Ni rastro de voluntad. Gobierno y oposición ensayan su rol ante el Debate sobre el estado de la Nación que se celebra los días 12 y 13 de mayo. Alcanzar un acuerdo nacional que dinamice la salida de la crisis es una responsabilidad que hasta el momento no parece tener visos de materializarse.
Un diputado del PSOE pilla por banda a uno del PP, muy cercano al círculo del poder. Ante un café, el veterano socialista intenta convencer al joven 'pepero' para que haga entrar en razón a la cúpula de su partido. La espontánea reunión sucedía esta misma semana. La conveniencia de alcanzar un acuerdo entre ambos partidos, al que se sumarán el resto de fuerzas políticas, en materia económica y social que aunará esfuerzos con el claro objetivo de ir saliendo de la crisis dinamizando el mercado de trabajo, para empezar, es ya algo más que un clamor popular.
El grito que tanto los ciudadanos como los distintos sectores lanzan a la clase política, puede resultar una obviedad para el común de los mortales pero no se lo parece a los líderes de los principales partidos. Más empeñados en arrebatarse el poder o en plantarse medallas. Sin embargo, el Debate sobre el estado de la Nación que se celebra la próxima semana será el escenario elegido para representar un enorme interés por consensuar que hasta el momento no se ha concretado. Una oportunidad de demostrar que ellos no carecen de la responsabilidad que tanto exigen a los ciudadanos.
"No tenemos por que entrar en detalles, ni ofrecer planes pormenorizados al Gobierno. Son ellos quienes tienen que plantear y desarrollar medidas eficaces y entonces nosotros valoraremos si merecen que las apoyemos o no". La reflexión de un miembro del círculo de decisión del PP resulta clara sobre la estrategia que esta desplegando el partido. Nadie oculta que su interés principal es desalojar a los socialistas de Moncloa y que la nefasta situación económica favorece el objetivo.
"Calculábamos que hasta septiembre no alcanzaríamos los cuatro millones de parados pero la realidad se ha impuesto a nuestras peores previsiones", asegura un asesor de Rajoy con los resultados de la EPA en la mano. El 'buenrollismo' con que arrancó el equipo renovado tras el congreso del PP hace casi un año, se ha ido diluyendo en los últimos meses. Rajoy, ese dirigente del que los suyos afirman "ha ido ganando autoridad sin necesidad de demostrar su poder", es el primero que declina el ensayo.
"El PP no está por la labor y por mucho que diga el PSOE, el Gobierno tampoco se está mojando lo más mínimo" recapacita un experto economista socialista y exministro. La vicepresidenta primera, Mª Teresa Fernández de la Vega, aseguraba ayer a soitu.es tras la rueda de prensa del Consejo de Ministros extraordinario, que el Ejecutivo busca "promover un núcleo de acuerdo del que partir para poder alcanzar un pacto de Estado" y que ese denominador común podría ser "el modelo productivo". La número dos del Gobierno insiste en que en cualquier mesa de negociación en la que se sientan con otros partidos se fomenta esa posibilidad. Minutos antes declaraba ante los micrófonos que "el presidente insiste en la necesidad de salir todos juntos de esta situación. Se volverá a plantear".
'Virulenta', 'crisis sin precedentes', 'a nivel global' o 'responsabilidad', son algunos de los tags fijos en cualquier discurso ya sea de Zapatero o de cualquiera de sus ministros. Claro que a las palabras no le acompañan los hechos. Si PSOE y PP pactan en el País Vasco —a pesar de que durante la campaña Patxi López jugó a rechazar esa hipótesis—, qué impide que se cierre un acuerdo a nivel nacional. Esa es la pregunta más repetida en foros de diversa índole. Leire Pajín, secretaria de Organización del PSOE, lanza la intención de promover el gran pacto social del siglo XXI" en cuanto se le pone una cámara delante, pero no hay constancia de que la predisposición se materialice en conversaciones y propuestas a los demás grupos políticos. ¿Será demasiado pedir que se pongan a trabajar ya en la misma dirección?
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