Continúo publicando la colección de experiencias que me dejó Liberia. En este y el siguiente post, tras el impacto que supone llegar a Monrovia, comento cómo los detalles que puedes observar en la calle reflejan una realidad compleja y sorprendente en la que la tecnología juega un papel especialmente relevante, mucho más de lo que tenderíamos a pensar desde nuestra propia realidad occidental y 'desarrollada'. De hecho, observar las calles de Monrovia permite identificar las necesidades más inmediatas de una población que vive sobre un territorio destruido. Y esas necesidades son a la vez oportunidades económicas que alcanzan, obviamente con diferente intensidad, a una enorme diversidad de actores, que van desde los liberianos más pobres hasta las grandes corporaciones internacionales.
Los grandes carteles publicitarios que empiezan ya a poblar muchas de las principales avenidas de Monrovia son el reflejo visible de algunas de las necesidades y oportunidades. Como es obvio, no todas las necesidades de la población aparecen reflejadas en la publicidad en los espacios públicos. El márketing es, como siempre, un reflejo distorsionado de la realidad. Pero un reflejo sobre el que, si sabemos filtrar las ausencias y exageraciones, podríamos construir una visión de la realidad, o, al menos, de una parte de la realidad de un espacio urbano tan especial como el de la ciudad de Monrovia al poco de finalizar una guerra especialmente destructiva.
Por ejemplo, la alimentación es un problema fundamental, posiblemente el más grave en el país, pero sólo aparece marginalmente en la publicidad, y siempre asociado a la oferta de productos que podemos considerar lujos alejados del alcance de la práctica totalidad de la población (como puede ser el caso de los anuncios de productos lácteos). En el caso de los alimentos, se han desarrollado mercados informales y redes de intermediación que permiten la llegada de comestibles a la población, ya sea desde las zonas agrícolas del país (las pocas que siguen siendo explotadas tras la guerra) como, especialmente, procedentes de la importación. Algo similar sucede con la energía eléctrica; otra necesidad básica que en Liberia se enfrenta a una falta absoluta de fuentes de energía y de infraestructuras de distribución. La solución está pasando por la instalación de generadores por todo aquel que puede permitírselo y que se alimentan, al igual que los vehículos, con combustible importado. Quizás el continuo ruido de los generadores y el humo y olor que produce el combustible sean algunas de las características más reconocibles del ambiente urbano.
Ni los alimentos ni la energía eléctrica ocupan espacios publicitarios. Pero sí ocupan buena parte de la vida económica y de la realidad de la ciudad. Pero en esos carteles publicitarios sí están dominados por otros tres servicios o productos que reflejan la otra parte de la realidad de un país en reconstrucción. Servicios bancarios, telecomunicaciones (especialmente la telefonía móvil) y los anuncios de marcas locales e internacionales de cerveza son símbolos de buena parte de la realidad de la vida en Liberia. Empezando por lo que puede parecer más anecdótico, la cerveza es posiblemente la bebida más popular y más accesible por su precio (como en buena parte del mundo). Lo que puede resultar más sorprendente es que un elemento relacionado con el ocio y aparentemente alejado de las necesidades básicas esté tan presente en la vida cotidiana y, como consecuencia, en la publicidad. El próximo post será la ocasión para hablar de bancos y móviles, además de los taxis.
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