BERLÍN (ALEMANIA).- En Berlín la recesión también nos azota, pero a diferencia de otras ciudades aquí llevan tantos años en crisis que la gente ya se ha acostumbrado y son expertos en conseguir ingresos extra de manera creativa. Los 'flohmarkt' —que traducido al español es algo así como 'mercado de las pulgas'— son mercadillos dispersos por toda la ciudad que se suelen celebrar los sábados o los domingos durante todo el año. La diferencia con el Rastro de Madrid o Els Encants de Barcelona es que aquí hay muchísimos y cada uno tiene su público y personalidad propia.
La peculiaridad de estos mercadillos es que, además de vendedores profesionales, cualquier persona puede acercarse, alquilar un puesto por un módico precio y vender todas esas cosas que ya no usa y están criando polvo en el cuarto de los trastos. La solución ideal en estos tiempos que corren para llegar a fin de mes. En Berlín es algo muy normal que todo el mundo hace en alguna ocasión: te reúnes con tus amigos para pasar un día de domingo y además te sacas un dinerito vendiendo tus trastos viejos. Al final del día, si no lo has vendido todo, y realmente te quieres desprender de todas esas cosas que ya no te sirven, nada mejor que llevarlo a la Umsonstladen (tienda del todo gratis) situada en Brunnenstrasse 183. Se trata de un proyecto anticapitalista donde puedes dejar y coger lo que necesites sin pagar un solo euro.
Uno de los flohmarkts más multitudinarios, sobre todo en primavera y verano, es el de Mauer Park, situado en el barrio de Prenzlauer Berg. Durante todo el día hay grupos tocando en directo, espectáculos de teatro callejero y bares repletos de gente con playa artificial y hamacas. Es normal ver a gente que para sacarse unos ingresos extra prepara unas tartas o algo de picar en casa y lo venden a los visitantes. Hay de todo: muebles, ropa, complementos, menaje, discos... cosas con encanto a precios muy asequibles. Lo bueno de estos puestos, digamos 'no profesionales', es el factor sorpresa, pues te puedes encontrar prácticamente cualquier cosa a un precio mucho más económico que en el de alguien que tenga un puesto especializado y que conoce su producto perfectamente.
La fiebre de los flomarkt también ha llegado a los diseñadores de moda emergentes, que, ante la dificultad de colocar sus creaciones en la tiendas convencionales, están montando sus puestos en estos mercadillos y vendiendo sus colecciones sin complejos. Aunque también hemos visto cómo una tienda que cerró hace unas semanas vende todo el stock restante en el mercadillo. Incluso gente con tienda que el fin de semana lleva una selección de sus productos.
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