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Yolanda Barcina rompe moldes y se convierte en la cuarta presidenta de UPN

EFE
Actualizado 19-04-2009 18:42 CET

Pamplona.-  Yolanda Barcina ha roto hoy moldes por su condición de mujer y de sus orígenes no navarros al acceder a la presidencia de Unión del Pueblo Navarro (UPN), un partido de esencia regionalista del que toma las riendas en el 30 aniversario de su fundación como cuarta presidenta.

Burgalesa de nacimiento (1960) aunque residente en el País Vasco hasta que llegó a Pamplona para iniciar sus estudios universitarios, accede a la presidencia de UPN tras Javier Gómara, Jesús Aizpún y Miguel Sanz, quien ha sido su valedor en política desde que en 1996, en calidad de independiente, Barcina accedió a la consejería de Medio Ambiente, Ordenación del Territorio y Vivienda.

El propio Sanz la incorporó a su Gobierno cuando en aquella fecha era vicerrectora de Gestión Académica de la Universidad Pública de Navarra (UPNA), donde además ostentaba la cátedra de Nutrición y Bromatología, y es también el hasta hoy máximo dirigente de UPN y hasta final de la legislatura presidente del Gobierno foral quien la considera "un hito en nuestro partido y en Navarra".

Casada y con un hijo, tras ser la primera mujer en formar parte del Ejecutivo foral, Sanz la aupó hasta la candidatura a la alcaldía de Pamplona por UPN, todavía como independiente, cargo al que accedió el 3 de julio de 1999 también como primera mujer que lo ostentaba.

Desde el gobierno municipal, cuya alcaldía ha renovado en dos ocasiones más (2003 y 2007) con un tirón electoral indiscutible, su trayectoria ha sido imparable en el seno del partido, al que tras afiliarse en el año 2000 ha representado como miembro del Comité Ejecutivo desde 2001 y como vicepresidenta desde 2006.

De su capacidad de gestión dan buena muestra las tres legislaturas como primera edil de Pamplona, con decisiones controvertidas en ocasiones, especialmente en lo que la construcción de grandes infraestructuras se refiere, y en una disposición de fuerzas que ha requerido del apoyo externo, si bien mediante un pacto de legislatura con CDN o con apoyos puntuales de PSN ha sacado adelante su gobierno.

Férrea en su condena de la violencia etarra, y con el recuerdo de su compañero el concejal pamplonés Tomás Caballero, asesinado por ETA en 1998, Barcina ha aplicado en el consistorio decisiones judiciales como las derivadas de la ilegalización de ANV o de la Ley de Símbolos, que le han granjeado numerosas críticas desde los bancos de las formaciones que en estos años han ocupado el espacio electoral de la izquierda abertzale.

También dentro del partido su meteórico ascenso en 9 años de militancia y su escaso contacto con las bases ha despertado suspicacias de algunos sectores, si bien la sombra de su valedor, Miguel Sanz, ha conseguido unificar los criterios hasta el punto de que su candidatura a la presidencia ha sido la única que se ha presentado en el VIII Congreso de UPN.

Así, el también hoy proclamado vicepresidente de UPN, Alberto Catalán, militante del partido regionalista desde su juventud y quien ha ocupado cargos en todos los escalones de la formación, durante meses sopesó la posibilidad de optar a la presidencia, animado por un sector de la militancia que valoraba su procedencia y trayectoria, si bien decidió finalmente renunciar a ello en un gesto que atribuyó a su "lealtad" con el partido.

En los últimos días, la nueva presidenta de UPN, doctora en Farmacia por la Universidad de Navarra desde 1984, investigadora de diversos programas científicos nacionales europeos y autora de varios libros y de más de 50 trabajos publicados en revistas científicas nacionales e internacionales, ha asegurado que afronta "con ilusión" esta nueva etapa de su vida y de la de su partido.

Accede a la presidencia de UPN con la intención de ofrecer "un proyecto renovado para seguir siendo palanca de cambio de Navarra", si bien lo deberá hacer ya sin el paraguas que en el ámbito nacional le ofrecía el Partido Popular, con el que UPN rompió a finales del pasado año el pacto que mantenía desde 1991 y que llevó a los populares a integrarse en la formación regionalista en Navarra.

Esta fractura será clave en el escenario político venidero, especialmente en las próximas elecciones autonómicas en las que Miguel Sanz ya no se presentará y en las que la tradición augura que Barcina será la candidata de UPN a la presidencia del Gobierno de Navarra.

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