Debo admitir, señor párroco, que no llegué virgen al pase, que me había leído el libro, y eso, sospecho, lo cambia todo. No porque quisiera, me retrasé y es el típico tren que si coges tarde, todo el mundo te reprocha que haces como Vicente. No tengo problemas con los best-sellers siempre que no alberguen ínfulas de grandeza y, según pude comprobar en las dos sentadas aceleradas en las que me cepillé el primer volumen de 'Millenium' este fin de semana, es 'fast food' no demasiado perniciosa.
Eso sí, no soy fan: no aporrearé las puertas de El Corte Inglés antes de la apertura el día en que el finado Stieg Larsson publique en España 'La reina en el palacio de las corrientes de aire' como ya ocurriera en noviembre con la segunda entrega. Creo que su fenómeno no sería tan valorado como el de Méndez, Kennedy Toole o Salinger si en una realidad paralela todos hubieran seguido frecuentando la escena pública.
Desconozco si estaréis familiarizados con lo que es un pase de prensa. Por si acaso diré que es lo mismo que ir al cine pero con montones de compañeros de trabajo. Nos abren ciertas salas convencionales por las mañanas en horarios no comerciales y allí que nos juntamos un montón de gafapastas con bolígrafos de lucecicas y cuadernos de espiral. Los pases suelen ser varios días antes del estreno para que las críticas y reportajes estén listas para el consumo el viernes de su puesta de largo. Tengo que decir que desde el pase de Almodóvar no veía a tanta gente congregada. Había expectación por ver lo que habían hecho con tan cacareado material. La peli de la que todos hablarán a partir del próximo 29 de mayo no es una que nadie se quisiera perder.
Ciento cuarenta y cinco minutos suelen ser un jarro de agua fría a las 10 a.m., pero si tenemos en cuenta que la novela de partida cuenta con 665 páginas lo único que queda por hacer es suspirar a ritmo de "no le pidas peras al olmo". Y te sumerges. Mikael Blomkvist aparece en la segunda escena, Lisbeth Salander en la tercera. Ello crea cierto anticlímax porque el vendaval que provoca en el libro la tardía —y ansiada— aparición de la hacker (a la altura de la página 47) es sofocado por su pronta revelación aquí. De todos modos condescendemos y nos hacemos cargo de que hay que jugar al narrador omnisciente y a un montaje algo más ágil de lo que permiten los códigos literarios para que no se duerma el personal.
Podría pasar a relatar lo que entra y lo que no, lo que se altera para que encaje y lo que permanece para no soliviantar a los más de 13 millones de lectores de la franquicia, pero no os aburro más con discursos y, evitando destripar el contenido a los neófitos, paso a hacer una lista de la compra que comprende lo que mola y lo que no de la traslación que ha llevado a cabo el director Niels Arden Oplev ('We Shall Overcome', 'Worlds Apart'):
Hay una cara B de todo esto. Sería injusto que vierais este avance sólo a través de mis ojos, por lo que he sondeado a otros compañeros gafapasta no lectores del libro a ver si les funcionaba. La respuesta ha sido abrumadoramente positiva. "Son dos horas y media y no me he aburrido en ningún momento", ha sido mi primer jarro de agua fría. "Es previsible pero inteligente", me suelta otro virgen. "Tiene factura de serie B, pero creo que puede funcionar", el tercer aguafiestas.
Así que "Serie B divertida, previsible pero inteligente y con previsión de éxito" podría ser un resumen a modo de collage que dé voz al colectivo crítico madrileño... Hagámosles caso a ellos, que seguro que son más listos.
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