Con la cara cubierta con un archivador de color azul, Josef Fritzl —el 'monstruo de Amstetten'— ha comparecido hoy en la primera sesión del juicio contra él por secuestrar y violar a su propia hija durante 24 años.
El acusado, quien tuvo siete hijos con su hija en el sótano de su casa, permaneció de pie durante varios minutos en la sala e ignoró las insistentes preguntas de dos periodistas de la televisión pública austríaca ORF, autorizados por el tribunal a entrevistarle. El viernes, previsiblemente, el Tribunal Regional de Sankt Pölten, al oeste de Viena, emitirá su sentencia.
El 'carcelero de Amstetten', como también se le conoce, se enfrenta a una posible cadena perpetua por el asesinato de uno de sus hijos. Según su abogado, Fritzl se declarará culpable de los cargos de privación de libertad, coacción, violación e incesto, aunque rechazará las imputaciones de asesinato y esclavitud.
Cientos de reporteros y decenas de equipos de televisión se han congregado en la pequeña ciudad de Sankt Pölten, situada a 65 kilómetros de Viena, para cubrir el juicio más mediático de Austria en las últimas décadas. En las puertas esperaban también un grupo de actores que ha satirizado sobre el desmedido interés mostrado por este caso por los medios de comunicación.
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