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Derriban el chiringuito ilegal de la playa de Ajo (Cantabria)

EFE
Actualizado 29-04-2009 16:37 CET

Ajo (Cantabria).-  El chiringuito de la playa de Ajo (Bareyo) que regentaba Domingo Herrero, "Mingo", ha quedado hoy reducido a escombros al ejecutarse la sentencia firme de derribo que pesaba sobre él, lo que deja a su propietario y a su pareja durmiendo, por ahora, en una autocaravana.

Las tareas de demolición de este bar-restaurante, que también era la vivienda de esta familia, comenzaron sobre las 10.30 horas en medio de un fuerte dispositivo de seguridad, con cerca de 40 guardias civiles, y ante la mirada de los familiares de los afectados y de numerosos vecinos.

El propietario del local, conocido popularmente como "Mingo", ha seguido 'in situ' el derribo del que, según ha dicho, es "su medio de vida" -su trabajo y su casa-, algo que considera una "injusticia".

En esta ocasión, ni el apoyo de los vecinos, ni de la familia, que ha seguido entre lágrimas los trabajos de demolición, ni tampoco la pancarta colgada en el local que rezaba "Del chiringuito de Mingo no nos moverán. A tirar chalés a Marbella" han podido parar la pala excavadora, algo que sí consiguieron en dos ocasiones anteriores.

Estaba previsto que la sentencia firme del Tribunal Superior de Justicia de Cantabria (TSJC) se ejecutara el 24 de noviembre de 2008, pero los trabajos quedaron suspendidos ante la presión de los vecinos, de los familiares, de los clientes y de los representantes de las plataformas de afectados por los derribos que allí se dieron cita.

La situación se repitió el pasado 12 de enero, cuando la pala excavadora no pudo iniciar tampoco la demolición de este local, cercano a la playa de Cuberris.

El propietario del local ha asegurado hoy que el Ayuntamiento de Bareyo no le ha dicho "ni Pamplona" sobre la posible cesión de una vivienda para él y su pareja y se pregunta "dónde va a ir con una pensión de 540 euros".

Ha asegurado que cuando concluyan las tareas de derribo se va a construir un "caseto", con unas telas y unos palos, sobre lo que, según ha recordado, son sus terrenos, ya que, ha afirmado, que no se quiere ir de allí.

Por el momento, ha tenido que aceptar la oferta de dos de los vecinos de la zona, Carlos Diego y Sonia Viadero, que le han cedido "hasta que encuentre algo mejor" una autocaravana para que la ubique en las proximidades de lo que ya son las ruinas de su antigua vivienda, explica la propietaria del vehículo.

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