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Irán excarcela a Saberí tras tres meses de contradicciones

EFE
Actualizado 11-05-2009 18:04 CET

Teherán.-  Tras más de tres meses de contradicciones judiciales y pulsos de tintes políticos, la periodista estadounidense de origen iraní Roxana Saberí, fue liberada hoy después de que el Tribunal de Apelación revisara su condena.

La reportera, que el pasado 18 de abril fue condenada a ocho años de prisión por un supuesto delito de espionaje en favor de EEUU, abandonó la cárcel de Evin tras formalizar el papeleo y abonar una fianza cuyo monto no ha sido revelado.

Pese a la gran expectación que había en la salida del penal, en el oeste de Teherán, Saberí salió por una puerta distinta y eludió a la multitud de periodistas que la aguardaban.

"Puedo confirmar que ya está con nosotros. La pena ha sido reducida a dos años y quedará definitivamente en libertad si en un plazo de cinco años no vuelve a cometer un delito", explicó a Efe su padre, Reza Saberí.

Desde la propia prisión, el progenitor señaló, asimismo, que su hija "se encuentra feliz y en buen estado de salud", y que el plan ahora es residir unos días en casa de algunos familiares y regresar en cuanto sea posible a su hogar paterno en Dakota del Norte, en Estados Unidos.

La reportera, de 32 años, fue arrestada el pasado 31 de enero, al parecer cuando se disponía a comprar vino para una fiesta, cuyo consumo está proscrito en Irán.

Diez días después se puso en contacto con sus padres, residentes en la localidad estadounidense de Fargo, para informarles de que había sido detenida, aunque les pidió que no hicieran nada ya que confiaba en ser liberada "en breve".

Alarmado por la falta de noticias, su progenitor decidió acudir a la prensa local el 28 de febrero para denunciar la desaparición de su hija.

Desde entonces, el proceso se enmarañó hasta quedar enredado en cuestiones políticas.

Apenas dos días después de que su padre diera la voz de alarma, el portavoz del ministerio iraní de Asuntos Exteriores, Hasan Qashghavi, aseguró que había sido arrestada por trabajar de forma ilegal al haber sido anulada su acreditación de prensa.

Diversas fuentes oficiales iraníes llegaron a aventurar que era un problema menor y que la reportera sería liberada en un corto espacio de tiempo.

Sin embargo, un mes más tarde, la Fiscalía la acusó de espionaje y un Tribunal Revolucionario de Teherán la condenó en un juicio rápido y a puerta cerrada, que apenas duró media hora y en la que la periodista no tuvo oportunidad de defenderse.

El proceso contra Saberí ha mantenido en vilo a la administración norteamericana y en especial al presidente Barack Obama, que nada más conocer el primer veredicto expresó su tristeza y apeló a su liberación.

Días más tarde, su colega iraní, el conservador Mahmud Ahmadineyad, envió una carta al Poder Judicial en la que pedía que se tratara a la periodista "con equidad" y se le proveyera de todas las herramientas para su defensa.

Este domingo, apenas dos semanas después de ser condenada, y antes de lo anunciado, la Corte de Apelación revisó el veredicto y decidió reducir la pena a dos años de cárcel, imponer una fianza cuya cuantía no ha sido revelada y mantener la sentencia en suspenso durante los próximos cinco años.

La detención, encarcelamiento y liberación de Saberí en apenas tres meses ha coincidido con la oferta de reconciliación extendida por el presidente norteamericano al régimen de los ayatolás, con el que su país rompió los lazos diplomáticos hace treinta años.

Nada más asumir el cargo, once días antes de la detención de la reportera, Obama sugirió a Irán emprender una nuevo capítulo si el régimen Teherán decidía abrir el puño.

Según analistas en la zona, la oferta ha creado cierta inquietud en el seno de la corriente más conservadora del régimen y sembrado semillas de división entre los sectores más moderados y los más inmovilistas.

De acuerdo con los mismos expertos, es en este marco donde deben colocarse las contradicciones que han jalonado el proceso contra la reportera.

Saberí, hija de padre iraní y madre japonesa, llegó a Teherán hace seis años y desde entonces trabajó como "free-lance" para medios británicos y estadounidenses de prestigio como la cadena BBC o la televisión Fox News.

Actualmente, se hallaba en el país al parecer recopilando información para escribir un libro.

La reportera, que durante su internamiento en la prisión de Evin inició, según su familia, una huelga de hambre, mantenía, además, una relación sentimental con el famoso cineasta iraní de origen kurdo, Bahman Ghobadi, cuyas películas están vetadas por la censura del país.

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