En su edición de ayer, el diario 'El Mundo' abrió su portada con el resultado de una encuesta realizada por Sigma Dos sobre la pugna entre Zapatero y Rajoy en el debate sobre el estado de la nación, y titularon del siguiente modo: "Rajoy empata por primera vez en un debate con Zapatero" (un 36,2% piensa que ganó Zapatero y un 35,6% que lo hizo Rajoy). Sin embargo, hoy se ha publicado una encuesta del CIS que otorga una victoria de 23 puntos al presidente del Gobierno sobre el líder de la oposición. ¿Cómo se explica tanta divergencia entre una y otra encuesta? ¿A quién debemos creer?
Sobre el papel, según afirman los expertos en la materia, lo primero que debe hacerse para valorar la credibilidad de una encuesta es acudir a su ficha técnica. Es decir, valorar el universo y el tamaño de la muestra, la afijación, la ponderación, los puntos de muestreo, el procedimiento y el error muestral. O sea, aquello que prácticamente todo el mundo pasa por alto. Por ejemplo, el tamaño de la muestra en el caso de 'El Mundo' fue de 940 entrevistas, mientras que el CIS consultó a 1.500 personas.
Pero al margen de ello, nos cuenta Alejandro Navas, profesor de Sociología en la Universidad de Navarra, en España hay que prestar especial atención a quién se encuentra detrás de la encuesta, "porque siempre favorece a quien la ha encargado". Y es que, especialmente en España, "donde el debate público está muy sesgado, aunque debería ser aséptico", se hace bueno el dicho de Churchill de "yo sólo creo en las estadísticas que yo mismo he manipulado previamente".
Un ejemplo muy evidente: ¿alguien piensa que serán iguales los resultados de una encuesta sobre hábitos sexuales si la manda elaborar una empresa que fabrica la píldora, el Colegio de Médicos o la iglesia católica?
La propia redacción de las preguntas puede ser una buena forma de conducir los resultados hacia el terreno que a uno le interesa. Pero donde de verdad puede meterse mano es en la 'cocina' de los resultados, el modo en que se selecciona la información y se presentan los resultados, donde la 'cocina española' también destaca internacionalmente.
En el caso del debate entre Zapatero y Rajoy, ¿es más fiable la encuesta del CIS? Desde luego, el estudio del Centro de Investigaciones Sociológicas podría considerarse "teóricamente solvente, al tratarse de un organismo oficial, pero eso no debe hacernos olvidar que es un instrumento que se dirige desde el Gobierno", nos dice Alejandro Navas, por lo que tampoco debería estar libre de sospecha.
En cualquier caso, la repercusión de las encuestas que aparecen en los medios de comunicación están limitadas, fundamentalmente porque los lectores suelen leer aquellos medios que confirman sus puntos de vista previos, por lo que los sondeos que uno lee en medios afines a su pensamiento no suelen cambiar las percepciones. Por otro lado, está demostrado que los medios influyen en mayor medida cuando hay unanimidad y se produce una acción prolongada, algo que precisamente no ocurre en el caso de las encuestas sobre los debates del estado de la nación.
Nos dice Navas que en Occidente se observa ya cierto cansancio por parte de los ciudadanos con las encuestas debido al bombardeo al que se han visto sometidos. La consecuencia es que cada vez sea más difícil realizar una buena encuesta y encontrar respuestas solventes, mientras crece el número de gente que prefiere no responder, sobre todo en asuntos políticos y de hábitos sexuales, según reconocen algunas encuestas sobre encuestas. En la encuesta del CIS sobre el estado de la nación, mientras que un 37,6% proclamó vencedor a Zapatero y un 14,4% a Rajoy, un 29% contestó que "ninguno" había ganado, y un 16,5% dijeron no saber o prefirieron no contestar. Hay estudios que incluso aseguran que en torno al 10% de la población no recuerda a qué partido votó en las últimas elecciones, según nos confiesa el profesor Navas.
Precisamente, el tema de las encuestas sobre las encuestas arroja algunos datos reseñables sobre su funcionamiento. Una investigación del CIS de 2007 sobre "la percepción social de las encuestas" (en pdf) revela que un 43% de la población confía poco en las encuestas de opinión; que un 40% cree que sólo se dan a conocer los datos que convienen a quienes organizan los cuestionarios; y que los motivos por los que la gente se presta a responder son la amabilidad (un 17,5%), el deseo de colaboración (12,2%) y la comprensión con el trabajo del entrevistador (11,5%). Este último dato refleja una especie de solidaridad obrera que invita al optimismo. Aunque tal vez habría que poner el dato en cuarentena, ya que al fin y al cabo procede de una encuesta...
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