SEVILLA.- Jose María Aznar no ha defraudado. En unos tiempos en los que quien más quien menos se quita sus ropas neoliberales para abrazar con cariño el intervencionismo estatal, el expresidente español ha sido fiel a su discurso impregnado de ideas comunes con las de su amigo 'neocon' George Bush. Anoche mismo el presidente de honor del PP compartía, en 'petit comité', mesa y mantel con el premio Nobel de Economía, Paul Krugman, caracterizado por ser el azote de las políticas neoliberales del anterior líder estadounidense. ¿Quién convenció a quién?
A juzgar por las palabras que hoy ha pronunciado Aznar ante un aforo de 200 personas en Sevilla, las ideas de Krugman (que defiende un mayor gasto estatal para estimular la economía) no le han llegado a convencer. En la misma línea trazada por Bush en sus años de mandato (no tanto en los últimos meses que abrumado por la gravedad de la crisis resultó ser el más keynesianista de todos), Aznar se ha mostrado muy a favor de las rebajas de impuestos, de la liberalización del comercio mundial, de la flexibilidad laboral y de la nula intervención del Estado en las empresas, llegando incluso a pedir más privatizaciones en las Comunidades Autónomas y los municipios.
El 'laissez faire' neoliberal se ha apoderado de Aznar. Al contrario que Felipe González hace dos días (que en su intento de hacernos entender que se necesitaba aumentar el gasto le dijo al presidente andaluz Manuel Chaves: "Manolo saca las grúas a la calle, sácalas porque hay que seguir construyendo"), el 'popular' ha pedido que el Ejecutivo se caracterice por la austeridad absoluta: nada de gasto estatal, nada de contratar a más funcionarios, nada de impuestos altos. Otro punto en el que han chocado los dos ex presidentes es el de las privatizaciones de empresas: González se mostró a favor de una nacionalización temporal de la banca mientras que el presidente de honor del PP cree que hay que privatizar aún más las empresas.
Además Aznar ha resultado ser el más optimista de los conferenciantes que han pasado estos días por Sevilla. Frente al pesimismo del premio Nobel, que habló ayer ante decenas de economistas, el ex presidente cree firmemente que de ésta saldremos, y que saldremos bien, pero para ello hay que tomar decenas de medidas a las que ha llamado Agencia Nacional de Reformas (ANR).
Hasta en esto le ha llevado hoy la contraria al presidente Jose Luís Rodríguez Zapatero, que no hace más de un mes hizo un llamamiento a un Acuerdo de Cooperacion Nacional (ACN) que difiere bastante de lo propuesto por Aznar. Según el ex presidente los esfuerzos gubernamentales deben ir dirigidos, además de lo explicado anteriormente, a "la racionalización y reestructuración del modelo autonómico" (no ha explicado en qué partes de la economía influye su modelo), a nuevas liberalizaciones en los mercados de servicios, a una profunda reforma laboral, a reformas para mejorar el sistema educativo y a reformar la regulación y supervisión de los mercados (¡aquí coinciden ambos!).
En toda su intervención el único ataque a la política norteamericana de la época Bush (a la Administración Obama la ha tachado varias veces de proteccionista) ha sido al decir que "Estados Unidos se equivocó gravemente en su política de vivienda". ¿Sería ese el tema de conversación entre Krugman y Aznar anoche?
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