Un Acuerdo de Cooperación Nacional que ningunea a Rajoy

El presidente del Gobierno ha subido a la tribuna esta tarde dispuesto a flagelarse un poquito, sólo un poquito, para reconocer que la crisis es un agujero mucho más negro de lo que esperaba. Que le duelen los parados. Comienzo periodístico: "Tres millones doscientas siete mil novecientas personas; ése es el número de parados de nuestro país". Sí, era el arranque de una buena crónica pero no ha habido ni una medida nueva. Sólo un "llamamiento a la cooperación nacional" a todas las fuerzas sociales: sindicatos y empresarios, CCAA, ayuntamientos y, por último, "a las fuerzas políticas".

Un 'Acuerdo de Cooperación Nacional', así lo ha bautizado Gaspar Llamazares. Un acuerdo que ayude al presidente a dormir mejor y que consiga que los cuatro millones de parados —y los que se quedarán sin coberturas sociales— no sean lo único que le retrasa el sueño, tal y como dijo en 'Tengo una pregunta para usted'.

Zapatero ha hecho la oferta de cooperación —no de pactos ni de consenso que recuerde a tiempos pasados— nombrando en último lugar a los grupos políticos representados en la cámara, pero sin singularizar al Partido Popular, y mucho menos a su líder, Mariano Rajoy. Era una forma de ningunear al gallego, que tiene la cabeza más en los espías y la corrupción que en la crisis y que se ha marcado un discurso escrito ayer. No ha tomado ni una nota de las propuestas de Zapatero para la cooperación nacional y ha rechazado entrar en "complicidad con una política que ha acreditado sus ruinosas competencias".

Desesperado, uno de los cronistas 'senior' del Parlamento, se lamentaba de que no se confisquen los folios con los discursos escritos y listos para repartir a la prensa, antes de saber lo que va a decir el presidente o el parlamentario de turno en palabra. "Es un diálogo de sordos, con la que está cayendo", se quejaba un ex senador y ahora diputado socialista al salir del hemiciclo mientras hablaba Rajoy.

Zapatero ha ofertado el ACN —apréndanselo ya, Acuerdo de Cooperación Nacional— para "aunar esfuerzos" ante la que ya es "la peor recesión de carácter global de la historia reciente". Ese acuerdo se basaría en cinco puntos: primero, el compromiso de mantener la protección ante el desempleo y las políticas sociales; segundo, máxima austeridad en el gasto corriente y máximo esfuerzo en la inversión pública; tercero, compromiso para mejorar la competitividad; cuarto, integrar y defender las nuevas reglas en el sistema financiero internacional y las obligaciones contraídas en la lucha contra el cambio climático; y quinto, impulsar y someterse a los acuerdos del diálogo social.

Rajoy, crispado y lleno de reproches, le ha despedido con un "cuando decida tomarse en serio la crisis, si algún día lo decide, llámenos".

Y una oleada de indignación, desánimo y tristeza se ha extendido por los pasillos, entre diputados —incluso los socialistas y algún popular— y asistentes (las tribunas estaban llenas) que se ha llevado tras de sí el aire rosa y perfumado que había dejado la visita de la presidenta Argentina Cristina Kichner. La presidenta retrasó el comienzo de la sesión media hora y su paseo e intervención han dado pie —hasta que ha empezado el debate mediocre— a múltiples cotilleos sobre el botox. Hasta el personal de seguridad ha entrado a los chistes. Un policía, desesperado por como hablaba y se alargaba Kichner, ha soltado la frase gloriosa de la tarde: "Parece que ya termina, porque veo andar las plumas". Pues no, las plumas no se referían a las que pudiera llevar la señora Kichner —que no llevaba— sino a los sombreros de los maceros, esos señores del protocolo parlamentario que, maza en mano, se disfrazan estoicamente cada vez que toca día de gala y ceden al paso a Bono (peinado a lo Tintín, con la raya cada vez más al lado) y a un ZP cada día más encorvado. No se sabe si le pesa la corbata o la crisis.

Posdata: sí que ha habido un dato nuevo —que no una medida— en los enunciados de Zapatero. Una buena noticia para las 28.000 empresas que ya tienen disponibles las devoluciones mensuales del IVA y que podrán recibirlas en marzo. Algo es algo.