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Siesta patrocinada por Brawn GP

  • Hoy hemos asistido a una de las carreras más aburridas de la historia de la F-1
  • Jenson Button y Rubens Barrichello se reafirman como principales aspirantes al título
  • Alonso ha confirmado sus expectativas personales con un satisfactorio séptimo puesto
Por CRISTIAN MESTRES (SOITU.ES)
Actualizado 24-05-2009 17:47 CET

Jenson Button y Rubens Barrichello han firmado en Mónaco el segundo doblete consecutivo de Brawn GP, y se reafirman como principales aspirantes al título mundial de pilotos y marcas. Ferrari ha pisado el podio por primera vez en la temporada, gracias a Kimi Räikkönen, y Fernando Alonso ha confirmado sus expectativas personales con un satisfactorio séptimo puesto.

Mónaco es un Gran Premio de extremos. De la máxima incertidumbre el año pasado gracias a la lluvia al sopor extremo de la presente edición. De hecho, podemos afirmar sin miedo a equivocarnos que hoy hemos asistido a una de las carreras más aburridas de la historia de la F-1, de la salida a la bandera a cuadros.

Brawn GP sentenció la carrera pocos segundos después de que se apagara el quinto semáforo. Los monoplazas británicos tomaron un fuerte riesgo táctico planeando el primer tramo de la prueba con los neumáticos superblandos, un compuesto que perdía rendimiento de modo alarmante en una docena de vueltas en condiciones normales de asfalto. Sin embargo, sobre pista limpia y sin goma, se esperaba que este proceso de destrucción de las ruedas se acelerara un poquito más.

Jenson Button soltó el embrague sin mayores consecuencias y salió de Santa Devota con el horizonte despejado, seguido de su compañero de equipo que, aprovechando el mayor grip en la arrancada de la goma superblanda, no tuvo inconvenientes para adelantar a Kimi Räikkönen. De ahí al duodécimo clasificado, ningún cambio, con lo que Alonso se mantenía en novena plaza. Ross Brawn alentaba desde el muro de boxes a sus dos pupilos, que se escapaban a ritmo de más de medio segundo por vuelta más veloces que el Ferrari perseguidor. Pero pronto empezaron las dudas. Sebastian Vettel, cuarto clasificado, empezaba a registrar unos alarmantes problemas con la goma superblanda, ni siquiera mitigados por su ligerísima carga de carburante (rodaba con casi 20 kg de carburante menos que sus rivales). Su ritmo por vuelta se estancó en 1’21", por el 1’17" que marcaban persistentemente los integrantes del trío de cabeza.

La presión que soportaba el piloto de Red Bull crecía con el paso de las vueltas, y como prueba de ello, el tapón que estaba formando tras de sí, que alcanzó los nueve coches en el décimo paso por meta. Sin quererlo, Vettel estaba dividiendo la carrera en dos (y acelerando con ello el doblete de Brawn, claro), una fragmentación que se quebró de golpe cuando el de Red Bull cedió a los embistes de Rosberg, Massa y Kovalainen en el undécimo giro. Acto seguido, se retiró a boxes y calzar la goma blanda, más adecuada a las condiciones del trazado.

Los problemas de Vettel empezaron a aparecer en el Brawn GP de Rubens Barrichello a partir de la vuelta 14. Jenson Button salvaba el tipo, en parte gracias a su fino estilo de pilotaje, mientras Rubinho empezaba a sentir el aliento de Räikkönen. A pesar de ello, la menor carga de carburante del Ferrari regaló a Ross Brawn y los suyos un poco de tranquilidad. Kimi repostó en la vuelta 15, inmediatamente antes que el dúo de cabeza, que se quitó con ello el trago de las gomas blandas para el resto de la carrera.

A partir de ahí, a dormir. El primer turno de paradas sentenció las dos primeras posiciones, que, salvo error propio, irían a parar a Button y Barrichello. Para la tercera se dibujaba una lucha algo desigual entre los dos Ferrari y Mark Webber, máxime después del abandono de Sebastian Vettel, que se accidentó en Santa Devota cuando estaba en plena cruzada para recuperarse de su negativo primer stint. Fernando Alonso, por su parte, sobrevivía en el furgón de cola de la zona de puntos, gracias a errores ajenos y una táctica inteligente (dos paradas, con un stint intermedio largo y doce vueltas exactas con goma blanda). A partir de ahí, el sopor.

La procesión monegasca discurría por las calles del Principado sin apenas alicientes en forma de adelantamientos o accidentes. De hecho, salvo el incidente que involucró a Nelson Piquet y Sébastien Buemi, motivado por una pasada de frenada del de Toro Rosso, y el de Heikki Kovalainen, que desequilibró el coche tras pisar uno de los pianos de la zona de la Piscina y fue a parar de espaldas contra las protecciones, la carrera fue totalmente limpia. Por descontado, la eficiencia de los comisarios monegascos, que retiraron los coches con una celeridad que ya quisieran para sí muchos otros circuitos permanentes, evitó cualquier posible entrada del coche de seguridad.

El segundo tercio del GP sirvió para verificar que Ferrari ha vuelto. Las modificaciones introducidas en el F60 en Montmeló empiezan a dar sus frutos, y como prueba de ello, el ritmo de Felipe Massa, que sembró de vueltas rápidas su camino hacia el alerón trasero de Kimi. El brasileño se quedó a pocos segundos de su objetivo, como consecuencia del primer stint de carrera tras Sebastian Vettel, pero al menos se marchó con una cuarta plaza que, a tenor de las circunstancias, sabe a gloria. Mark Webber tampoco lo logró. Sin embargo, el australiano sigue empeñado en demostrarnos que la presencia en su box de Vettel, lejos de desanimarle, le ha invitado a mostrar ante el mundo su mejor versión. Al final, la quinta plaza para él como premio. Más atrás acabó Nico Rosberg, muy rápido en la fase inicial de la carrera pero lastrado por una táctica demasiado conservadora.

Fernando Alonso se llevó el premio de la séptima plaza gracias a un final de GP apoteósico. El asturiano fue el más rápido sobre el asfalto en las últimas veinte vueltas, un hecho que, lejos de invitarnos a tomar segundas lecturas (no, el R29 no ha dado un paso de gigante a nivel técnico de buenas a primeras), nos demuestra que el bicampeón no ha cambiado su lectura de las carreras, y que no importa si es por una victoria o el séptimo puesto, él siempre lo dará todo. Su enemigo en la fase final de la prueba fue un verdadero invitado sorpresa, Sébastien Bourdais, que sacó a relucir su experiencia en los circuitos urbanos norteamericanos para llevarse a casa el puntito de la octava plaza. ¿Su último en la F-1? Ya se verá, pero, por si acaso, Brendon Hartley y nuestro Jaime Alguersuari ya calientan en la banda...

El doblete de Brawn GP consolida a Jenson Button en cabeza del mundial, ahora con 16 puntos de margen respecto a Barrichello. En el de marcas, el monólogo blanco sigue cuesta abajo y sin frenos... Próxima parada, Turquía, dentro de dos semanas.

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