detalle de su talento impredecible.La esperadísima y merecida final de la Champions del miércoles, que enfrenta a Barcelona y a Manchester, definitivamente requiere la plasticidad de Jonze.
Aún así, cómo quedaría el invento estaría por verse. Nadie, a excepción de John Huston ('Evasión o victoria'), ha filmado una buena película de fútbol. Y eso que en aquella ocasión el deporte rey era un simple MacGuffin, pero da igual, había mucho. Además salían Pelé, Ardiles y Bobby Moore... y, sobre todo, Michael Caine (y cualquier película que cuente con Michael Caine sube como dos puntos en una escala de 10).
El fútbol, ese gozoso deporte donde apenas se meten goles, excepto cuando el Barcelona visita el Bernabéu (2-6), no resulta muy cinematográfico por la gran cantidad de tiempo que requiere empatar y ganar (si no, que se lo pregunten a Oliver y a Benji). No hay triples desde el medio campo a falta de unos segundos ni albatros que hagan recuperar la diferencia de golpes perdida en una de golf de Kevin Costner. Tampoco hay 'home runs' ni resurrecciones boxísticas. En el 'soccer' no hay 'touchdowns' ni sprints en la última recta. Puede que en cuanto a sosería, sólo sea rebasado por el tenis. El tenis tampoco tiene una gran-gran película, a no ser que los aficionados a la melcocha británica vengan ahora reivindicando 'Wimbledon'.
Aún así, en un plano meramente teórico, da por fantasear con cómo sería la final de la Champions entre el Barcelona y el Manchester basándonos exclusivamente en referencias del mundo del cine:
Lo primero es empezar por un buen entrenador, a poder ser de la ciudad de origen. Como se antoja peliagudo peinarnos toda la historia atendiendo a sus gentilicios, ciñámonos a la actualidad. Siendo así, el álter ego de Sir Alex Ferguson sería Danny Boyle, nacido en la ciudad del algodón y elegido mejor director en la pasada gala de los Óscar. Para el lado culé, quién más noticiosa que Isabel Coixet, recién llegadita de Cannes con su 'Mapa de los sonidos de Tokio' todavía caliente bajo el brazo y premiada en el apartado de montaje de (precisamente) sonido. Este particular enfrentamiento, lo sentimos mucho, se inclina hacia el lado de Boyle, no por 'Slumdog Millionaire', que es bastante plasta, es que es el tipo que filmó 'Trainspotting', en la que Renton, Begbie y compañía pegaban sus buenos balonazos entre trapicheo y trapicheo. 0-1 para el Manchester en el minuto 4.
Haremos ahora de Andrés Montes, ese señor de La Sexta que para no tener que memorizar los nombres de los futbolistas les asigna otros de actores. Yo, personalmente, veo el fútbol en un bar ruidoso atestado de hinchas del Atleti, con lo que hace mucho que no escucho a Montes, por lo que inventaré analogías de mi cosecha —sólo unas pocas— referidas a los que pueden desequilibrar:
Así, me imagino por el lado inglés a Rodrigo Santoro haciendo de Cristiano Ronaldo (el Jerjes de '300' y turista accidentado en 'Perdidos' no es portugués pero casi. Nacido en Brasil, su cuerpo musculoso se acerca al del Balón de Oro); a Vinnie Jones (guarrete, protestón e intimidador pero no por ello menos magnético) para hacer de Rooney y a Sting, un viejo rockero, en el papel Ryan Giggs, un rockero viejísimo.
Si nos fijamos en el Barça, habría que buscar un demonio de Tazmania para que emulara a Lionel, alguien rápido, con ideas, voraz... Ya está, no es argentino pero sí bajito: Jet Li. Xavi, cerebro de la función, debería ser un tipo con los pies en el suelo, alguien agasajado por gran cantidad de premios y, sin embargo, sensato. Digamos que hablo de Bardem. Y para redondear el tridente (sé que se quedan algunos fuera pero hay un límite de espacio), Will Smith (rey de la taquilla) en la piel de Eto'o (rey de los goleadores).
De este modo, los duelos personales quedarían como sigue:
Se me ocurre un último factor de comparación a modo de desempate, tan arbitrario como un cara o cruz o los penaltis: "La película más emblemática de cada una de las ciudades que venga a la memoria". Al Manchester le adjudicamos 'Control', la biografía filmada de Ian Curtis (infeliz líder de los Joy Division), estrenada hace poquito y ambientada en una de las comunidades musicales más prósperas de los últimos 30 años. La movida madrileña en versión post-punk.
Para Barcelona, qué mejor exponente que esa postal gigante que fue el último Woody Allen, con el nombre de la Ciudad Condal impreso incluso en su ADN. Lamentamos decir que no siempre lo de casa es mejor y también, para los berrinchudos, que la vida no tiene por qué ser justa. Pese a que el Barça juega como los ángeles, esta última confrontación le ha venido de pena, porque nos gusta Woody —y cómo nos gusta— pero no éste. Si 'Control' son dos goles a favor de los 'diablos rojos', 'Vicky Cristina Barcelona' es lesión de Valdés y de toda la defensa blaugrana y otros tres tantos en contra.
2-7 a favor del Manchester. Es la porra que lanzamos desde la sección de Cine. La venganza de los blancos tiene nombre inglés.
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