Hace más de 20 años la sociedad debatía, aborto sí, aborto no. Hoy, mientras el Gobierno prepara el anteproyecto de la nueva ley del aborto, que podría salir antes del verano, todavía hay quien, en lugar de hablar de cómo debería llevarse a cabo la reforma, se plantea si debería o no existir esta ley. Si ayer la Conferencia Episcopal avivó esta discusión, hoy le ha tocado el turno a los firmantes de la Declaración de Madrid. Esta mañana, un grupo de profesores de universidad, investigadores, académicos e intelectuales de diferentes profesiones han presentado "un manifiesto en defensa de la vida humana" y en el que retoman los argumentos de la década de los ochenta.
El ministro de Sanidad, Bernat Soria, cree que hablar en estos términos es un error. El debate ya "no es aborto sí, aborto no". Ahora, según Soria, es momento de plantear cómo se lleva a cabo la reforma de una ley que ya existe desde 1985 [puedes ver aquí el vídeo de cuando se aprobó].
Santiago Barambio, presidente de la Asociación de clínicas acreditadas para la interrupción voluntaria del embarazo (ACAI) va más allá: "Es como si ahora volviésemos a decidir si las mujeres pudiesen volver a votar". Porque el debate que la Iglesia y los alrededor de 500 firmantes del manifiesto presentado hoy se empeñan en reavivar "ya lo hubo en España hace 20 años", ha dicho Soria. No hay más que tirar de hemeroteca para comprobarlo. Y como decíamos antes, comprobar también que los argumentos usados entonces eran muy similares a los empleados hoy.
Por ejemplo, en el Manifiesto de Madrid —cuyo objetivo no es otro que "dejar claro a la sociedad que la vida tiene un comienzo", según Nicolás Jouve, catedrático de la Universidad de Genética y uno de los firmantes— se asegura que "existe sobrada evidencia científica de que la vida empieza en el momento de la fecundación" y que "el cigoto es la primera realidad corporal del ser humano".
En 1980, cinco años antes de que se aprobase la actual ley, seis mil mujeres firmaban un manifiesto para "defender la vida del feto desde el momento mismo de su concepción". Tres años después, en 1983, el Colegio de Médicos de Burgos firmaba otro texto antiabortista en el que se aseguraba que "la vida humana comienza en el momento de la concepción pudiendo observarse por ecografía el latido del corazón fetal a los 20 días aproximadamente del primer retraso de la menstruación originado por el embarazo".
El Ejecutivo prepara un proyecto de ley para que el aborto sea libre durante un período que debe determinarse. Se trataría de pasar de los actuales supuestos a una de plazos como en la mayoría de los países europeos. Su objetivo es "dar más seguridad" y "garantías" a las mujeres y a los médicos que realicen abortos, explicó recientemente la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega.
En contra de esto, Nicolás Jouve decía hoy que no se puede hablar en términos temporales: "Es un debate que hay que traer porque se piensa que la vida tiene plazos". Una idea que se oía en 1985. "¿Quién le ha concedido al Estado el derecho a decidir cuando uno es persona y cuando no lo es?", decía la Iglesia.
A esto, Mónica López Barahona, Directora General Académica del Centro de Estudios Biosanitarios, también firmante, añadía esta mañana que "el embrión multicelular en estado de cigoto es vida humana, por eso la ley de plazos no es aceptable. Uno no es más humano porque pese más o tenga más células".
También en 1983, el Obispo de Guadalajara Sigüenza, monseñor Pla García, venía diciendo algo similar al insistir en una pastoral en que "los ministros de nuestra nación van señalando fechas para dejar sin castigo el asesinato de miles de niños". Y añadía que con la despenalización del aborto, "el Gobierno está dispuesto a convertirse en el asesino oficial de miles de españoles".
Precisamente ayer la Conferencia Episcopal presentó una campaña en términos muy parecidos. Un cartel donde aparece un niño que gatea sonriente al lado de un lince; mientras el animal tiene sobreescrito el texto "Protegido", el bebé se pregunta: "¿Y yo? ¡Protege mi vida!" pretende denunciar que las leyes españolas demuestran más sensibilidad con los animales que con los humanos no nacidos. Y para extender bien el mensaje, se instalarán 1.300 vallas publicitarias (215 en Madrid y Barcelona). Además, durante las próximas semanas se distribuirán 30.000 carteles y ocho millones de folletos.
Santiago Barambio, de ACAI, opina que se trata de "publicidad engañosa" porque "nosotros (las asociaciones defensoras del aborto) estamos a favor de los derechos de las mujeres no estamos en contra de los niños".
En términos de derechos, pero con opinión totalmente contraria, hablaron hoy también los firmantes del Manifiesto de Madrid, inicialmente bautizado como 'Manifiesto de los 300'. Para Mónica López Barahona, "la finalización de la vida en cualquier fase de su desarrollo no puede erigirse en derecho de nadie". A lo que contesta Barambio: "La prohibición del aborto no lo hace desaparecer, lo único que hace es complicarlo, porque se haría fuera como pasaba antes con las españolas".
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