Nueva Delhi.- Los líderes de Afganistán y Pakistán acuden el miércoles a Washington convocados por el presidente de EEUU, Barack Obama, en una cumbre trilateral que tendrá un eje claro: la lucha contra los talibanes y el terrorismo.
El portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, detalló que el encuentro tiene el objetivo de "acelerar el proceso de cooperación entre los dos países y poner en marcha la nueva estrategia formulada por Estados Unidos" para la región.
El presidente paquistaní, Asif Alí Zardari, y su homólogo afgano, Hamid Karzai, celebrarán un encuentro conjunto con Obama y tendrán la ocasión de departir con él de forma separada, así como con el enviado especial de EEUU a la región, Richard Holbrooke.
Se reedita así la cena que el predecesor de Obama, George W. Bush, ofreció en septiembre de 2006 al general paquistaní Pervez Musharraf, por entonces en el poder, y al propio Karzai, en la que ambos líderes asiáticos confirmaron sus pésimas relaciones y apenas se dirigieron la palabra.
La cordial relación entre Karzai y Zardari, dos estrategas del juego político, hará que esta vez el ambiente esté menos cargado, pero Obama ha reiterado que Afganistán y Pakistán (AfPak, como se conoce ya la región en Washington) son el frente prioritario en la lucha contra el terrorismo y exigirá acción a los presidentes.
Hoy el gabinete presidencial paquistaní difundió un comunicado en el que confirmó que Zardari estará en Washington entre el 5 y el 8 de mayo y tendrá su primer encuentro "oficial" con Obama, dirigido a mejorar las relaciones bilaterales y llevar la "cooperación regional al más alto nivel".
El viudo de la fallecida Benazir Bhutto llega a la cita desgastado por la oposición y presionado en Pakistán y en el exterior en la guerra contra los talibanes, que tienen sus bastiones en las zonas tribales fronterizas con Pakistán pero que están librando combates con el Ejército a tan sólo 100 kilómetros de Islamabad.
Obama calificó recientemente el Gobierno civil paquistaní de "frágil": su preocupación es que Zardari no tenga el suficiente poder para dirigir al Ejército y a los servicios secretos (ISI) en la lucha contra el terrorismo.
La prensa estadounidense ha publicado numerosas filtraciones de la CIA en el último año que sugieren un "doble juego" de Pakistán, ambiguo en la guerra contra el terrorismo y más pendiente del que considera su enemigo "real", la India, según esta versión.
"Estados Unidos difícilmente va a tener nunca la capacidad de comprobar adónde va a parar el dinero dedicado a Pakistán", observó a Efe una fuente de seguridad.
Al detallar su estrategia para "AfPak", Obama comprometió 1.500 millones de dólares anuales durante cinco años a Pakistán, condicionados a su esfuerzo en la lucha antiterrorista.
Washington describe siempre a Islamabad como un "aliado estratégico", pero recela de un Ejército que cree mejor equipado para un eventual conflicto con la India que para la lucha contra los talibanes.
Analistas militares se hacen eco además de la vieja teoría de la "profundidad estratégica" del ISI: la etnia pastún -la propia de los talibanes- conforma el corazón cultural y político de Afganistán, y Pakistán, que en sus áreas noroccidentales tiene una población incluso más nutrida de pastunes, no puede renunciar a influir en el país vecino.
Karzai, un pastún originario de la provincia de Kandahar, aterriza en Washington pendiente de las elecciones presidenciales del 20 de agosto, en las que intentará buscar la reelección.
La secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, ha llegado a tachar de "narcoestado" al Gobierno de Karzai, y Washington no ha ocultado su voluntad de sondear a otros candidatos que pudieran desbancar a Karzai, a quien Bush siempre vio con buenos ojos.
La cumbre será una oportunidad para que Karzai, confiado en su reelección ante la división de la oposición, se desquite y se presente ante Obama como un aliado en la zona.
El aumento de tropas en Afganistán anunciado por Obama -17.000 soldados estadounidenses y 4.000 instructores militares- figurará también en el orden del día, tras un año en el que los talibanes, asentados en sus bastiones sureños, han extendido su influencia al este afgano.
Pero Karzai y Zardari, dos especialistas en mover los hilos del poder para mantenerse en el cargo, han reclamado una y otra vez fondos para aliviar las maltrechas economías de sus países, y la cumbre es una buena ocasión para convencer a Washington de que sea más generoso.
"Zardari llegará pronto a Washington -escribió hoy un columnista en el diario paquistaní "Dawn"-. Todo lo que puede hacer es guardar la compostura cuando él y sus compañeros de viaje se vean con el presidente estadounidense y su duro equipo de negociadores".
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