Dos años y medio después del terrible asesinato del joven Carlos Palomino, de 16 años, en el Metro de Madrid, las imágenes no dejan lugar a dudas sobre lo que pasó. Aunque se habló mucho de provocación por parte del joven al soldado Josué Estébanez, un vídeo reconstruido por el país a partir de las grabaciones de siete cámaras distintas del suburbano, demuestran que el presunto asesino tenía el arma preparada antes de que Palomino y sus amigos subieran al vagón. Sólo un par de palabras bastaron para desencadenar la tragedia: una puñalada en el corazón. Tanto Estébanez como el grupo de antifascistas al que pertenecía el joven Carlos, iban al mismo lugar, a la manifestación xenófoba que la Delegación del Gobierno autorizó en Usera, uno de los barrios con más inmigrantes de Madrid; el soldado a participar y Palomino y sus amigos a reventarla.
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