Plasencia (Cáceres).- El obispo de Plasencia (Cáceres), Amadeo Rodríguez Magro, ha defendido en su última carta pastoral que el aborto en cualquier supuesto es siempre un "mal", una negación de la vida, un "atentado" contra un derecho inviolable, que en ningún caso se puede aprobar ni permitir.
Así, en la carta pastoral dedicada a la VIII Jornada por la Vida que se celebrará el 25 de marzo, Rodríguez Magro ha animado a los fieles a afianzar el derecho a la vida entre sus convicciones morales y a rezar "al Señor de la vida para que mueva los corazones de los seres humanos a respetarla".
En su escrito, el prelado señala que cuando los obispos defienden la vida humana como valor absoluto y, por tanto, se rechaza el aborto u otras formas de interrupción del proceso vital, de inmediato se les contesta con argumentos que "nos echan en cara actitudes contra las personas y sus derechos, como por ejemplo la libertad de la mujer para decidir por sí misma y otras cuestiones de carácter humanitario".
En este sentido, reconoce que no se pueden obviar ciertas cuestiones derivadas en el debate sobre el aborto, "pero el error e incluso la falta de honestidad está en que esas cuestiones se sitúan al mismo nivel que la cuestión principal, que no es otra que el derecho a nacer".
A su entender, se está "falseando interesadamente" el debate sobre el aborto al centrarlo en derechos que chocan frontalmente con el mayor de los derechos "y así vemos como se normalizan conductas contra la vida cada vez con mayor impunidad en nombre de derechos subordinados".
Ante esa situación, ha pedido que los que tienen el poder de decisión en la defensa de los derechos del ser humano se pongan de acuerdo, "y ese acuerdo ha de empezar por un sí a la vida sin fisuras".
"Después, ha añadido, vendrán las soluciones a los problemas y cuestiones complementarias que giran en torno al asunto principal, pero antes hemos de dejar todos muy claro que el aborto en cualquier supuesto es siempre un mal, es siempre una negación de la vida, es siempre un atentado contra un derecho inviolable, que en ningún caso se puede aprobar ni permitir".
A su juicio, sólo a partir de ese reconocimiento esencial han de buscarse soluciones a los problemas que a veces llevan al aborto, unas soluciones en las que "se ha de poner una gran dosis de generosidad, de creatividad, de educación, de pedagogía, y también financiación, y, sobre todo, mucha voluntad social de querer abrir nuevos caminos de respeto a la dignidad del ser humano".
"Si decimos no al aborto, es porque defendemos la vida y por eso la vida ha de ser respetada con independencia de las creencias religiosas que se confiesen o se practiquen", ha concluido.
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