Washington.- El presidente de EE.UU., Barack Obama, lanzó hoy un mensaje de cauto optimismo, que combinó con una buena dosis de realismo, sobre la marcha de la economía, al afirmar que este año será aún difícil, pero "se avistan signos de progreso".
En un discurso en la Universidad de Georgetown en Washington, Obama repasó la situación económica actual y las medidas adoptadas para hacer frente a la crisis.
El mandatario estadounidense combinó el optimismo con una buena dosis de realismo, al indicar que "los malos tiempos no han acabado" y "la gravedad de esta recesión causará más pérdidas de empleo, más ejecuciones hipotecarias y más dolor antes de que termine".
El 2009 "seguirá siendo un año difícil para la economía estadounidense", reconoció.
Al mismo tiempo, indicó que hay señales que inducen a pensar que las medidas económicas adoptadas por el Gobierno comienzan a dar resultados y se avistan "signos de progreso económico".
Entre ellos, citó el aumento de las refinanciaciones hipotecarias, el comienzo del deshielo en el sector de los préstamos para la compra de automóviles y para estudiantes, así como el aumento de la actividad crediticia entre las pequeñas empresas.
"No cabe duda de que los tiempos siguen siendo duros. De ningún modo nos encontramos fuera de peligro. Pero desde donde estamos, por primera vez, empezamos a ver señales de esperanza", destacó el gobernante estadounidense.
En su alocución, en la que enumeró las medidas adoptadas hasta ahora, como el plan de rescate valorado en 787.000 millones de dólares, insistió que una de sus prioridades, además de estabilizar la economía, es impedir que se repita una crisis similar.
Y el presidente, que aunque es de religión cristiana no se ha caracterizado por mostrar un gran fervor en público desde su llegada a la Casa Blanca, recurrió a una alusión evangélica para hacer hincapié en esta idea.
"No podemos reconstruir esta economía sobre la misma base de arena", afirmó, en referencia al Sermón de la Montaña pronunciado por Jesucristo. "Debemos levantar nuestra casa sobre una roca. Debemos crear unos nuevos cimientos para el crecimiento y la prosperidad", agregó.
El jefe de la Casa Blanca resaltó que algunos de los pasos a dar no serán fáciles.
En concreto, mencionó que la reestructuración de las empresas automotrices y la aseguradora AIG implicará una serie de decisiones "difíciles y a veces impopulares".
Obama recordó que en las próximas semanas su Gobierno evaluará la situación de General Motors y Chrysler, dos compañías que han recibido más de 17.400 millones de dólares de fondos públicos en tanto elaboran planes de viabilidad.
"Es nuestra ferviente esperanza que en las próximas semanas Chrysler encuentre un socio viable y que General Motors desarrolle un plan de empresa que le ponga en el camino de los beneficios sin requerir el eterno respaldo del contribuyente", apuntó.
GM tiene de plazo hasta el 1 de junio para reestructurarse y Chrysler hasta el 1 de mayo.
Acerca de AIG, que ha requerido una inyección de más de 200.000 millones de dólares de capital público para evitar su hundimiento, el mandatario justificó esa inversión porque la quiebra "podría amenazar todo el sistema financiero y congelar el crédito aún más".
El discurso de Obama se produce en vísperas de cumplir sus primeros cien días en el poder, un hito que se utiliza para valorar a un jefe de Estado en sus primeros tiempos de mandato.
Llega también en medio de dos importantes viajes al exterior, pues la semana pasada el gobernante desarrolló una intensa gira por Europa, donde participó en tres cumbres y visitó seis países.
Este jueves partirá de nuevo, esta vez para una gira que le llevará a México y Trinidad y Tobago, donde participará en la V Cumbre de las Américas y establecerá contacto con los líderes latinoamericanos.
Con este mensaje, el presidente estadounidense busca demostrar a los ciudadanos que la situación económica continúa siendo la gran prioridad de su Gobierno y no ha quedado de lado, pese a las actividades diplomáticas.
La alocución de Obama coincide en su valoración de la economía con el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, quien hoy también se mostró cautelosamente optimista, al afirmar que percibe "señales tentativas" de que el brusco declive en la actividad económica se suaviza.
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