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Ni tan siquiera Zumthor sirve ya...

  • La concesión del Pritzker ha generado un interesante debate sobre el arquitecto 'creador'
  • Los valores formales se enfrentan a lo material, lo mesurable
Por JAVIER BONED PURKISS* (SOITU.ES)
Actualizado 20-04-2009 15:29 CET

En las páginas de crítica arquitectónica de un afamado diario nacional, puede leerse textualmente: "…El Pritzker presenta a Zumthor como una excepción, un personaje único, pero no es la encarnación de la arquitectura que debe buscarse y defenderse. Es autor de una obra fundamental, pero no debe tomarse como antídoto a los excesos y despilfarros de los últimos tiempos, puesto que toda forma personalista de hacer arquitectura pertenece a un modelo que debe ser revisado profundamente. (…) El estado de la arquitectura contemporánea sigue necesitando de algo más que el peso de un premio que insiste en asentar la autocomplacencia a-crítica dominante".

¡Así está el tema, señoras y caballeros! La Autocomplacencia A-crítica Dominante (a la que desde ahora llamaremos AAD) se erige claramente en una enfermedad contagiosa, a merced del virus de la personalidad creadora por encima de cualquier otra consideración, y como tal deberá, simple y llanamente, ser eliminada. Los arquitectos no han podido llegar a más ni la arquitectura a un estado tan lamentable. La Forma Personal de Hacer Arquitectura (a lo que desde ahora llamaremos virus FPHA) ha tenido tal vigencia durante tantos años, se ha expandido tanto, que ha producido esta nocivo e irreversible estado de enfermedad social, la AAD. El razonamiento está servido y parece claro, aunque a mi entender no deja de ser perverso: una actitud determinada en un campo concreto ha desencadenado un modelo considerado como insostenible que exige una profunda revisión, y ha alimentado un poderoso virus que desencadena una ceguera a-crítica de un poder también desmesurado. Tan sólo hay un culpable de esta situación: el arquitecto, y no cualquier arquitecto, sino el arquitecto creador.

Pero el autor va más lejos, y califica al último premio Pritzker de "antídoto" (¿de qué veneno?). Se induce claramente que para dejar de ser antídoto la única solución es que el premio deje de existir, ya que cualquier vestigio de la FPHA en la cultura arquitectónica (y un premio a una labor individual lo es por antonomasia) no dejará de ser nunca más que un mero alimento para la AAD, cuyo crecimiento ha propiciado impunemente la actual situación insostenible.

En el fondo esta voz y otras que últimamente pueden escucharse y leerse, están clamando por la instauración definitiva en la sociedad del llamado Arquitecto Normal. (Al que desde ahora llamaremos ANSC, Arquitecto Normal Socialmente Comprometido) ¿Cuáles deberán ser los atributos de los ANSC? Deberán ser profesionales de elevada y estricta moral social sobre todo, cumplir en todo momento con las normas de la buena construcción y limitarse siempre a obedecer, y aclarar cada día la humilde y sagrada misión de resolver el sudoku de solución única que la sociedad, que para eso les ha dado previamente sus «créditos», demanda de ellos. Pensemos un poco en esto y comprobemos con pavor lo que se nos viene encima; el ANSC no deberá pensar jamás en cualidades, si por tales se entiende cualquier cuestión relacionada con la estética, con la lingüística, y mucho menos con los valores conceptuales, espirituales o formales del espacio arquitectónico. El ANSC deberá convertirse en la nueva referencia, en el nuevo horizonte, un profesional comprometido tan sólo con los aspectos mensurables, cuantitativos, físicos y comprobables de la arquitectura. Tan sólo así podremos superar la AAD, para que la "razón" y el "sentido común" recuperen los valores perdidos de nuestra cultura arquitectónica occidental.

Si ni tan siquiera Zumthor nos sirve ya, es que el arquitecto como creador tiene sus días contados, y su quehacer presto a ser deglutido por los valores de un nuevo "mundo feliz" arquitectónico. Creo sinceramente que están por llegar los "días de la resistencia", como alguna mente lúcida ha anunciado ya.

Llegó la hora de nuevo del "buen salvaje". Es la evolución del lenguaje, y no sólo del arquitectónico, lo que está en juego. Y eso no es ni mucho menos cuestión de premios.

* Javier Boned Purkiss es doctor arquitecto y uno de los miembros de la incipiente escuela de Málaga.

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