Naciones Unidas.- El diálogo que discretamente lleva a cabo el Gobierno de Afganistán con los talibanes podría tener como precio el sacrificio del progreso logrado en el respeto a los derechos de la mujer, advirtieron hoy activistas y representantes de la ONU.
La ausencia de los intereses de las mujeres en los contactos que han tenido representantes del Gobierno de Kabul y de los insurgentes es un mal augurio para la población femenina del país, aseguraron un grupo de activistas afganas en un encuentro con la prensa en la sede en Nueva York del Fondo de Naciones Unidas para el Desarrollo de la Mujer (UNIFEM).
"Nuestra preocupación es que se comprometan nuestros derechos si no nos podemos sentar en la mesa de negociación", dijo Wazhma Frogh, directora en Afganistán de la organización Global Rights.
La activista puntualizó que la paz es una meta deseada por toda la población del país, tras tres décadas de conflictos, pero el precio no puede ser el progreso logrado en la lucha por la igualdad de géneros en la nueva Constitución.
Frogh lamentó que los asuntos que conciernen a las mujeres tampoco parezcan ser una parte fundamental de la revisión de la estrategia en Afganistán que realiza la nueva Administración de EE.UU.
"Los asuntos de la mujer deben formar parte de la guerra contra el terrorismo", consideró.
La responsable de UNIFEM en Kabul, Wenny Kusuma, señaló que el avance logrado por los derechos de las mujeres en la legislación afgana debe ser un "punto del que no hay regreso".
"Nos preocupa mucho la posibilidad de que las negociaciones con los talibanes sean a costa de las mujeres", afirmó.
Kusuma observó que un indicio negativo es el progresivo retroceso que se está dando en la aceptación pública de la violencia contra las mujeres, una materia en la que se había logrado avanzar desde la caída del régimen de los talibanes hace ocho años.
"Se vuelvan a dar cientos de casos de menores violadas y luego obligadas a casarse con sus agresores", apuntó la responsable de UNIFEM.
El Gobierno presidido por Hamid Karzai hasta ahora ha combatido estas prácticas, pero existe el temor de que se le debilite la voluntad política, comentó.
La fundadora de la organización pionera afgana Voces de la Mujer, Suraya Pakzad, recordó que la población femenina era considerada una "clase subhumana" por el Gobierno de los talibanes y cualquier activismo en esta materia debía llevarse a cabo en la clandestinidad.
Ocho años después se ha logrado un progreso considerable en el marco legal y en la percepción social de la mujer, aunque lo alcanzado es insuficiente, señaló.
Pakzad, que periódicamente recibe amenazas de muerte, indicó que en el refugio para mujeres que administra en Herat, al oeste del país, recibe a víctimas de maltratos y matrimonios forzados, en algunos casos niñas de tan solo nueve años.
Afganistán sigue siendo uno de los peores lugares del mundo para la mujer, según se desprende de las estadísticas de la ONU.
Un 87 por ciento son víctimas de alguna forma de maltrato, tienen el ingreso per cápita más bajo del planeta y una expectativa de vida de 44 años.
Un 57 por ciento de las mujeres afganas contrae matrimonio antes de los 16 años y el índice de mortalidad materna es el segundo del mundo.
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