Washington.- Philip Zelikow, un ex funcionario del Departamento de Estado de EE.UU. durante el Gobierno de George W. Bush, aseguró hoy en una audiencia del Senado que el uso de la tortura fue "un error", pero que "ambos partidos" apoyaron esa práctica.
Las técnicas coercitivas usadas contra los presuntos terroristas fueron métodos "fríamente calculados y deshumanizantes para extraer información", dijo Zelikow, asesor de la entonces secretaria de Estado, Condoleezza Rice, en su testimonio ante el Comité Judicial del Senado estadounidense.
"Esto fue un error, posiblemente un error desastroso. Fue un fracaso colectivo en el que funcionarios y miembros del Congreso de ambos partidos jugaron un papel, al apoyar un programa de coerción física de la CIA", aseguró Zelikow.
"Afrontamos obstáculos serios para derrotar a Al Qaida y sus aliados. Nos podrían asestar otro golpe, y muy duro, pero nuestra decisión de respetar las normas internacionales básicas no parecen ser un impedimento en nuestra lucha", enfatizó.
Como asesor de Rice, Zelikow escribió en 2005 un memorando en el que condenó la "justificación" legal del uso de la tortura.
En su testimonio, Zelikow criticó los argumentos que han circulado en días recientes de que los métodos coercitivos ayudaron a recabar información clave para resguardar la seguridad nacional y evitar más ataques terroristas.
"Algunos de estos ejemplos podrían no ser precisos, otros podrían ser exageraciones o podrían ocultar discusiones internas entre los agentes y analistas" sobre la utilidad de los datos recabados, observó.
Según Zelikow, el asunto no es si el programa de interrogatorios de la CIA y los métodos de "extrema coerción física" surtieron información útil para combatir el terrorismo, sino "el valor neto (de esos datos), en comparación con las alternativas".
El Departamento de Justicia considera que los abogados que dieron justificación legal a la asfixia simulada y otros métodos de tortura no deben afrontar cargos criminales.
La de hoy fue la primera de una serie de audiencias programadas en ambas cámaras del Congreso, bajo control demócrata, para llegar al fondo de la verdad sobre el uso de la tortura, cuya revelación mancilló la imagen de Estados Unidos en el mundo.
Como parte de sus investigaciones, el Comité Judicial del Senado tiene previsto revisar "millones de páginas de documentos secretos, registros telefónicos y cartas" relacionados con el tema, dijo la senadora demócrata Dianne Feinstein.
Aparte de servir de foro para criticar la política antiterrorista de Bush, la serie de audiencias también ha suscitado una controversia en torno a cuándo se enteró la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, del uso de la tortura y si ella le dio su visto bueno.
Pelosi reconoció que supo de las tácticas coercitivas en 2002, pero que entendió que éstas se iban a utilizar en el futuro.
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