Con perdón, y como diría el insigne Harry El Sucio, los festivales de cine son como el agujero que se encuentra allí donde la espalda pierde su nombre: todo el mundo tiene uno. No hay localidad española que se precie que no organice el suyo, especialmente Euskadi, donde la cifra de eventos cinematográficos raya lo obsceno. Si fueran chicles, también podría decirse que los hay de fresa, de menta, de melón, de regaliz y hasta de ostras, o lo que es lo mismo: de cine gay, de terror, de cortometrajes, documentales musicales e incluso de películas subacuáticas como las proyectadas hace unos días en Donostia.
En esta misma ciudad —la única del Estado que cuenta con un chicle internacional de categoría A, el Zinemaldia— comenzará mañana la séptima edición del Festival de Cine y Derechos Humanos, una cita que con los años va ganando en calidad, importancia y audiencia: en su primera edición registró 5.000 espectadores y el año pasado casi multiplicó por cuatro la cifra.
A priori, el binomio cine y derechos puede evocar la idea de tedio para algunos espectadores, pero nada más lejos de la realidad. Lo interesante de este festival que se prolongará hasta el día 30 es que los títulos no se escogen sólo atendiendo al criterio de los derechos humanos, sino también a lo estrictamente cinematográfico. Por ello, la programación puede satisfacer por igual al militante de la ONG de turno y a la rata de filmoteca más escurridiza.
Como muestra, el botón inaugural que abre mañana la sección oficial: 'Fifty Dead Men Walking', de la canadiense Kari Skogland. Aún no se ha estrenado en España pero se presenta como un trepidante thriller que relata las peripecias de Martin McGartland, el mayor topo que la inteligencia británica logró infiltrar en el IRA en los años de plomo.
Tropezarse con una comedia en un festival de este tipo suele ser tan difícil como hallar una aguja en un pajar. Pero haberlas, haylas. Y muy apetitosas. Como 'Where in the World is Osama Bin Laden, la última gamberrada de Morgan Spurlock, quien, tras atiborrarse de hamburguesas en 'Super Size Me', recorrió Oriente Medio para lograr lo que no han conseguido ni la CIA ni el FBI: encontrar al terrorista más buscado. También se estrenará —con dos años de retraso— 'Sicko', un documental de Michael Moore sobre la sanidad en los EE.UU. pre Obama.
El festival se pondrá más serio con trabajos como 'La caja de Pandora', 'El olvido', 'La Forteresse', 'Johnny Mad Dog' o 'Teza', que optarán, como las anteriores, al simbólico Premio del Público. Además, un jurado joven podrá elegir al mejor de los trece cortometrajes proyectados. El día de la clausura el certamen entregará a José Luis Borau el gran premio que en años anteriores recibieron Pilar Bardem y Elías Querejeta, y la fiesta concluirá con un concierto de Fermín Muguruza y varios músicos palestinos que han participado junto a él en la grabación del documental 'Checkpoint Rock', codirigido con Javier Corcuera.
Si te gusta el buen cine y andas cerca, no te lo puedes perder. Los críticos de publicaciones tan reputadas como Cahiers du Cinéma y Dirigido Por estarán por aquí y puedes pedirles ese ansiado autógrafo. Lo mejor de todo es que el abono para todas las sesiones de los ocho días tiene un precio de lo más popular: 18 euros. ¿Se puede ser más solidario?
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