Oviedo.- Los vecinos de la zona rural asturiana manifiestan tener una menor prevalencia de enfermedades crónicas que los de zonas urbanas, pese a contar con tasas más altas de población envejecida.
Así se desprende de la Encuesta de Salud realizada el pasado año por la Consejería de Salud, que concluye también que las personas con menos nivel de estudio y menor renta dicen padecer en mayor proporción enfermedades como ansiedad, depresión y otras alteraciones de la salud mental.
La encuesta ha sido realizada con la entrevista a casi 2.500 asturianos con el objetivo de conocer el estado de salud de la población asturiana y detectar posibles desigualdades por sexo, edad, hábitat, origen, discapacidad y clase social
La primera de estas fichas, hecha pública hoy por la Consejería, está dedicada al análisis de la morbilidad crónica declarada.
Según este estudio, es "curioso" que, pese al elevado envejecimiento de la población rural, con un 25 por ciento de la población mayor de 65 años, sus niveles de prevalencia de morbilidad crónica sean menores que los de las personas de los hábitat del centro y cuencas mineras.
La prevalencia de tensión arterial elevada es mayor en las cuencas (24% frente a un 19% en personas de hábitat rural), mientras que la depresión y la ansiedad son cinco y cuatro veces más frecuentes en personas que habitan en el centro que los de ámbitos rurales.
La presencia de varices en piernas es de un 16 por ciento en la zona central, frente a un 5 por ciento en zonas rurales, y las patologías osteomusculares, alergias y asma son también más frecuente en el centro.
Ninguna de las patologías estudiadas es más frecuente en personas que residen en el hábitat rural respecto a otros ámbitos de residencia.
En relación a la I Encuesta de Salud del año 2002, se aprecia en Asturias un incremento de la prevalencia para las patologías más frecuentes como son la tensión arterial, los problemas de artrosis, reumatismos y dolores de espalda, la estabilización de las relacionadas con el colesterol, la depresión y otras enfermedades del corazón, y una disminución de la diabetes mellitus.
En el conjunto de entrevistados en 2008, los resultados muestran que un 36,8 por ciento manifiesta no padecer enfermedades como tensión alta, artrosis/artritis/reuma, dolor crónico cervical, dolor crónico lumbar, varices en piernas, colesterol alto, depresión, ansiedad y otras enfermedades del corazón.
Según Salud, es "relevante" el hecho de que un 32 por ciento de las personas menores de 30 años asegure tener al menos alguna enfermedad, siendo la más frecuente en estos casos el asma (8,9%).
Por orden de frecuencia, las enfermedades más prevalentes son la tensión alta (21%), la artrosis (20%), dolores de espalda (17%), varices y colesterol alto (13%), depresión y ansiedad (12% y 10% respectivamente).
Las mujeres manifiestan una mayor proporción de patologías, excepto en aquellas enfermedades propias de los varones (próstata) y la bronquitis crónica, coincidente con una mayor prevalencia del hábito de fumar en la población masculina.
Por sexo, las mujeres presentan mayor tensión arterial elevada (54%) y varices en las piernas (33%) que los hombres (38% y 10%, respectivamente), mientras que ente éstos prevalece más la bronquistis crónica, el infarto de miocardio y problemas de tiroides.
Las diferencias son "abrumadoras" a favor de las mujeres en antecedentes de depresión (30% en mujeres mayores respecto a un 9% de hombres), ansiedad (20% frente a 4%) y anemia (10% frente a 2%).
Si se atiende al nivel de estudios, un 32% de personas con estudios primarios tiene tensión arterial elevada frente al 12% de universitarios, unas cifras parecidas a los problemas osteomusculares.
El infarto de miocardio y los problemas del corazón son cinco veces más frecuentes en personas con estudios básicos y el asma también es una patología con una frecuencia ligeramente superior en personas con estudios básicos.
Las diferencias son considerables también en relación a los problemas mentales ya que hay un 18% de personas con depresión con estudios primarios frente al 6% en universitarios.
Atendiendo a la clase social, hay "importante diferencias" entre los de nivel socioeconómico más elevado, que padecen más alergias crónicas y asma, y el más bajo, en el que hay una incidencia mayor de enfermedades de corazón, varices y artrosis, así como de enfermedades mentales.
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